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Las cosas que creemos imposibles, pueden ser las que más sorprenden y alegran. A veces puede sacarnos muchas dudas, demasiada alegría, tristeza o simplemente una combinación de todas las emociones existentes.
Ese permiso que sentías imposible ¡Bum! Tus padres te dicen sí.
La materia que jurabas reprobada ¡Bum! Aprobada y en algunos casos con una calificación alta.
Ese deseo de encontrar helado en el refrigerador ¡Bum! Un bote lleno para degustar solo.
Bien dicen que tener fe siempre ayuda a cumplir las expectativas, aunque... Hay casos donde ni la fe ayuda para no perder las esperanzas.
-¿Acaso no deseas salir de la escuela? -preguntó el león observando como su hermano dormía sin preocupaciones en el césped del jardín principal-. Vas a cumplir 21 años y no has podido graduarte ¿Que buscas Leona?
-Dormir en paz. Vete ahora -contestó sin prestarle el mínimo de atención al contrario. Desde que regresó a la escuela de poco, el humor de Leona se había vuelto más desesperante con cada semana.
Pero cómo controlar tu humor cuando los finales de parcial estaban en todo su esplendor y como si fuera ya común de Leona, estaba reprobando por faltas nuevamente.
Farena ya estaba cansado de que su hermano menor prefiriera reprobar para quedarse más tiempo en la escuela que regresar a su hogar a cumplir con su deber de príncipe. No solo él estaba con la necesidad de que ya tomará su deber, el consejo del reino también le estaba exigiendo que el príncipe tome su lugar en el reino.
Kifaji no iba a buscar más pretextos ante las evasiones del moreno, bastante tuvieron con el festival de Tamashina Mina.
Necesitan tomar medidas desesperadas para que el león se esforzará realmente en terminar con la escuela y regresará a su hogar a cumplir sus obligaciones, pero que podría mantener a raya a Leona sin que encuentre un plan para librarse nuevamente de sus responsabilidades.
-No quería llegar a este punto hermano, pero no me estás dando alternativa -suspiro cansado el mayor, ni siquiera lo miraba el moreno. Verlo dormir sin preocupaciones nunca le había molestado, más bien le alegraba ver que su hermano menor no se estresará con las obligaciones de una nación como él lo hacía. Pero Leona llegó al límite de paciencia del de la cabellera del atardecer-. Si este año no te gradúas junto con los otros estudiantes, me encargare personalmente de dar tu baja de la escuela y traerte al reino mordiendo la tierra -las orejas del contrario se arquearon al compás de su cuerpo.
Su esmeralda mirada se posó violenta en la figura seria de su hermano, sin darse cuenta comenzaba a gruñir en modo de intimidación para el contrario, cosa que fue respondida de la misma manera.
Quien los viera a lo lejos, estarían observando como dos leones salvajes se estuvieran retando a punto de comenzar una pelea de mordidas y zarpazos, con dos melenas moviéndose agresivas en el viento.
-Y no solo eso Leona, regresando al reino te encargarás de todas tus responsabilidades como segundo príncipe sin opción de evadirlas, junto a todo lo demás que debes hacer por obligación de cuna se te asignará una nueva tarea.
-¿Estás buscando que de un golpe de estado acaso? -amenazó interrumpiendo al mayor quien le rugió molesto ante su atrevimiento.
-¡No me retes Leona! -intentó acercarse por instinto al cuerpo de su hermano, sin embargo, regresó rápidamente a su compostura como el rey de la nación-. Te encargarás personalmente del cuidado, seguridad y crianza del heredero al trono.
Y mataron al león de un tiro.
ᴅᴏʀᴍ ꜱᴀᴠᴀɴᴀᴄʟᴀᴡ-ꜱᴀʟᴏɴ
¿Qué es lo más común que se sacrifica al momento de salvar un semestre?
Dormir.
Leona desde que regresó a su semana del sistema hibridó se encontraba aún más irritable de lo normal, Ruggie en vez de estar buscando a Leona por el jardín botánico saltándose las clases, ahora lo encontraba en cada una de sus clases hasta más tarde para llegar en un acuerdo con los profesores y entregar algo extra para no reprobar.
Era claro que algunos se negaron y otro aceptaron un proyecto final del cual dependería todo ese semestre para salvar el pellejo del gatito en aprietos.
-Ruggie -el nombrado se giró rápidamente al ser descubierto de su escondite. Sabía que debía ponerse lentes de sol para evitar ser atrapado-. ¿Qué haces tan tarde? -preguntó rascando su ojo en un intento de despertarse más rápido.
-Silencio Jack, estoy vigilando a Leona -contestó regresando a su espionaje.
Jack curioso se acercó para espiar junto con Ruggie, en la oscuridad del salón se podía ver una tenue luz que iluminaba a la perfección al moreno y sus apuntes. Ver como Leona se estaba esforzando en terminar con los proyectos que le dejaron y de paso repasar los conocimientos que no pudo tomar por estar durmiendo.
Ver esa etapa del moreno era demasiado extraño, como si alguien invisible estuviera apuntando con un arma a Leona para que hiciera todas esas cosas... Cosa que no era tanta mentira realmente.
-Ruggie... ¿Al Leona lo estará atormentando un espíritu?
-Puede ser Jack... Puede ser.
...
Las calificaciones se estaban entregando y los nervios del moreno estaban a flor de piel, era claro que su expresión era la misma de siempre, sin interés. Sin embargo, su cola lo delataba de la manera en que se movía de un lado a otro.
-Leona Kingscholar -el nombrado se levantó de su asiento acercándose a Trein, quien tenía en sus manos la calificación final del moreno.
La tensión se podía sentir en todo el lugar, atentos se encontraban en ver si el raro comportamiento de Leona siendo un alumno ejemplar había tenido sus frutos y por fin, el moreno se graduaría dándole un respiro a los profesores y dándole la paz al pobre de Trein.
-Lo veo en la graduación... Por fin podré retirarme -sonrió con lágrimas en los ojos, desconcertando e indignando al moreno, quien estaba feliz de no tener que ser la niñera personal de su sobrino.
-Gracias...
La voz de Leona sonó distorsionada y su figura comenzaba a volverse borrosa, una voz inaudible se escuchaba a lo lejos destruyendo por completo la ilusión del que tenía el sueño.
-¿Papá? -movía con delicadeza al mayor, quien estaba en una pésima postura en su silla-. Por fin despiertas. Ve, recuéstate en tu cama oh vas a tener mañana dolores de cuello.
-Fue un sueño -y se soltó a llorar. Se alejó de su padre dando un fuerte respiro antes de pedir ayuda.
-¡Anastasia, prepara al pie de manzana! ¡Papá volvió a tener el mismo sueño!
-¡Voy!
Ni en sus sueños el trabajo no lo dejaba de atormentar.
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