Capítulo 35

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Aprendemos a amar no cuando encontramos a la persona perfecta, sino cuando llegamos a ver de manera perfecta a una persona imperfecta.

Mía se despertó temprano, mucho antes que Chace, preparó el desayuno y se alistó para ir a comprar su vestido. Cuando Chace despertó ella le dio un beso y salió del departamento, eran casi las doce y Elliot en poco llegaría, bajó por el ascensor y esperó en la puerta a que Elliot llegase, solo esperó unos minutos porque él llegó puntual, como siempre.

Entró al auto de Elliot, el cual había comprado hace un año con lo que ahorró, era lindo, espacioso y cómodo, forrado por dentro de cuero negro, totalmente impresionante. Elliot condujo al pueblo que Mía le había indicado, no quedaba muy lejos, apenas era una hora de viaje, momento que lo pasaron conversando y riendo por las tonterías que cada uno decía o que recordaba.

-Seguro que es por aquí - preguntó Elliot. Ya estaban en el pueblo, pero encontrar la boutique era todo un lío, llevaban dando vueltas por más de quince minutos y cada vez se perdían más.

-Ya no estoy segura de nada.

-¡Mía!

-Lo siento, creo que nos perdimos

-¡Por qué nos pasa esto a nosotros! - ella se encogió de hombros.

-Mala suerte.

-Mejor preguntemos.

Después de una hora de estar caminando y preguntando, llegaron a la boutique y Mía entró a probarse varios vestidos mientras Elliot se quedaba sentado esperando a que ella saliera y así ayudarle con la decisión del vestido.

-¿Éste? - preguntó Mía. Llevaba puesto un vestido blanco ceñido hasta la cintura y de ahí con varias capas de tul.

-Da una vuelta - obediente se dio la vuelta -Muy pomposo - ella asintió y se fue a probar otro. Éste era de encajes y mangas largas - Muy horrible - se dio la vuelta y entró a probador. Esta vez salió con uno que tenía una larga cola - Muy largo - así estuvieron media hora más.

-Espero que éste si te guste - gritó desde el probador.

-Sorpréndeme

-¿Te gusta? -dijo saliendo con un vestido blanco hermoso, ceñido hasta su cintura, y suelto desde allí, nada pomposo.

-Está precioso, es perfecto para ti.

-¿Seguro? Porque puedo probarme otros.

-No, ese es perfecto - dijo y se puso frente a ella -. Será todo un honor entregarte al altar - besó su frente.

-Te quiero Elliot - dijo y lo abrazó

-Y yo a ti, eres mi hermanita.

-Y tú mi hermanito -él la abrazó más fuerte.

-Vamos o me vas a hacer llorar -dijo soltándola poco a poco y dejando un beso en su frente. No era broma, ver a esa niña triste e insegura convertida en toda una mujer frente a él, le traía un mar de recuerdos, lindos, divertidos.

-Ya somos dos -se acercaron a la chica encargada de la boutique y pagaron el vestido.

Salieron de la boutique con el vestido y se dirigieron al auto.

-Vamos a la feria -dijo Mía entrando al auto.

-¿Qué feria?

-Aquí hay una feria y todos hablan de ella. Vamos -pidió.

-Pero debemos regresar.

-Todavía queda tiempo -dijo haciendo un puchero- Vamos Elliot.

Suspiró - Está bien -. Jamás le negaría nada a ella, a su hermanita, a la hermosa chica de ojos brillantes.

Up falling in loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora