Pᴇᴛᴀʟs Fʀᴏᴍ Iʀɪs || ᵘⁿᶠᵃᵈⁱⁿᵍ ᵉʸᵉˢ ⸽⋆ ʳᵘᵇᵉᵍᵉᵗᵗᵃ

13︙✿ Fourth of July.

Susúrrame un sí, di que te quedarás.
Guarda mi corazón a la espera de tiempos mejores.

—Bat of Lashes.

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Un velo de melancolía y sentimientos encontrados acariciaron cada poro de su maltrecha piel.
Se había dejado la barba, había salido con una linda rubia solo una vez, incluso se había atrevido a probar ese famoso vino de Luzu... Y si le preguntaras, te podría jurar por todo lo sagrado que nunca hubo un día en el que no dejara de pensar en él.

—¡¿Me estás diciendo que no harás nada?! —estaba eufórico, los ojos inyectados en sangre después de haber inundado su propio Atlantis durante horas, al haber recibido esa triste noticia. —Es tu puto marido y mi novio. ¿De verdad no piensas mover un dedo...?

—¿Qué diantres pretendes que haga Auron? —le contestó el castaño al chico de barba. —Doblas tomó una decisión y si esa decisión implicaba escapar con tu pareja... —dejó en el suelo un pesado cofre que movía de su sitio en el patio de su hogar y miró al moreno. —Entonces nada puedo hacer.

El chico con un mechón dorado en el cabello fue a verlo al día siguiente que Rubius "se separó de él". Aquella tarde descolorida en su mente donde el sello de su adiós fue su anillo abandonado en la mesita de la entrada en su casa de soltero.
Aquella cruel y estúpida tarde donde Rubén Doblas, el que una vez le había jurado amor eterno, decidió escapar de Karmaland junto a un extraño, que por cierto, dicho extraño era nada más y nada menos que Reborn, novio, o más bien dicho ex novio de Auronplay.

Qué clase de mierda pasaba por sus cabezas al momento de mandar todo al carajo como adolescentes que se fugan sin más. Aquellos que pareciera que se amaban tanto como para escapar de sus padres en espera de una vida mejor y duradera.

De nuevo, no te va a mentir. En el momento que Samuel se enteró, deseó morir, pero sí en ese instante no sucedía, esperaría que aquella información que leyó hace unos años sobre las muertes por amor fueran verídicas. Pues sólo así acabaría con ese sufrimiento. Y claro, para variar, Raúl también la estaba pagando caro.
Aquella noche, mientras la extensa tormenta cubría de humedad frágil y estruendosa los caminos del pueblo y las mansiones y casas; un encapuchado fue testigo de aquel acto de... ¿Cobardía? ¿Despecho?

Luzu observó como ese par de amigos desaparecían en la lejanía de los valles arrebolados. Incluso él había sentido la puñalada. La había recibido por Samuel y Raúl. Mismos a los que debía enfrentar y que por obvias razones, compartirían el dolor de la pérdida y la soledad.
Samuel acaba de tomar una ducha, se puso el pijama y de metió a la cama de sábanas de seda morada. Y se rehusaba a mirar al otro lado de la cama, porque sabía plenamente que él no estaría más allí.
Por ende, se limitó a mirar con tristeza profunda el anillo que sostenía entre sus dedos, mismo que acababa de sacar de una cómoda a su lado.

Rubén Doblas Gurdensen.

Se leía grabado en la argolla bañada en oro.
Sintió en ese momento sus ojos picar, por lo que opto por cerrarlos de inmediato para evitar derrumbarse. Pero era imposible, su mundo ya se había derrumbado, su hijo había sido secuestrado por un demonio que solo quería dañarlo por culpa de los estúpidos juegos oscuros de sus compañeros de Karmaland. Su esposo había escapado con un extraño y dejado su alianza en señal de ¿Divorcio?.

Negó mientras se acurrucaba de lado en el colchón. Y fue ahí cuando llamaron a su puerta.
Luzu había ido a verle.

Y al día siguiente, Auron luego de enterarse del quilombo.