Elliot buscaba a Mía y a Emma por todo el orfanato, cuando las encontró se veía muy preocupado.
—¿Qué pasa Elliot? —Preguntó Emma.
—El director acaba de decirme que como acabo de cumplir la mayoría de edad debo irme del orfanato.
—¡¿Qué?! —Dijeron Emma y Mía al unísono.
—No te puedes ir, a nosotras aun nos faltan dos años para poder irnos —dijo Emma casi llorando.
—Lo sé, pero el director me dio dos semanas para conseguir algún departamento e irme.
—Pero como piensa que conseguirás un departamento si no tienes dinero.
Mía estaba aún muy sorprendida no emitía ni una sola palabra, solo lágrimas que amenazaban con salir al darse cuenta que su mejor amigo se iría.
—Nos iremos contigo —soltó de repente, los dos la miraron, sabiendo que lo que decía era casi imposible ya que nadie podía salir de ahí a menos de que sea adoptado o cumpla 18 años.
—¿Cómo quieres que hagamos eso? Sabes que nadie puede... —Mía cortó la frase de Emma.
—Salir, lo sé pero podemos intentarlo, a menos que quieras que nos separen —dijo mirando a Elliot.
—Claro que no, pero será muy difícil que ustedes dos salgan.
—Mira en tres días vienen a recoger la ropa para llevarla a la lavandería, tú te vas un día antes para que no sospechen, mientras nosotras esperamos el camión que lleva la ropa llegue y nos escabullimos en él.
Todo el día esperaron ansiosas el momento en que llegara el camión de la lavandería, mientras que Elliot ya se había ido el día anterior para poder conseguir un departamento, pero iba a regresar a la hora que llega el camión para poder ayudarlas a escapar y llevarlas al departamento que quedaba en un pequeño pueblo alejado del orfanato ya que no querían verlo nunca más, ni que los encontraran. Desde hoy, los tres comenzarían sus nuevas vidas.
Ya se encontraba afuera del orfanato esperando a que salga el camión mientras que Mía y Emma se escabullían dentro de él.
Él ya se estaba preocupando porque no salían, pensó que las habían descubierto hasta que vio salir el camión y de el saltar a sus dos mejores amigas.
—Pensé que las habían encontrado.
—Pues no, pero casi —dijo Mía mirando a Emma.
—Lo siento, pero tú sabes de mi fobia a las arañas y no lo pude evitar —se defendió Emma ante las miradas de sus amigos.
—¿Qué hiciste Emma? —Preguntó Elliot curioso.
—Pues...había una araña muy grande en la puerta del camión y no pude evitar lanzar un pequeño grito.
—¿Pequeño? Emma estabas gritando como si te estuvieran matando y corriendo como loca.
—Eso es mentira —dijo haciendo un puchero, eso siempre funcionaba para que le creyeran o dejaran de hablar del tema.
—Bueno eso ya pasó, lo que importa es que ya están aquí y podemos comenzar nuestras nuevas vidas lejos de aquí.
—Tienes razón ya salimos de aquí y jamás volveremos —dijo Emma con una gran sonrisa—, lo único bueno que me trajo venir a este lugar fue conocerlos.
—Las quiero mucho —dijo Elliot abrazándolas a ambas
—Nosotras también Elliot —dijeron al mismo tiempo.
Poco a poco se fueron alejando de aquel lugar que por años les impidió ser libres y aunque también fue su hogar estaban seguros de no querer regresar.
Llegaron al terminal de autobuses que los llevaría al lugar que se convertiría en su hogar.
Subieron al autobús que se dirigía a Cape Charles, una pequeña localidad en del Condado de Northampton, Virginia, Estados Unidos. Era un lugar pequeño con no más de 1.134 habitantes, muy acogedor y por ser pequeño todos conocían a todos.
Después de dos horas llegaron al pequeño departamento que había conseguido Elliot, consistía en dos cuartos el más grande lo compartirían Mía y Emma, y Elliot se quedaría con el más pequeño ya que no lo compartiría con nadie, un baño, la cocina y una pequeña sala de estar.
—Elliot como conseguiste este departamento —dijo Mía, ya que según ella, él no tenía dinero.
—Pues use los ahorros de toda mi vida, claro que no me alcanzó para algo mejor, pero es mientras consigo trabajo y algo más de dinero.
—Todos vamos a conseguir trabajo —dijo Emma.
—Pero ustedes deben estudiar, aun no acaban el colegio y es importante que estudien.
—Y lo haremos, pero eso no significa que dejemos que tú solo te hagas cargo de los gastos, Emma y yo podemos conseguir un trabajo de medio tiempo después del colegio.
—Está bien, ni como contradecirlas, pero si se descuidan dejan de trabajar.
—Ok, pero ya deja de comportarte como que fueras nuestro papá.
—De acuerdo, es que solo quiero que estén bien.
—Y lo estaremos, no te preocupes.
Ya llevaban cinco días y después de arreglar y remodelar un poco el departamento fueron al colegio del pueblo a inscribirse, aunque el año escolar ya haya empezado, como no tenían papeles contrataron a alguien para que los haga.
ESTÁS LEYENDO
Up falling in love
Ficțiune adolescențiLa vida de Mía, nunca fue fácil, a los seis años es abandonada por su padre en un orfanato y lo único bueno que le a traído ese lugar, fue conocer a sus dos mejores amigos: Emma y Elliot. Y parece que nuevamente, la vida se empeña en jugarle malas...