Prologo 001-. El triste aullido.

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Todos cometemos errores, duelen.

El primero de cinco...

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Sus manos temblaban y sudaban frío, estaba asustado realmente.

Aun podia ver las caras de todas y todos ellos, la mayoria temerosos y otros resignados a la muerte. El destinó qué se les había entregado.

Movio su cabeza de un lado a otro, el sudor bajaba por su frente dejando algunos mechones pegados a su piel. No hacía calor en lo absoluto.

El rostro de su hermano mayor al despedirse le dolió aún más, el verlo con esa expresión al saber que morirá y murió, Benjamin murio.

Repentinamente se sentó de golpe, tardo unos cuantos segundos entre jadeos para descubrir que se encontraba en su habitación oscura.

Las pesadillas eran mas frecuentes, el azabache se levanto, se colocó las botas militares y una chaqueta sobre la ropa que no se había molestado en cambiar.

Apunto la llave hacía el aire y una puerta apareció, con un enorme ojo cristalino rojizo en el centro, suspiro.

Ya había pasado esa puerta tantas veces y aun no sé acostumbraba, sabía que pronto seria llamado para buscar a Lucie Noceda. Una reencarnación más.

Cruzó el portal sintiendo el frio del invierno chocarle en el rostro y la puerta se desvaneció tras el.

Había nieve, el invierno para ese lugar había llegado y el odiaba el invierno porqué en uno había perdido a su hermano mayor.

No se sentía sólo, teniendo cómo hermanos a dos chicos y una chica qué aun siendo adoptados intentaban ser buenos hermanos, al menos Alex y Crow.

Pero Bria era de cuidado, ya le había traicionado una vez ¿Porqué no dos?

El sonido de las botas enterrarse en la nieve con cada paso bajo la luna, su mandíbula temblorosa causaba el choque entre sus dientes. Debía haber llevado un gorro.

En primer plano ¿Qué hacía ahi? ¿Qué estaba esperando encontrar? No había nada en las islas para el ni para su escape nocturno.

Hasta qué escucho algo entre los arbustos, quizá una criatura oculta de los tantos bajos grados. Esa criatura se asomó.

Tenía un par de orejas puntiagudas casi tan parecidas a las de Bria pero más pequeñas, el cabello casi tan blanco cómo la nieve en sus descalsos pies.

La cola de demonio era algo que resaltaba, moviendose débilmente de un lado a otro.

Miro hacía los alrededores, no había nadie más ¿Quien podía dejar una criatura tan pequeña en medio de esa casi tormenta?.

Peor aún, vistiendo los arapos rotos qué provocaban que temblará, sintió un nudo en la garganta.

— ¿Estás sola? — Dasu se puso de rodillas frente a la pequeña, sus ojitos rojizos se enfocaron en el chocando miradas, su piel era marfil.

Parecía confundida, temblorosa. Dasu se quito la chaqueta maldiciendose a si mismo por dormir con playeras sin mangas y la envolvió en el cuerpo de la chiquilla.

Wolves Lumity (Temporalmente Cancelada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora