Retos del embarazo y como ser un buen padre.

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*Cuando a Steven le da miedo su mujer y 

casi duerme en el sofá por querer ayudarla*


Negrita cuando Marc habla.

Cursiva cuando Jake habla.


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Steven se encontraba en el Salón viendo una nueva serie muy interesante cuando escucho golpes en la cocina donde su mujer, Susan, estaba preparando la cena.

Al principio no le dio importancia, normalmente solía ser muy escandalosa cuando se trataba de hacer la comida, a veces le insistía en que lo dejara a él hacer y que ella descansara o se tomara un ratito para sí misma.

Pero desde que Marc hizo un extraño estofado que los dejó en la cama durante días, le juro que no le volvería a dejar tocar su cocina.

-¡Maldita sea, pienso tirarte por la ventana!-. Ante esas palabras Steven se extraño ya que si mal no recordaba ella se encontraba sola en la cocina así que decidió ir a ver lo que estaba sucediendo.

Su mujer normalmente hablaba mal a diario pero le pico la curiosidad al ver que es lo que le estaba pasando.

-Te va a echar de allí Steven, no le gusta que entres en su cocina. Es terreno peligroso-. Le advirtió Marc.

-Correré ese riesgo-. Dijo mientras se acercaba lentamente y respiraba profundo, ya podía notar como la boca se le secaba, su mujer daba mucho miedo cuando se enfadaba.

-Si te tira una cebolla a la cabeza como la ultima vez, a mi no vengas luego llorando-.

Graciosa fue la reacción de ambos al ver a su mujer, en medio de la cocina peleándose con un tarro de pepinillos. Estaba medio doblada, con el tarro entre las piernas y con ambas manos intentaba quitarle la tapadera.

Sin éxito alguno.

-Quien fuera el tarro para estar entre sus muslos-. Dijo Jake de buenas a primeras.

Ambos ignoraron lo que dijeron, ya que estaban acostumbrados a sus comentarios pervertidos de vez en cuando.

-Cariño e... ¿Te-te ayudo?-. Preguntó Steven con miedo.

-¿Porque tartamudeas idiota? Es tu mujer, no la maldita Ammit, sabes que huele el miedo. Yo que tu tendría cuidado con lo que dices. No quiero dormir en el sofá hoy.-.

-No me estas ayudando en nada Marc, me estas agobiando-. Susurró para que su mujer no la escuchara.

Susan suspiro profundamente y tras coger aire volvió a intentar abrirlo, sin éxito alguno, se estaba poniendo colorada tras la fuerza que estaba ejerciendo en aquel bote. Le dolían ya hasta las manos, pero no se daba por rendido, abriría ese bote como fuera.

-¡Pienso abrir este bote, sea como sea! -. Decía entre quejidos.

-P-pero cariño, te vas a hacer daño-.

-Mira Steven Grant, no toques mi maldito tarro de pepinillos. Soy una ex-vengadora, he luchado contra un Dios, contra un ejército de chitauris, me convertí en polvo y volví a resucitar para enfrentarme a un ejército de un genocida con aires de Gandhi que lo que quería era el bien para el mundo. Si he podido contra todo eso y estoy viva para contarlo, un maldito tarro de putos pepinos no va a poder conmigo-. Fue tal la fuerza que ejercicio que al final acabo abriéndolo, mirando a Steven con una sonrisa.

-¿Qué te dije? Nada puede conmigo-. Se dio la vuelta y siguió haciendo la comida como si nada.

Este solo se quedó ahí, de pie, hecho una estatua mirando a su mujer.

Siempre presumía de lo hermosa y maravillosa que era, la amaba más que a nada en este mundo, pero a veces, le hacía cagarse por las patas abajo cuando se enfadaba.

-Nuestra mujer me da miedo, un día de estos creo que nos va a convertir en comida para los cerdos Steven. Tenemos que tener cuidado con lo que hacemos y decimos-. Dijo Marc mirando a Susan con miedo.

-Creo que me he puesto cachondo-. Dijo Jake.

Lo que ellos no sabían que los repentinos cambios de humor de su mujer, no venían de la nada, era consecuencias de un pequeño ser que se estaba formando en su interior y que pondría el mundo de todos patas arriba.

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*Cuando Steven y compañía se enfrentan

 al duro mundo de la paternidad*


-¡Vamos Steven por Dios el amor de Dios, que es sólo un bebé. Cállala de una vez, me va a estallar la cabeza!- Se quejaba Marc mientras se tapaba los oídos viendo como su hija no paraba de llorar.

-Eso intento, pero no sé qué es lo que le pasa. La he cambiado, le he dado de comer incluso le he puestos esos dibujos tan feos que normalmente le gusta-. Decía Steven mientras tenía en brazo a la pequeña Claire, un bebé de tan sólo 10 meses, tan llena de vida como sus padres y con un carácter fuerte.

-Menudos padres estáis hechos, no sabéis ni que es lo que quiere vuestra propia hija-. Dijo una vocecita al fondo.

-Tu cállate Jake, solo apareces para poner quejas. Nunca nos ayudas-. Relató Marc, mandándolo a callar.

-Lo siento, yo mato gente. No cuido bebes-.

-Te recuerdo que prácticamente también es tuyo, así que apechuga listillo-.

-Negativo, aborto misión. Apañárosla como podáis, esta misión es vuestra soldados-. Dijo para dejar de hablar y desaparecer dejando a Marc y Steven solos con la niña que no paraba de llorar y patalear.

-Venga pequeña, basta, no pasa nada. Papa está aquí, estará aquí para protegerte siempre. Dame un abracito venga, ¿y si te canto el gallo Bartolito eh? Venga, "Bartolito era un gallo que -. Le susurraba Steven mientras se la acercaba al pecho y la intentaba tranquilizarse.

-No por dios, Bartolito otra vez no, otra cosa menos el bichejo ese. La he escuchado ya un millón de veces-. Lloriqueaba el alter.

Parece que hizo efecto ya que la niña al escuchar aquella conocida canción empezó tranquilizarse, Steven suspiro tranquilo al ver que estaba haciendo efecto en la pequeña hasta que el llanto empezó de nuevo.

-Y ahí va de nuevo, es que cantas fatal Steven, parecer un chacal atropellado así vas a conseguir que llore más, pero por el dolor de oídos que le vas a causar-. Susurro Jake.

-¡Oh por Dios! No de nuevo, llama a Susan, Steven. Ella sabrá que hacer, vamos a acabar malos de los nervios-.

-¡No! Le dije a Susan que podría con ella yo solo, que era capaz de cuidarla. Que podría salir tranquila con sus amigas, que lo tenía todo bajo control, no quiero que piense que somos unos inútiles-. Lloriqueaba.
-Lo somos, no sabemos cuidar a nuestra propia hija, asúmelo ya. Luchar contra Harrow fue más fácil que esto-. Dijo Marc.

Cuando Susan llego a la casa 3 horas más tarde, no sabía si llorar o reír, se encontró a Steven durmiendo en el sofá, con toda la ropa llena de comida del bebé. Todo a su alrededor estaba lleno de juguetes. En la cara de este se podía ver el agotamiento.

-Parece que nuestros maridos han tenido una de sus batallas más duras-. Dijo riendo mientras esquivaba todos los juguetes y se acercaba al sofá en busca de su pequeña.

Pero más gracioso fue ver a la pequeña Claire al lado de su padre, sentada y con toda la tranquilidad del mundo, viendo a Bartolito el gallo en la tele.

Ambas se miraron, y no pudieron evitar sonreír.

-Y parece que ha perdido, Claire 1, Steven 0-.

Moon Knigth One-Shot.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora