1︙✿ Fuera del cielo

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"Aún con los ojos cerrados te hubiera elegido a tí".

-David Sant.

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Las dosis de adrenalina podían filtrarse por cada poro de su piel.

Se sentía desmayar debido al sobre esfuerzo que sus piernas estaban haciendo para alejarlo del peligro; algo que no debería estar haciendo, pero aquel extraño ser lo había herido de muerte y no le quedaba más que huir. Aunque la pregunta real era: ¿Cómo demonios lo había hecho?

Una espada por más encantada que estuviese no habría podido lastimarlo.

El hombre de ojos claros mantenía una mano en su costado sangrante, intentando en vano detener la hemorragia que paso a paso mermaba la energía de su cuerpo, provocándole no muchas ganas de continuar, y aunque quisiera, sus oportunidades no estaban muy a su favor.

Saltó unas hileras de arbustos para seguir avanzando.

—Dioses, ayúdenme por favor. —envió una plegaria por lo bajo. Sin embargo; dudaba que estos hicieran caso en el momento, pues había perdido esa conexión con ellos desde...

Su entorno perdió equilibrio de pronto, volcándose al mismo tiempo que él; el dolor en su cuerpo delataba las huellas de un percance que se asentaba en cada hueso de y cada fibra que componía su ser, uno que hace un momento era poderoso y auténtico.

—Mírate ahí... —dijo una voz que resonaba como eco en los rincones intactos de ese espeso bosque. Los ojos aterrados de aquel muchacho en desgracia se movían veloces buscando al culpable de sus heridas, y si no actuaba rápido: posible muerte. —Que frágiles pueden ser los Dioses una vez que se les despoja de sus poderes...

—¿Quién es usted? —la temblorosa voz del Dios caído formulaba preguntas que no parecían tener una respuesta a sus dudas. Solo una burlesca sonrisa que se acercaba más a él, pero no siendo capaz de reconocer al portador de la misma, mirando en todos los ángulos posibles que su vista se lo permitía, intentando comprender las razones detrás de su desgracia.

—¿No me reconoces? ¿Tan fácil soy de olvidar?

Los quejidos del individuo en el suelo parecían complacer al espectro, que en segundos se materializo a partir de una bruma negrizca frente a sus ojos. Un tipo de cabellos miel, iris de sangre y dientes sacados de un libro de terror, en donde este se los afilaba para arrancarle la piel a sus víctimas, le sonreía sínicamente; todo en uno. El Dios lo miró con temor, alzando su antebrazo para tratar de cubrirse de cualquier agresión física que el contrario pudiera propinarle, sin embargo; entrecerró los ojos, mientras su cerebro intentaba adquirir la información necesaria para recordarle al agresor. El tratar de hacer memoria rindió sus frutos, porque después de unos segundos que parecieron eternos el rostro de aquel sujeto tuvo sentido.

—No, no puede ser... tu fuiste exiliado —dijo incrédulo —, ha pasado tanto...

—En efecto, ha pasado bastante ¿no? —el espectro, ahora convertido en humano se acercó hasta el moribundo Dios para sujetarlo del cuello y levantarlo con una sola mano, cortándole todo paso de aire a los pulmones del mismo. —Vosotros, me habéis expulsado del paraíso... ahora ha llegado la hora de haceros pagar.

El Dios no podía articular palabra alguna, pataleaba y removía su cuerpo en busca de una salida o un ápice de oxígeno, obviamente le era totalmente imposible, por lo que solo pudo sostener la mano de su atacante intentando alejarlo de su agarre. El extraño ser solo podía sonreír del placer que le provocaba tal hecho, su afilada sonrisa lo demostraba. Sus dedos se cernieron más fuerte alrededor del cuello de este.

Pᴇᴛᴀʟs Fʀᴏᴍ Iʀɪs || ᵘⁿᶠᵃᵈⁱⁿᵍ ᵉʸᵉˢ ⸽⋆ ʳᵘᵇᵉᵍᵉᵗᵗᵃDonde viven las historias. Descúbrelo ahora