14 de enero del 2015

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14 de enero del 2015

Cuando estaba terminando de arreglarme tuve uno de mis
famosos mareos. Habia empezado a tener mareos desde hace cuatro meses, al
principio no les di importancia ya que eran muy leves, pero después se
volvieron más frecuentes hasta llegar a sentirme mareada todo el día. Despues
de unas semanas le pedí a mi madre que me llevara con el doctor Green, para mi
mala suerte el habia salido de viaje y tuve que ir a ver otro doctor. Trate de
explicarle a detalle mi enfermedad y que a mi parecer los mareos eran un nuevo
síntoma de ella. El doctor solo asentía mientras le explicaba cómo me sentía y
entonces tomo una decisión, me dio pastillas para dormir. Dijo que mis mareos
eran mentales y que no debía de alarmarme. Mi madre coincidió con él porque
según ella yo habia tenido mucho estrés en los últimos días. No quise ponerme a
discutir. Tome las pastillas durante dos semanas y solo logre que me diera
insomnio y me sintiera débil todo el tiempo.
En cuanto el doctor Green llego de su viaje fui a verlo, le
platique como me habia sentido en las últimas semanas y sobre las pastillas que
me habia dado el otro doctor. Green me escucho y me dijo que mis mareos no eran
mentales, dijo que se debían a que yo sufría de un problema de hipotensión
arterial y no de un problema mental. Me explico que las pastillas para dormir
habían provocado que la presión se me bajara aún más de lo que ya estaba y que
por eso me sentía débil y sin ganas de hacer nada. Dure un tiempo para lograr
que mi presión se nivelara. Los mareos ya no eran tan frecuentes y conseguí
sentirme un poco mejor. Pero mi enfermedad seguía ahí. De vez en cuando tocia y
se me venía un sangrado por la boca que no podía controlar. Y la pregunta del
millón era ¿De dónde venía ese sangrado?... Nadie habia conseguido una
respuesta.

Volviendo a donde estaba... Me senté un rato en la cama hasta
que el mareo se me pasó. Baje a la cocina para ayudar a mi madre a preparar la
cena. Para mi sorpresa mi madre no era quien estaba cocinando sino mi padre.

_ ¿Y mama?_ le pregunte.

_ Fue a comprar unas cosas que faltaron_ explico mi padre.

El me observo por unos segundos. Yo lo mire extrañada, no sabía porque me
miraba tanto.

_ ¿Qué?

_ No sé, dime tu... ¿Te paso algo?

_ Solo fue un mareo, nada grave.

_ La última vez que dijiste eso llenaste todo el lavabo de
sangre.

_ Te prometo que estoy bien. Ni siquiera he tosido o me ha
faltado el aire.

_ Bueno... ¿Me ayudarías a cocinar?

_ Si, de hecho a eso venia.

Terminamos de cocinar y justo hasta ese momento llego mi
madre con un montón de bolsas.

_ ¡Ya llegue!_ anuncio ella.

_ Ya te oímos_ dijo mi padre.

_ ¿Qué trajiste?

_ Cortinas nuevas y mantel nuevo.

_ ¿No estarás hablando enserio?

_ Ohh, pero claro que está hablando enserio_ menciono mi
padre.

_ Mama, te aseguro que Adam no se va a fijar en las cortinas
y el mantel.

_ Seguramente es un chico detallista y quiero que la casa se
vea lo más linda posible.

Mi padre y yo rompimos en risas escandalosas mientras mi
madre nos miraba con furia. Mi papa ayudo a mi mama a cambiar las cortinas y el
mantel mientras yo terminaba de poner la mesa para la cena.

3 semanas antes de partirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora