Mina notó que Chaeyoung es muy inteligente y buena engañando, se sorprendía cada vez que mentía con total impunidad, era casi imposible detectar cuando lo estaba haciendo, la seguridad en sí misma era su fuerte y lo hacía notar, muy a diferencia de su esposo que se cegó por la ambición y dio muchos pasos en falso para que tal y como lo predijo, perdió.
Perdió cada centavo que llevó esa noche, un fracaso total.
Mina no jugaba porque eso sería decepcionarse a sí misma, si bien cedió a la mayor parte de las cosas ilegales que hacía su marido, ella no metía directamente las manos en eso, solo observaba. Lo sacó de la bancarrota a duras penas, tenía suerte de que se mantenía bajo su propio esfuerzo porque sino estaría igual de hundida que él, a pesar de que lo ayudó económicamente, está consciente de que fue un préstamo que él tendría que devolver, desde que se enteró de su amorío con Sana se encargó de no ayudarlo más con su adicción al juego y recordarle constantemente la deuda que tiene con ella, era lo menos que podía hacer para no sentirse tan humillada y tonta.
Jugaba con el anillo en su dedo índice mientras escuchaba a su marido maldecir por haberlo perdido todo, desesperado por una oportunidad más la miró a ella quién decidió ignorarlo hasta que no aguanto más la intensa mirada.
—Ni lo pienses, no pondré ni un solo peso de mi bolsillo en esto.—Musito levantando la mirada para ver a Chaeyoung riendo burlonamente con su amiga mientras juntaba los billetes, a simple vista parecía muy distinta a todas las personas que rondaban este lugar, muy distinta al supuesto monstruo que Young describió como su peor enemiga hasta incluso el hoyuelo en su mejilla le daba un aspecto adorable, era irreal que esa mujer pudiera cambiar en cuestión de segundos su mirada y comerse el mundo si quisiera, un sentimiento de admiración creció en Mina casi sin querer.
—Por favor, Mina. Una última vez, te lo devolveré todo.
—No, Young. Nos vamos, estoy cansada. —Sentenció comenzando a caminar sin esperar para ver si la seguía o no, ella simplemente ya quería volver a su hogar con o sin él, si al fin y al cabo no todas las noches dormía con ella con la excusa del trabajo, pero Mina estaba consciente de que seguro esas noches las pasaba con Sana.
—Nos vemos Youngiee.—Se burló Chaeyoung contando el dinero a propósito frente a la mirada asesina del chico.—Y adiós Mina, que tengas una buena noche.
Mina al notar la amabilidad en su voz sin rastros de burla como cuando se dirigió a Young, se giró realizando una pequeña reverencia en despedida y siguió su camino, su marido detrás de ella haciendo berrinches dignos de un niño de 5 años.
—Quiero tomar un trago más.—Avisó Young y Mina por primera vez detuvo su paso para mirarlo, sabía que eso también era una de las tantas excusas para pasar la noche con la cantinera, era terrible mintiendo.
—Tienes alcohol de sobra en casa.
—Pero falta mucho para llegar.
—Haz lo que quieras Young, yo me voy.—Sintió su corazón apretarse, pareciera que no podía romperse más de lo que ya lo hizo desde que se enteró pero en lugar de eso el duelo parecía no terminar más. Él no tenía un solo centavo para pagarse algún trago, era un idiota y la tomaba de idiota a ella también.
El pelinegro se sentó en la cantina en espera de que Sana lo atendiera y poder hablar con ella, pero ésta al notar su presencia mandó a una compañera que lo hiciera, no quería hablar con él luego de el gran show de matrimonio que feliz que montó con su perfecta esposa millonaria.
Dahyun y Chaeyoung se acercaron a la cantina también para continuar con otros tragos, aunque la menor ya se encontraba un poco cansada por el largo día de trabajo, se quedaría un rato más junto con su amiga para no dejarla sola en su intento de conquista a la cantinera, que hasta el momento, poco y nada la miraba.
ESTÁS LEYENDO
Escándalo / Michaeng - Saida
FanfictionKim Dahyun y Son Chaeyoung nacieron en el seno de una familia posicionada en lo más alto del estatus social, dos mujeres poderosas y atractivas que criadas en "cuna de oro" formaron una fuerte relación a muy temprana edad, volviéndolas imparables y...