3︙✿ Promesas caídas

388 68 86
                                    


He estado caminando a través
De un mundo que se ha vuelto ciego.
No es justo,
De verdad sabes cómo hacerme llorar,
Cuando me miras con esos ojos oceánicos.

–Billie Eilish (Oceanic eyes).

•──•─•──•✦•──•─•──•


El cielo había sufrido una perdida gigante, en muestra de ello lloraban los cielos y los llantos se volvieron truenos. Quién conoce las desdichas más grandes del universo para postrarlas ante algo irreparable, algo que se creía imposible e inalcanzable, y con todo y todo lo fue.

El plano celestial se veía compuesto de frondosos valles que abarcaban un lugar que nadie veía, un plano que coexistía a la par del mundo humano pero que simplemente era un territorio intangible pero prospero, inmerso en sus propios pilares abnegados que no habían sido mancillados de ninguna forma antes; excepto por los Dioses u ángeles caprichosos y rebeldes que un día recibieron un castigo, dichos Dioses dejaron de existir, o al menos eso se creía. No fue si no, que ahora comprendían el terrible peligro que conllevaba una acción, una decisión. Porque no siempre la paz es una opción.

Delirios de grandeza que capturaron las almas de aquellos que un día hicieron el bien; estos provocaron en la humanidad traiciones y dolor, susurrándoles en los oídos pecados y deseos que podían ser realizados sin culpa ni pena. Demonios que trascendieron como karmas por los actos mal intencionados.

—Saben que no podemos dejarle vagar por ahí ¿no? —dijo Heberon: el mítico y poderoso Dios del cielo y la tierra. Sus otros tres compañeros divinos estaban situados a su alrededor, sentados de espaldas a una fuente enorme de aguas cristalinas y mármol tallado finamente, tenía detalles barrocos, cada uno comprendido en un sitio especial.

—¿Debo recordarles que no tenemos poder en el mundo humano? —respondió Yaótl: Dios de la noche. —Podemos intervenir para protegerlo pero...

—Pero de nada servirá si le dejamos vagar por todo Karmaland, imaginen lo que hará cuando llegue a más pueblos. —la Diosa del amancer: Eos -tambien conocida como Aurora- decidió protestar.

—¿Qué hay de los guerreros de Karmaland? —todos dirigieron sus ojos hasta la dueña de aquella idea: la Diosa Iris, mensajera de los Dioses.

El silencio hizo acto de presencia y los acarició con la mudez del entorno, no hubo ave cantando ni el silbido del viento, pues todos pensaban a la vez.

—¿Por qué piensas que ellos pueden hacer algo? —Yaótl no parecía muy convencido. —Ni si quiera las plegarias del padre se han hecho presentes de vuelta.

—Es verdad, Rubius nos ha abandonado.

Iris siempre tuvo admiración por los guerreros del pueblo, si había algo que ella tenía era bastante sabiduría para entender los motivos que rodeaban sus decisiones.

—El padre Rubius no nos ha abandonado. —dijo la mensajera de los Dioses mientras se ponía de pie. —Solo se ha distraído bastante. —pero a pesar de querer defenderlo, los demás no parecían muy conformes con sus palabras.

—Perdónanos Iris... —dijo Heberon con los brazos cruzados y en voz baja —pero nosotros no confiamos en un pecador.

• ✾ • 

El ser humano solo percibe un ínfimo rango del espectro electromagnético. La luz no visible ilumina el mundo de formas muy diversas.

El infinito que nos rodea es un paisaje repleto de color. Los árboles lucen de un verde intenso, el sol de un profundo blanco con tenues tonos amarillos, el cielo presume de un azul esperanzador... y así con cualquier objeto que nos rodea. Pero, aunque parezca contradictorio, esa propiedad tan maravillosa que es el color no es más que una mera invención del cerebro humano.

Pᴇᴛᴀʟs Fʀᴏᴍ Iʀɪs || ᵘⁿᶠᵃᵈⁱⁿᵍ ᵉʸᵉˢ ⸽⋆ ʳᵘᵇᵉᵍᵉᵗᵗᵃDonde viven las historias. Descúbrelo ahora