𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐃𝐢𝐞𝐳: 𝐇𝐢𝐣𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐩𝐮𝐭𝐚

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Después de aquel "Hijos de puta" que había salido de los labios de Lombardo, la habitación quedó en un profundo silencio. A no ser por Sativa y León, quienes aún se encontraban por ahí, habiéndose acercado a su dueño para ver lo que le pasaba.

Lamiendo su cara varias veces para intentar despertarlo, mientras maullaban en repetidas ocasiones para así hacerlo reaccionar.

— ¿Pero qué demonios le hicieron a mi novio? — Lombardo pregunta enojado, levantando a Spallatti del suelo. Para poder llevarlo a la cama, siendo seguido muy de cerca por las mascotas de aquel. — Ya, no se preocupen, que va estar bien. — le dice a Sativa y León, quienes no habían dejado de maullar, pareciendo estar muy preocupados por su dueño. — Imbéciles. — soltó, mirando despectivamente a sus amigos, que aún siguen sin entender lo que ha pasado.

— Tiago. — Enzo llama a Pacheco, quien con miedo lo ve. — Tenés prohibidisimo ir a más clases de boxeo con Mateo. — declaro, a lo que Tiago hace un puchero.

— ¿Pero por qué? Si esto fue un accidente. — Pacheco argumenta, pero Lombardo no estaba de acuerdo con eso. — Además, pensé que lo iba a esquivar. — confiesa con cierta pena.

— Como sea, vas a dejar de ir a esas clases. — Sauthier sentencia sin más.

— Pero Nicole y Camilo dejan que Mateo practique boxeo. — Pacheco réplica, argumentando que los novios de Palacios si lo dejaban practicar ese deporte.

— Che, pedazos de pelotudos, nos estamos desviando del tema. — Lombardo habla, mientras veía que todo estaba bien con Spallatti.

— Esto resultó horrible. — Thomas comenta, aún asustado por la posibilidad de ser descubierto por Matías.

— Dios, sabía que no nos iba a salir bien la jugada. — Mauro dice, sintiéndose demasiado mal por cómo había terminado su novio.

— Pero en cierto sentido, la culpa también es tuya, porque no le preguntaste a Matías si Mau estaba en casa. — Tobar asegura, pero Lombardo lo ve despectivamente.

— Deja de decir pelotudeces, si no querés que te deje inconsciente, tal como Tiago lo hizo con Matías. — Mauro responde, escuchando como Spallatti empezaba a quejarse, pareciendo que iba a abrir los ojos. — Váyanse de aquí, desaparezcan ahora mismo de esta casa. — ordena seriamente.

A lo que los contrarios no pierden el tiempo para salir de la habitación y de la casa. Intentando no ser vistos por nadie, para así no levantar ningún tipo de sospechas.

— Eu, bebé. — Lombardo llama suavemente a Matías, quien se sigue quejando, pero en esta ocasión abre lentamente los ojos.

— ¿M-mauro? — Spallatti murmura confundido.

— Si bebé, soy yo. — Mauro contestó, sintiéndose bastante mal por lo que había pasado.

— ¿Q-qué m-me pa-asó? — Matias pregunta desorientado, pareciendo que había olvidado lo ocurrido.

¿𝐂𝐨𝐦𝐨 𝐦𝐢𝐞𝐫𝐝𝐚 𝐥𝐥𝐞𝐠𝐚𝐦𝐨𝐬 𝐚 𝐞𝐬𝐭𝐨? : ˡᵒˢ ᵈᵉˡ ᵉˢᵖᵃᶜⁱᵒ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora