no contar nuestra historia sería una cobardía

Capitulo XVII

"Y hemos terminado", dice Joy, exhausta. "Finalmente. Qué dia."

"Tu cara está toda roja", responde Ashley. "Has tenido demasiado sol por hoy".

Joy frunce el rostro hacia arriba. "Ya estoy acostumbrada, no tengo ningún problema con el sol".

"Claro que no", dice Ashley con empatía. "Ahora solo tenemos que ordenar todo el estacionamiento".

Están solas en el otro extremo del estacionamiento, la persona más cercana a ellas es Hanna, que actualmente está recolectando todas las botellas de agua usadas en una bolsa y odiando la vida mientras lo hace.

"¿Piedra, papel o tijera para decidir quién se lleva todos los baldes y esponjas?" sugiere Joy.

"Papel."

Joy pierde con piedra y Ashley no puede quitarse la sonrisa de triunfos de su rostro.

"¿Al mejor de tres?" Joy ofrece, más con esperanza que otra cosa.

"Absolutamente no."

Joy resopla hacia afuera. "Mierda."

Joy se pone de pie y recoge los pocos baldes y esponjas que aún quedan esparcidos cerca. Sus brazos están llenos y cuando Ashley dice su nombre, realmente debería esperarlo, pero no lo hace.

Ashley lanza una esponja todavía cargada de agua directamente hacia ella. Se lanza con demasiada fuerza como para que no sea intencional y casi golpea a Joy en la nariz. Siente que el agua se filtra en su camiseta y luego se adhiere a su piel, se siente fría y Joy se estremece ante la sorpresa.

"¡Lo hiciste adrede!" Joy grita de vuelta.

"Por supuesto", dice Ashley, acercándose a ella y tomando algunos de los cubos de los brazos de Joy. "Fue venganza por lo de hace rato".

Joy se burla. "Perra."

Ashley se inclina hacia ella, no lo suficiente para moverla pero sí lo suficiente para que sienta su presión contra ella. "Ya lo sabes."

—

Ashley se recoge el cabello con fuerza. Hace que correr sea más fácil porque no le entra cabello en la cara. El viernes, corre por todo el campus, las nueve millas, porque la hace sentir que tiene el control de algo, poderosa y decidida.

Durante un par de horas no piensa en nada más. Cuando corre, solo se mueve hacia adelante y con un objetivo singular en mente. El sol está comenzando a desaparecer del cielo, pronto será reemplazado por la oscuridad y el campus está relativamente tranquilo para la hora del día.

A veces, cuando Ashley deja que su mente divague, puede escuchar el eco de su madre, como si su voz estuviera en el aire; se las puede imaginar en el patio delantero de su casa después de haber terminado una carrera en su adolescencia, cuando recién comenzaba a correr largas distancias.

Puede ver a su madre parada en el porche diciéndole repetidamente que se estire adecuadamente. "Si no te estiras", decía, "te prometo que te arrepentirás por la mañana", y luego Ashley se estiraba sin entusiasmo, y al día siguiente, casi como un reloj, bajaba a la cama, desayunando fingiendo que todo estaba bien, aunque apenas podía moverse. Luego se reían histéricamente al respecto juntas.

Después de completar las nueve millas y regresar a su punto de partida, llama a su madre para verificar y asegurarse de que todo esté bien y luego ve a Joy sentada en un banco cercano mirando su cámara.

"¿Obtuviste los resultados de tu examen?" Ashley pregunta mientras se acerca, manteniendo la distancia porque sabe que se ve cómo un desastre total en este momento. "Para psicología, quiero decir".