¿Seattle?

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A la mañana siguiente, salí de mi casa como normalmente lo hacia, pero esta vez no llevaría a bella al instituto, mas bien quería probar mi nueva motocicleta; Charlie ayer a la noche llego con una motocicleta negra, algo gastada la pintura, pero lo demás andaba de lujo. Deje mi motocicleta algo alejada de la patrulla y de la camioneta de bella, no quería cortarles el paso.

Mientras bajaba las escaleras de la entrada de mi casa, iba jugando con mis llaves, a lo que estas cayeron en un pequeño charco de agua, maldecí por mis adentro para luego agacharme a recogerlas, pero unas manos pálidas las tomo antes que yo. Levante mi cabeza para poder agradecerle a dicha persona, Edward Cullen estaba a mi lado, mirándome con una sonrisa.

-Cullen, ¿Qué haces en mi casa? -Pregunte asombrada.

-Mi padre trabaja con el tuyo, ¿lo sabias? El hospital de forks esta ayudando con un caso.

Me tendió las llaves mientras hablaba y las dejo caer en la palma de mi mano cuando las fui a recoger.

-Me refería, a que siempre te apareces así como si nada.

-Sabrina, no es mi culpa que seas tan despistada.

Hablaba con calma, con voz pausada. Fruncí el ceño ante aquel rostro perfecto. Hoy sus ojos volvían a relucir ese tono profundo y dorado como la miel.

-¿A que vino esa disculpa ayer?

-Me vi obligado –se rio con disimulo –Tenia que disculparme.

-Entiendo... -dije lentamente

No se me ocurría que mas contestarle. Solo quería seguir escuchando su voz.

-Perdón si finjo que no existes –continuo.

- ¿Acaso quieres matarme a rabietas, dado que anteriormente no pudieron hacerlo?

Dejo de sonreír para luego fruncir sus labios.

-Eres patética Sabrina. -dijo con frialdad.

Estaba sorprendida y a la vez Tenia ganas de golpearlo. Por lo general, no era una persona violenta. Me di la vuelta y comencé a caminar hacia la motocicleta para luego subirme en ella.

-Espera –grito. Comencé a poner las llaves para encender dicha motocicleta. Edward se acerco, poniéndose delante, cortándome el paso.

-Lo siento. He sido descortés –dijo mientras me miraba arrepentido, a lo que suspire. -No estoy diciendo que no sea cierto –Prosiguió –Pero, de todos modos, no ha sido de buena educación.

- ¿Por qué no me dejas en paz Cullen? -dije enojada

-Quería pedirte algo, pero me desviaste del tema –Volvió a reír entre dientes. Parecía haber recuperado el buen humor, o era bipolar.

- ¿Tienes un trastorno de bipolaridad? -dije ya cansada

-Y lo vuelves a hacer.

Rodee los ojos.

-Okey, entonces ¿Qué necesitas?

-Me preguntaba si el sábado de la próxima semana, ya sabes, el día del baile de primavera, no se si tu hermana bella te lo comento, pero...

- ¿Intentas a que te consiga una cita con mi hermana? -Lo interrumpí, mientras lo miraba a los ojos con una ceja alzada.

-Por favor, ¿Vas a dejarme terminar?

Me incorpore y le hice un gesto para que siga hablando.

-Te he escuchado hablar con bella y mencionaste que ibas a ir a Seattle ese día y me preguntaba si querrías dar un paseo.

Realmente su propuesta me impresiono y hasta el se puso nervioso.

-¿Espera, que? -Quería que lo volviera a repetir, no sabia si estaba soñando o lo había imaginado.

-¿Quieres dar un paseo hasta Seattle?

-¿Contigo?

-Conmigo, si. -Articulo cada silaba como si se estuviera dirigiendo a un discapacitado.

Aun no podía creerlo.

-¿Y por que dé repente me pides ir a Seattle contigo?

-Planeaba ir a Seattle en las próximas semanas y, para ser honesto, no estoy seguro de que tu motocicleta lo pueda conseguir.

-Mi motocicleta va perfectamente, muchísimas gracias por tu preocupación.

Encendí la motocicleta para luego avanzar un poco pero Edward volvió a ponerse en medio.

-O te corres o te paso con mi bella motocicleta por encima.

-¿No piensas que si vas sola harás mucho gasto de gasolina?

-No veo que sea de tu incumbencia.

Idiota.

-El despilfarro de recursos limitados es asunto de todos.

-De verdad, Edward, no te entiendo. Creí que no querías que nos vieran juntos.

-Dije que seria mejor que no nos vieran juntos, no que no quería ser tu amigo.

-Vaya, gracias, me aclaraste mis dudas –dije con un sarcasmo feroz

Me di cuenta que el estaba muy cerca de mi rostro. Ahora estábamos charlando como los buenos amigos que somos, patético.

-Seria mas... Prudente para ti que no estuvieras cerca mío –Explico –Pero me he cansado de alejarme de ti, Sabrina.

Okey me había olvidado como se respiraba.

-Me acompañaras a Seattle? -Pregunto una vez mas.

Simplemente asentí, y el sonrió levemente para luego volver con su semblante serio.

-Deberías alejarte de mi, piensa. -me advirtió –Te veré luego.

Se dio la vuelta de forma brusca, dejándome el camino libre.

¿Quién podía entender a Edward Cullen?  

¿Quién podía entender a Edward Cullen?  

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