Moon Knigth One-Shot.

Traición (Part Final)

Paraste un taxi, te montaste en él y volteaste de nuevo la mirada hacia aquel edificio donde una vez empezaste una nueva vida, donde conociste a verdaderos amigos, donde reíste, lloraste y sobre todo, donde te enamoraste.

Le diste una dirección al taxista y te alejaste de allí, sin mirar atrás.

Empezarías una nueva vida lejos de allí, lejos de Londres, lejos de la gente, lejos de Steven, Marc y Jake...

Tu corazón necesitaba sanar y la soledad era tu mejor aliada.

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Varios meses habían pasado desde que descubriste toda la verdad acerca del asesinato de tus padres, desde que les dijiste a ellos que no querías volver a verlo nunca más y desde que saliste huyendo de su casa.

Te habías alquilado una pequeña casita alejada de todo el barullo de la ciudad, era como una especia de granja, al lado de un pequeño lago y de otras casas donde solo vivían ancianos huyendo igualmente de todo el ajetreo de la ciudad.

Te habías centrado en ti, en tu roto corazón, en intentar sanarlo y sobre todo te habías centrado en seguir entrenando tus poderes.

Te habías puesto en contacto con ciertas personas que te ayudaron en tu travesía de descubrir el resto de cosas que podías hacer.

En aquellos momentos te encontrabas tranquilamente en el porche de tu casa, estabas practicando en intentar mover la vieja camioneta de tu vecino cuando una extraña presencia se metió dentro del campo de fuerza que habías levantado alrededor de la casa.

-Hola bichito-. Al escuchar aquella voz todo tú ser se tenso, tu piel se puso de gallina y sin pensártelo 2 veces con tus poderes apuntaste con varios cuchillos al intruso.

-¿Qué haces aquí Konshu?-. Le dijiste con mirada amenazadora.

-Vaya, ¿esas son formar de saludar a un viejo amigo? Creí que te caía bien-. Dijo el imitando una falsa pena.

-Y me caes bien, pero no cuando interrumpes en mi casa de esta forma-. Dijiste a la vez que te relajabas y bajabas las armas.

-Debo decir que me ha costado bastante trabajo encontrarte, has hecho un buen trabajo con ese campo de fuerza, casi no podía entrar-.

-Esa era la cuestión, que la gente indeseada no pudiera entrar aquí-. Tomaste entre tus manos la caliente taza de café y lo miraste fijamente.

Sabias que si el dios había venido a buscarte era porque o una de dos, algo le había pasado a Steven o venia a pedirte un favor.

-Me partes el corazón, si lo tuviera claro-. Dijo llevando su mano al pecho.

-Bueno, vayamos al grano. ¿Qué es lo que quieres? Si has venido hasta aquí no ha sido solo para verme la cara ¿verdad?-.

-Tan perspicaz como siempre bichito. Vengo a pedirte ayuda-. Un dios pidiéndole ayuda a una mortal, te reíste de lo graciosa de la situación.

-Necesito que vuelvas, bueno, no yo. Los 3 imbéciles que están en Londres. Desde que te fuiste todo ha sido un maldito caos, el gusano ha perdido el trabajo y no para de llorar. El idiota lo único que hace es emborracharse y no cumple las órdenes que le doy, a diferencia de Jake. Este no tiene cuidado con su cuerpo y cada vez que sale de misión acaba todo malherido. Estoy ya harto de tener que cuidar de esos 3-. Ante aquellas palabras algo en ti se removió, una mezcla entre furia, pena y melancolía.

Los echabas muchísimo de menos, a los 3, no había un maldito día que no pensaras en ellos pero lo que te había hecho era tan miserable que no podías evitar mandarlos a la mierda.