Kim Dahyun y Son Chaeyoung nacieron en el seno de una familia posicionada en lo más alto del estatus social, dos mujeres poderosas y atractivas que criadas en "cuna de oro" formaron una fuerte relación a muy temprana edad, volviéndolas imparables y...
Chaeyoung al otro día corrió a la casa de Mina apenas se enteró que se encontraba mal, ya se le hacía extraño que no le hablara en todo el día desde que llegó, estaba furiosa con Young pero tenía que calmarse porque no aportaría en nada con lo triste que debe estar la nipona tras todo lo que sucedió, entendía que no debe ser fácil retener emociones por tanto tiempo.
Apenas llegó Mina la recibió con los brazos abiertos, abrazándose a ella en un profundo silencio, respetando eso Chaeyoung solo acariciaba su cabello tranquilamente, tenía muchas preguntas, sólo sabía que hubo una discusión en la pareja y que Mina terminó herida, pudo notar las marcas en su cuello y su labio, se preocupo demasiado al verla así, su sangre hervía con sed de vengarse del idiota que se atrevió a ponerle una mano encima, estaba decidida a hundirlo.
—¿Necesitas algo? Puedo traerte lo que quieras, tienes que comer algo Mina.—Mina asintió, no tenía hambre sólo quería que Chaeyoung la abrazara por horas.
—Puedes pedir si quieres, intentaré comer pero sinceramente no tengo hambre.
—¿Qué te parece si mejor te cocino y me acompañas?.—La miró con un brillo en los ojos, le gustaba la idea de compartir ese momento para distraerla un poco.
—¿Harías eso por mi? No estoy segura de si hay cosas para cocinar, no como aquí hace mucho tiempo.
—Está bien, encontraremos que hacer.
Mina miraba desde el desayunador a Chaeyoung quién salteaba un par de verduras para hacer fideos udon, estaba muy interesada en cómo la menor parecía conocer la cocina, ella nunca se encargó de cocinar ni mucho menos alguien le había cocinado antes salvo su mamá, con frecuencia solo almorzaba y cenaba en restaurantes, a veces algo gourmet y otras veces pura comida rápida, estaba consciente de que tenía una muy mala alimentación pero era adicta al trabajo y poco le importaba. Salió de su pequeño trance de admirarla cuando la vio girarse con una cuchara para que probara su salsa improvisada con algunas verduras que encontró, Mina abrió los labios a la expectativa y se sorprendió con lo delicioso que estaba.
—Eres muy buena.—Chaeyoung se encogió de hombros ante el halago, ella no lo creía, llevaba poco tiempo intentando mejorar en la cocina.
—¿Te gustó de verdad o me estás mintiendo?
—¡De verdad me gusto! ¿Cocinas a menudo?
—Últimamente me interesé mucho por la cocina así que sí, intento día a día probar algo distinto.
Chaeyoung terminó de servir los fideos con la salsa y se lo puso delante a la nipona quién sonrió contenta, una frente a la otra compartían ese momento en completa paz, por primera vez desde la discusión Mina se sentía libre y feliz.
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Dahyun despertó un poco tarde esa mañana por los besos repartidos de Sana por todo su rostro y cuello, desde que llegó la noche anterior sólo se propuso dedicarle tiempo completo a la pelinegra, quién despertó contenta abrazándose de su cuello para apoyarla más contra sí, no sabía que le gustaría tanto dormir junto a alguien y despertar de esa manera, como estaba tan alejada al amor desconocía lo bien que se sentía.
