Todavía se preguntaba el por qué del cambio de actitud hacia él. Durante el trayecto a casa-trabajo sólo cruzaban el saludo matutino, y luego silencio absoluto. Incluso de regreso. No se atrevía a preguntar si ocurría algo, temía que le diera un regaño, a pesar que sabía que el otro le contestaría lo de siempre "𝑛𝑜 𝑠𝑢𝑐𝑒𝑑𝑒 𝑛𝑎𝑑𝑎, 𝐽𝑖𝑚𝑖𝑛." Esas palabras retumbaban en su mente todo el tiempo, se sentía extraño a su lado. Parecía no ser el mismo Jeon Jungkook que conoció hace unos meses atrás. Sacudió su cabeza mientras se servía la segunda taza de café del día, para luego llevársela con el a la terraza.
Su compañero pasó por su lado, imitó la acción y salió de la cocina sin siquiera dirigirle una palabra, una simple mirada. Vio cómo él se sentaba en el escritorio, sorbiendo el líquido tibio contenido por la taza de porcelana blanca. Una voz lo trajo de nuevo a la realidad, y junto a Taehyung fueron al lugar de siempre a disfurtar del descanso, un cigarrillo y la vista de Seúl. Pronto sería la fiesta de aniversario de la empresa, y se estaban organizando todos los preparativos. Siendo sinceros, a Jimin no le agradaba ir, prefería quedarse en casa a ver películas y llenarse de cervezas. Pero, al pensar que podría asistir con Jinhyo, se le iluminó el rostro. Hacían ya casi un mes y medio que estaban saliendo formalmente, la joven tenía completamente encantado Jimin, en especial cuando sonreía de manera tierna y tímida a la vez. Ese rasgó le hizo caer por ella.
Le encantaba ver cómo sus mejillas se tornaban de un leve color carmesí cuando reía a carcajadas, y cómo llevaba su cabeza hacia atrás mientras tapaba su boca con sus delicadas manos. Recordó la primera cita, en ese vestido a las rodillas blanco y negro marcando una cintura de avispa que volvería loco a cualquiera, ese perfume cítrico súper refrescante, y sus manos... Esas manos suaves, luciendo un delicado reloj dorado en la muñeca izquierda y unas esclavas de plata en la contraria, que al chocar entre ellas producían un sonido parecido a un cascabel.
También recordó la noche que pasó con Jungkook. Pasó hace días, pero parecía ayer. Inclusive cada tanto le invadía el sabor del abrazo, el control de sus cuerpos mientras se desprendían, el perfume embriagante. ¿Por qué pensaba tanto en él? Quizá por que lo estaba ignorando casi por completo. Se molestó. Chasqueó la lengua y siguió con lo suyo.
Jungkook, por su parte, no le hacia caso al menor, con la esperanza de así poder deshacerse de los malditos sentimientos por él, las ganas de acorralarlo contra la pared y besarlo hasta la falta de oxígeno. Le dolía cada vez verlo, le dolía saber que ya no podía hacer nada más que hacerse a un lado y dejarlo ir.
Su plan por el momento iba relativamente bien, cambió el horario para ir al gimnasio con tal de no verlo, formó una especie de barrera, lo cual no permitía que él se le acercara más de la cuenta, pues se vería tan tentado que mandaría todo a la mierda. Por suerte, el tener que presentar el proyecto para que sea totalmente aprobado, más los informes, archivos y trabajos de investigación lo mantenían lo suficientemente ocupado como para pensar en otra cosa. Sí, había mentido. El proyecto estaba 50% de ser puesto en marcha, todavía faltaba la aprobación del Gerente General de toda la empresa. El jefe mayor. No vamos a negar que pararse frente a él junto a todos los inversionistas, más los demás subgerentes le provocaba pavor. ¿Pero qué iba a hacer ahora? ¿Decirle que todo fue una mentira? No. Se mantendría callado, y si todo falla, ya inventaría una excusa.
En su cabeza sonaba como un buen plan. Sí, posiblemente funcione. Sólo tenía que tener su cabeza concentrada, el corazón y las entrañas en frío. Cada tanto se le escapaba un momento de debilidad, se acercaba a él con una sonrisa, como si nunca hubiese pasado nada, compartían una pequeña charla y a veces una bebida en la terraza. Jimin lo recibía con los brazos abiertos, extrañaba ese leve contacto de él. Podríamos decir que se había acostumbrado a eso, pero a la vez seguía sin entender ese cambio tan repentino en la forma de ser del mayor. Mientras Jungkook lo ignoraba, Jimin más lo buscaba, más intentaba acercarse, más lo echaba de menos. Sí, una conducta algo tóxica, pero, por fin, Jimin admitió que quería al mayor. Se preocupaba por él, y quería protegerlo. Rió por pensar en eso. ¿Protegerlo? ¿Qué clase de "protección" podía darle? Si por momentos, en especial cuando levantaba la ceja o le miraba de esa forma tan autoritaria sus rodillas temblaban, se volvía totalmente estúpido ante su presencia. No le generaba miedo, más bien respeto... e intimidancia. Y por todos los dioses, amaba jodidamente eso.
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BETWEEN CHAINS •KOOKMIN•
Fanfiction-La respuesta correcta es "Si, señor" Cadenas. Fustas. Placer. Desobediencia. Dominación. Tenían todo eso en común, aunque no lo supieran, aunque lo negarán. •Todos los créditos van para @LadyNecropolis, autora original de la novela •Si este tipo de...