El olor del amor

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*Cuando Steven despierta en un sitio que no conoce 

de Londres y por casualidades del destino acaba en un dulce enredo* 


El sol empezaba a asomarse ya por los edificios de Londres, en una pequeña pero acogedora casita una muchacha dormida plácidamente con sus suaves y esponjosas sabanas de gatitos.

Entonces de repente su sueño fue interrumpido por el molesto sonido del despertador, que anunciaba ya las entradas 7 de la mañana y que por lo tanto debía de levantarse ya.

Esta, tras desperezarse y bostezar un par de veces se destapo, al instante el frio choco contra su cuerpo y la piel se le puso de gallina. Se sentó en la cama y miro fijamente a las zapatillas azules que descansaban debajo de sus pies.

Pasados 3 minutos se levanto y se dirigió al baño, donde se daría una larga ducha para así despertar las neuronas que todavía estaban durmiendo.

Tras 15 minutos más o menos T/n salió del baño vestida con un pantalón negro, una camisa de botones negra y un delantal blanco. Llevaba el pelo atado a una larga cola de caballo y se había puesto unas pequeñas gafas que le daban un aspecto más intelectual.

Antes de salir se miro al espejo y sonrió tras ver que estaba perfecta, así que sin más dilación bajo por la escalera que había detrás de la puerta y llego a una cocina, con muchos hornos y utensilios de cocina.

Entonces sin pensárselo 2 veces cogió muchos ingredientes y se puso manos a la obra, ya que a las 8 en punto tenía en la tienda a sus primeros clientes y no quería haceros esperar mucho.

Tras amasar y amasar por fin el pan estaba metido y haciéndose en el horno, ya solo quedaba esperar un poco y la tienda empezaría a tener un delicioso olor.

Una vez que comprobó que todo estaba en orden salió de la cocina y llego a un pequeño local, muy rustico y acogedor, decorado con muchas plantas que daban un toque más colorido y con una pequeña pero suficientemente grande vitrina de cristal donde ponía sus deliciosos dulces.

Aparte también en la tienda había un par de mesas con sillas, para quien quisiera se podría sentar a degustar un delicioso dulce junto a una humeante taza de café.

Llego a la puerta y le dio la vuelta al cartel informando así que la tienda estaba abierta, salió para afuera y se tomo un par de minutos para admirar el panorama.

Las calles estaban casi vacías y muy pocas personas estaban ya de camino al trabajo, respiro el aire frio de la calle y suspiro pesadamente.

-Bueno, otro día más y nada interesante pasa en mi vida... -. Susurro ella con algo de tristeza en su voz, sin embargo lo que nuestra querida protagonista no sabía era que hoy todo iba a cambiar. Miro un par de veces más y se metió para adentro, donde agradeció el calor que inundaba allí dentro.

Entonces del interior de la cocina empezó a sacar bandejas llenas de exquisitos dulces y a ponerlos en la vitrina, esta poco a poco iba llenándose y dándole al local un aspecto más encantador. Los había de todos los colores, formas y sabores, de fresa, chocolate, limón, nueces, caramelo...

Suspiro cuando por fin había terminado de colocar todos los dulces en su sitio y se adentro de nuevo en la cocina, se acerco a los hornos y se fijo en que ya el pan estaba casi listo.

A los 3 segundos la campana de la puerta sonó, informando así del primer cliente que llegaba a la tienda.

T/n, tras apagar el horno salió para afuera y se encontró con un señor mayor que vestía suéter y una vaina de color verde oscura.

Moon Knigth One-Shot.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora