Edward Cullen

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Luego de pasar la mañana con Charlie, mire la hora y tenía que ir a buscar a bella, ya que hoy no había ido en auto, así que tomaríamos el autobús.

Al llegar a la escuela vi el auto de los hijos adoptivos de los Cullen, pero todos no estaban en el auto, solo uno. Comencé a mirar mi teléfono para avisar a bella que estaba en el estacionamiento; tan perdida que estaba en mis pensamientos siento un viento frio a mi lado.

-Hola- dijo una voz tranquila y musical.

Levante la vista, sorprendida de que me hablara. Llevaba el pelo húmedo y despeinado, pero, aun así, le quedaba bien. El deslumbrante rostro era amable y franco. Una leve sonrisa curvaba en sus labios perfectos, pero los ojos aun mostraban recelo.

-Me llamo Edward Cullen- continuo-. No tuve la oportunidad de presentarme la vez pasada contigo, lo siento. ¿Tú eres?

-Me llamo Sabrina Swan –dije sin más a lo que el volvió a sonreír-

-Eres la hija del comisario Swan, ahora sé quién eres. - dijo muy obvio-

-Eres listo – dije con sarcasmo, a lo que el rio.

Llevaba puesto un sweater gris con una chaqueta de color negro y unos jeans del mismo color de la chaqueta.

-A mis hermanos les ha impresionado ver a otro de nosotros en forks, ¿Cuando llegaste? -pregunto confuso.

-En realidad, toda mi vida viví aquí en forks, junto con mi padre.

Edward quedo algo atónito por mi respuesta, supongo que le impresiono que un vampiro viva con dos humanos, siendo neófito.

Comencé a caminar a la entrada de la escuela para ir por bella a lo que el comenzó a caminar detrás mío y sin problema abrió la puerta para que pudiera pasar.

-Las damas primero – dijo dejándome pasar primero, a lo que sonreí ante su caballerosidad.

Le vi embozar una sonrisa burlona.

Comencé a caminar por los pasillos con él a mi lado, a lo que de vez en cuando sentía su mirada en mi cuello.

- ¿Porque decidiste vivir en forks?- pregunto para no hacer más incómodo el momento.

Suspire

Nadie nunca me había preguntado algo así de forma muy directa.

-Es una historia algo larga, y algo complicado de entender.

-Creo que podre seguirte –Me insto.

Hice una pequeña pausa y contemplé los ojos oscuros de él, para luego contestar rápidamente.

-Mi madre se volvió a casar, obviamente no me desagrada, pero... -dije haciendo una pausa.

-Cuando ha sucedido eso? -Se mostraba simpático.

-Si mal no recuerdo, el mes pasado de Septiembre – Mi voz se entre corto un poco, tenía un nudo en la garganta y supongo que él se dio cuenta.

- ¿No te gusta el para tu madre? - pregunto atento.

-No es eso, él es un buen hombre y trata muy bien a mi madre. Aunque es demasiado joven, pero amable.

- ¿Y porque no te has quedado con ellos y tu hermana? -pregunto

No sé porque le interesaba tanto saber, pero me miraba con ojos penetrantes, como si mi historia patética fuera de importancia para él.

-Phil viaja mucho. Es jugador de beisbol profesional –Dije con una pequeña sonrisa. -Pero como mi padre había quedado solo en forks, decidí que quería vivir aquí, aunque en ese tiempo era humana. -Dije casi en un susurro.

-No lo entiendo – confeso, y pareció frustrado.

Realmente no entendía por qué le andaba contando mis problemas familiares a un completo desconocido.

- Decidí por mí misma que quería vivir con mi padre, hasta que bueno, pasaron los años y decidí hacer un viaje por mis quince años, mi padre me pago los boletos para ir a Italia. -Hice una pausa corta para luego seguir hablando. -Fue el error más grande que cometí.

El entendió rápidamente a lo que me refería y cambio de tema otra vez.

- ¿Nadie te lo ha dicho? - dijo con el ceño fruncido.

- ¿Qué cosa? - pregunte.

-La vida no es justa. -dijo con algo de resentimiento.

Puede que tenga razón, pero que le vamos a hacer.

- ¿Apostaría a que sufres más de lo normal, o me equivoco?

Trate de ignorarlo lo más que podía, pero era difícil.

Los hermanos de Edward nos vieron y comenzaron a acercarse a nosotros. Edward aún seguía con su mirada en mí, tratando de tener una respuesta de mi parte, y obviamente se lo daría. Los demás Cullen se pararon a nuestro lado, mientras Edward y yo no dejábamos de mirarnos.

-Sabes lo difícil que es ser neófito Edward, y contenerse a no matar a toda tu familia y amigos humanos. Tu perfectamente lo sabes –dije con enojo.

-Claro que lo sé – Musito en voz baja, hasta me pregunte si me lo dijo a mi o hablo consigo mismo.

Mi garganta comenzó a arder, no sabía si era por lo enojada que estaba o por el hambre que tenía. Pero una voz me saco de mis pensamientos.

-Creo que se está enojando Edward. -dijo el fortachón que estaba al lado de rosalie.

- ¿Te molesto? -pregunto divertido.
Realmente sí, me molestaba y mucho.

-No. -fue lo único que salió de mis labios.

La rubia hizo para atrás a Edward .

-Tus ojos dicen lo contrario –dijo Rosalie.

Sentí que mi garganta dejo de arder y mis ojos volvieron a la normalidad.

-Estoy más molesta conmigo misma, es fácil saber lo que pienso. -dije ya calmada.

-En realidad me cuesta leer tu mente.

Rei

-De seguro eres muy bueno en eso.

-Por lo general sí, es difícil mantener nuestros pensamientos en privado. -Dijo el fortachón. -Por cierto, soy Emmett – dijo con una sonrisa contagiosa.

Asentí –Sabrina- dije tendiendo mi mano en modo de saludo.

La rubia sonrió –Rosalie- dijo sin más, sin dejar de sonreír. -Ya sabemos cómo te llamas, alguien no deja de hablar de ti. -dijo para luego mirar a Edward con una sonrisa.

Mire a Edward con una sonrisa Burlona y volví mi vista a sus hermanos.

-Me gustaría seguir hablando, pero tengo una hermana la cual tengo que retirar. Alguien no ha dejado de seguirme desde que llegué –dije en modo broma.

-Se lo que se siente, la próxima ignóralo y nosotros nos encargamos del resto. -dijo Emmett en broma.

-Me parece una buena idea –mi mirada fue al pasillo, la cual vi salir a bella con sus amigos. -Un gusto en conocerlos.

Dejé a los Cullen y comencé a caminar donde estaba bella con sus cuatro amigos. Ellos me saludaron amablemente y comenzamos a caminar.

-Veo que los Cullen estuvieron muy amables contigo. - dijo bella.

-Si supongo.

- ¿Que quería? - pregunto Mike curioso.

-No es de tu incumbencia Mike –dijo el otro amigo de bella, cuyo nombre no me acuerdo.

Salimos de la escuela con bella y tomamos el primer autobús que paso y nos dirigimos a la casa, sin hablar nada de otro mundo.  

•Disaster•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora