Capítulo 27

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Mía se cubre con la frazada hasta los hombros, un escalofrío le recorre por todo el cuerpo, empieza a sudar frío. Se gira y trata de cubrirse más, pero es imposible, ya ha usado toda la frazada y aún así tiene frío. Abre los ojos y se encuentra con su hermano durmiendo plácidamente a su lado, no quiere despertarlo, pero su cuerpo empieza a temblar. Estira un brazo y lo toca en el hombro, Marc parpadea un par de veces y abre los ojos.

-Mía -su voz es ronca y bosteza-. ¿Qué pasa? -se acerca a ella y le toca la frente-. Estás ardiendo.

-Marc...

Él ya no la escucha. Se levanta de la cama y se coloca sus zapatos. Sale de la habitación y golpea las puertas de Emma y Elliot, ambos salen tallándose los ojos y algo confundidos.

-Marc, ¿qué pasa? -pregunta Elliot.

-Mía está ardiendo en fiebre.

Elliot corre a la habitación de Mía y entra, la encuentra en la cama, arropada y frotándose los brazos.

-Emma -grita y segundos después Marc y Emma entran a la habitación. -Llama a Chace.

Emma corre hacia su habitación y toma su celular, marca el número de Chace, contesta al tercer tono.

-¿Emma?

-Chace, Mía tiene mucha fiebre.

-¿Qué?

-Mía tiene fiebre, ven por favor.

-¿Está bien? Ya voy, ya voy para allá.

Chace se levanta de su cama casi de un salto, se pone un jean y se calza sus vans. Va al baño y se lava la cara. Sale de la habitación y baja corriendo las escaleras, cuando ya se encuentra en el último escalón, se detiene de golpe y se golpea la frente con la palma de su mano.

-Mierda -susurró- las llaves.

Regresa a su habitación, toma su celular, también olvidado, y las llaves de la casa y del auto.

Corre de nuevo escaleras abajo y sale de la casa, trata de no preocuparse, pero le es imposible.

Es un simple resfriado

Se repite una y otra vez en su mente. Aprieta el volante con fuerza y acelera. Las calles están totalmente desoladas, solo se ven uno que otro vagabundo durmiendo en los bancos de los parques. Acelera más y gira en la siguiente esquina. Su celular empieza a sonar, es Emma.

-Chace, ya estamos en el hospital.

-Joder. ¿Cómo está?

-No sé, aún no nos dicen nada.

-Ya voy para allá.

-Chace...

Emma dice algo, pero Chace ya no la escucha. El pito de un auto lo desconcentra, mira hacia adelante, un auto viene por su mismo carril a gran velocidad. Trata de frenar, pero se da cuenta de que sus frenos no sirven.

-Mierda.

Los autos se impactan. Chace se golpea contra el volante y queda inconsciente al instante.

-

Mía se despierta confundida, mira hacia a un lado y se encuentra con Elliot, está sentado a lado de ella y sostiene su mano.

-Elliot...

-Bueno días preciosa.

-¿Qué hago aquí?

-Tenías mucha fiebre y te trajimos aquí.

-Ok. ¿No tengo nada?

-No, es un simple resfriado.

-Que bueno.

Se abre la puerta de la habitación y entra Emma. Tiene los ojos rojos.

-Mía -al verla se pone nerviosa.

-¿Pasa algo?

-Eh... no -baja la mirada y juega con sus dedos-. No pasa nada.

-Emma, dime.

-¡Que no ocurre nada, Mía!

-¡Sé que ocurre algo!

-¡Que no!

-Dícelo -sentencia Elliot-. No se lo debes ocultar, es su novio.

-¿Le pasó algo a Chace? ¿Es por eso que estabas llorando? ¡Dime de una vez que ocurre!

-¡Chace tuvo un accidente!

-¿Qué? -la voz de Mía sale en un susurro. Sus ojos empiezan a llenarse de lágrimas- Quiero verlo.

-Aún no puedes verlo Mía, no ha despertado y los doctores no permiten que nadie entre. Además estás enferma y necesitas reposar.

-Primero, yo no soy nadie, soy su novia. Segundo, lo que digan los doctores en este momento me importa una mierda. Tercero, solo tengo una simple gripe, no me estoy muriendo. Quiero verlo, necesito verlo.

-Pero Mía...

-Nada de lo que me digas me hará cambiar de opinión. Quiero verlo.

-Hablaré con el doctor -suspira y se pasa los dedos por el cabello-. Pero no te aseguro nada.

-Gracias.

Emma sale, pero en su lugar entran Matt y Marc.

-¿Cómo estás hermanita? -pregunta Marc y besa su mejilla.

-Yo estoy bien, pero Chace tuvo un accidente.

-Ya nos lo ha dicho Emma -interviene Matt-. Va a estar bien Mía.

-Quiero verlo -pide con ojos suplicantes.

-No sé, no creo que los doctores te dejen verlo linda -le acaricia la mejilla y luego besa su frente-. Pero tranquila, va a estar bien. Hierba mala nunca muere.

-¡Matt! -grita, pero también sonríe.

-Por lo menos te he hecho sonreír.

-Bobo.

-Voy a comprar café, ¿alguno quiere?

Ambos niegan y Elliot sale de la habitación.

-¿Han estado toda la noche aquí? -se quita unos mechones de la cara y se los coloca detrás de la oreja.

-Sí linda.

-¿Qué le pasó a Chace?

-Venía hacia acá, al parecer los frenos fallaron y se chocó contra otro auto -Marc responde y se sienta a su lado.

-Todo es mi culpa.

-No digas eso -Marc le sostiene la mano-. Tú no tienes la culpa. Nadie sabía que los frenos iban a fallar.

-Marc tiene razón, no te culpes por esto Mía. Son cosas que pasan.

-No es una cortada con papel, o una caída en el parque, Matt, no son cosas que pasan.

-En realidad sí, en el mundo hay muchos accidentes de tránsito.

-Sabes que no me refiero a eso. ¿No crees que es raro que estén dañados sus frenos? El siempre tiene mucho cuidado con ese tipo de cosas, además, hace menos de una semana que llevó el auto al taller.

-No sé, la policia se encangará de eso. Si fue provocado encontraran al culpable.

-Eso espero.







Up falling in loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora