Kaashima'ana

7. Círculo vicioso

Observé el monte verde en aquel paraíso, todo era tan diferente, me encontraba enfrente de una flora y fauna que no conocía. De una vez agarramos los machetes para limpiar el terreno donde construiremos. Por la hora solo pudimos poner unas enramadas para amarrar los chinchorros y pasar la noche, ya al día siguiente nos encargaríamos de construir nuestras casas.

Me sentía muy agotado, pero estaba feliz por encontrarme con mi mujer e hijos. Yosusi no paraba de quejarse de todo, tenía los labios agrietados por las quemaduras del sol, ella no estaba acostumbrada a la insolación. En cambio mis cuñadas ya estaban activas cocinando la cena.

Wasashi sacrificó algunos animales para celebrar nuestra llegada, las mujeres hicieron carne asada para todos y una suculenta shapula'ana, no podía faltar el chirrinchi y el toque del Kaasha que nos hacía sentir como en casa.

De la nada comenzaron a llegar algunas personas para darnos la bienvenida y acompañarnos en la celebración. Nos trajeron auyamas, frijoles y maíz, siendo aquello producto de sus cosechas. Al parecer ellos se dedicaban mucho a la siembra y no al ganado.

Los vecinos estaban muy felices con nuestra llegada, se quedaron toda la noche escuchando el toque del Kaasha ya que eso era nuevo para ellos, también bebieron del chirrinchi y comieron de todo hasta saciarse.

Al día siguiente construimos nuestras respectivas casas hechas con barro y troncos. La estructura de las cocinas las hicimos con varillas de caujarito y el techo era de zinc que compramos en la comunidad de Carrasquero. Para realizar esas compras tuvimos que vender algunos animales.

La construcción duró aproximadamente como unas dos semanas, también hicimos los corrales para los animales.

A lo que todo ya estaba construido celebramos por todo lo alto. Fueron sacrificados varios animales, tocaron el Kaasha hasta el amanecer y bailaron todas las variantes del yonna en el pioi.

Todos hablaban de nosotros, de nuestra familiaridad y del enorme derroche que hacíamos en las celebraciones. Estábamos en nuestro mejor momento.

Después de asentarnos bien no buscamos ningún trabajo, tampoco sembramos como lo hace la gente común de aquellas comunidades, lo peor es que nos estábamos quedando sin animales.

Wasashi nos reunió una tarde para tomar decisiones sobre nuestras vidas:

-Mis hermanos...los he reunido porqué no podemos seguir así, pronto nos quedaremos sin animales ¿y de qué comerán nuestras mujeres e hijos? No podemos sobrevivir a costilla de los conejos y palomas que comen los wayuu por aquí...

-Pero la gente de aquí no tienen suficientes animales. -comentó Ka'laira -Es imposible que hagamos lo mismo que hacíamos en nuestras tierras.

-No tienen animales pero están los hacendados que producen queso y podemos llevarnos algunas vacas, con eso podemos negociar -Exclamó otro de mis hermanos, Wasashi se veía muy feliz con aquella idea y de una vez planificamos a dónde iríamos y como lo haríamos.

Después de averiguar bien los movimientos dentro de las haciendas comenzamos a saquearlas, íbamos armados de noche, los encañonamos, después de someterlos les arrebatamos su producción y los negociábamos en el mercado negro de Maicao, en Colombia.
Cada 15 días llegábamos a la fuerza a las diferentes haciendas : El Camaruco, Doble H, La Purina, La Delicia, entre otros y los despojamos de sus producciones. Ninguna se salvaba. Luego íbamos a Maicao a vender la mercancía entre lácteos y carnes, Wasashi dividía el dinero obtenido entre los 7 hermanos y eso nos duraba de uno a dos meses. Después de que nos gastamos todo el dinero íbamos a otra hacienda a saquearla...estábamos metidos en un círculo vicioso, y lo peor es que nos ganamos el odio de gente adinerada, eran personas que piensan antes de actuar y no corren por sus simples impulsos.

Mis hermanos y yo, éramos los causantes de las grandes pérdidas en su economía por consiguiente ellos buscaron la manera para deshacerse de nosotros...