7︙✿ Beatus ille

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Este es el clímax de la historia
Que da propósito a demonios y ángeles,
Vuelan alrededor mientras caminamos,
Y moldean nuestras emociones sólo para complacerse.

-twenty one pilots (Isle of the flightless birds).

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Nadie nunca está a salvo de las tentaciones que el mundo puede ofrecerte. Tanto como que te ofrezcan un fruto prohibido a que te ofrezcan los diamantes más poderosos. Las traiciones van de la mano con la mentira, lo peor es que no siempre se distinguen las acciones por amor, es una fachada totalmente contradictoria, porque un día puedes amar a alguien con todo tu ser y al siguiente algo o alguien lo hizo cambiar de parecer. Pero a kilómetros se acierta que no es amor; los finales felices no son siempre lo que te dicen en los cuentos de hadas, pero tampoco te demuestran lo que hay en una película de tragedia, es algo neutro, algo cálido y a la vez doloroso.

No sabía cómo lo había logrado, pero lo hizo. Los Dioses habían cedido ante su petición: buscar la ayuda de los héroes de Karmaland. Sin embargo; no seguían del todo convencidos, pero decidieron confiar en la mensajera.

Iris bajó con toda la gracia posible en su hermoso cuerpo de piel tan blanca como la leche, sus cabellos de trigo revolotearon inquietos cuando el viento jugó con ellos, y el placer que recorrió sus sentidos al sentir el pasto en sus pies fue irrevocable. Hacían siglos que no bajaba a la tierra, había olvidado los gustos de la humanidad, pero nunca olvido el propósito de los mismos, creía en ellos aún, en que su corazón no estaba podrido del todo. La esperanza es lo último que muere al caer el sol. Y como fue, la luna la saludó en su máximo esplendor, bañándola en sus rayos perennes y luminosos.

—Esta es... —una monumental cruz de mármol se alzaba en las alturas, creía reconocer el entorno a pesar de la poca iluminación. —La cruz de Rubius... esta es su antigua casa. —paseó sus ojos por todo el lugar pero no era el sitio que deseaba. Acostumbrada a que sus pasos no avanzaran en tierra firme, se tambaleó a falta de equilibrio pero por suerte no cayó. —Todo se siente tan irreal.

La hermosa Diosa avanzó cual pluma de ave en movimiento, cuidando sus finos pies de no dar malos pasos en terreno homogéneo, pero sonreía cuando algún insecto nocturno pasaba volando cerca suyo, gesto que no duró para siempre, pues en cuanto divisó a un grupo de mobs avanzar a su encuentro se apresuró a correr deprisa para evadirlos, pues bien podría lanzar un rayo en sus cabezas pero un Dios no tenía ningún poder en el plano humano, así que apañárselas sin sus poderes sería todo un reto, a no ser que sus compañeros estuvieran vigilando por ella y le ayudasen a controlar a aquellos monstruos. Un deseo difícil pero no imposible.

Se alejó lo más que pudo y en cuanto llego a las primeras hectáreas del pueblo se permitió tomar fuerzas, apoyó su mano en la corteza de un árbol tratando de regular su respiración, pero justo sobre su cabeza se plantó una flecha proveniente de un arquero sin piel. Estaba nerviosa, pero no era momento de ser débil, buscó con los ojos algún arma en el suelo o cerca que pudiera servirle y fue cuando divisó un aza apoyada contra una cerca de madera, y sin perder más tiempo se aproximo por ella.

—Venga. —encaró Iris con seguridad, pero olvidó por un ínfimo segundo que los esqueletos no son los únicos al acechó. Y el ente lleno de pólvora la detectó para ir a su encuentro fatal.

Ningún rayo en cielo, ninguna voz ante el peligro, estaba sola... Hasta que el blandir de una feroz espada le regresaron las esperanzas.

—Señorita ¿esta bien? —preguntó un hombre de armadura dorada y anatomía corpulenta. Iris asintió y aquel caballero andante acabó en segundos con los enemigos, la chica sonrió, sin duda su idea de los humanos no estaba errada, convencida de que le demostraría a los dioses su razón.

Pᴇᴛᴀʟs Fʀᴏᴍ Iʀɪs || ᵘⁿᶠᵃᵈⁱⁿᵍ ᵉʸᵉˢ ⸽⋆ ʳᵘᵇᵉᵍᵉᵗᵗᵃDonde viven las historias. Descúbrelo ahora