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______: Eres muy gracioso, Agustín -dije entre risas.

Agustín, quien me había acompañado al hospital para que me quitasen el yeso, seguía haciéndome reír aún cuando ya íbamos de salida y los nervios se habían ido.

Agustín: Lo sé, lo sé -dijo- Por eso soy tu novio, ¿no? -me guiñó un ojo.

Sonreí y enredé mi brazo con el suyo para apoyarme y caminar mejor.

Tomamos un camión y llegamos al parque cerca de mi casa, donde decidimos pasar el rato sentados y charlando.

Hasta ese punto noté que Agustín no solo me hacía reír para alejar mis nervios.

Sino que estaba nervioso.

Una vez sentados en una banca, lo miré interrogante.

Él parpadeó y me miró.

Agustín: ¿Qué pasa?

______: Más bien a ti, ¿por qué estás nervioso? 

Se rio un poco.

Agustín: ¿Yo? Creo que el olor a alcohol del hospital se te subió a la cabeza, bonita -dijo queriéndose hacer el chistoso.

Alcé una ceja e incliné la cabeza.

Agustín terminó por suspirar y mirar al suelo.

Agustín: No pasa nada -murmuró.

Me acerqué más a él y tomé una de sus manos.

Esto terminó por convencerlo y comenzar a hablar.

Agustín: Aún no es nada seguro pero... -se rascó la cabeza- Mi papá habló de la posibilidad de irnos a otro estado.

Abrí los ojos con sorpresa y solté su mano.

Agustín: Al parecer es por su trabajo... -continuó- A mi mamá y a mí no nos gusta mucho la idea, pero si al final no nos queda de otra entonces...

______: Entonces tendremos que acostumbrarnos a escribir muchas cartas -dije con optimismo.

Agustín me miró sorprendido y yo le sonreí.

Agustín: Pero... -me tomó las manos- No quisiera que te sintieras amarrada a mí o algo.

Negué con la cabeza.

______: Tú y la música son lo único que me queda -murmuré- Así que haré todo lo posible por no perderte a ti también.

Agustín suspiró.

Agustín: Eso dices ahora, ______ -dijo con pesadumbre y miró al frente.

Fruncí el ceño.

______: ¿Por qué actúas como si nos estuviéramos separando ahora? -pregunté confundida- Tú mismo dijiste que aún no sabes si te irás o no.

Agustín cerró los ojos y se levantó.

Agustín: Perdóname... Esto y los próximos exámenes me estresa un poco -se inclinó para darme un beso leve en la mejilla- Me tengo que ir, mañana nos vemos.

______: Agustín... -murmuré conforme se alejaba.

Y me quedé ahí.

Sola y rodeada de rosas que me provocaban un sentimiento de tristeza que nada tenía que ver con Agustín.

Sino con alguien más.

...

Al día siguiente, sentada en mi pupitre, dibujaba notas musicales al azar intentando ignorar a Agustín.

Quien, a su vez, también me ignoraba. 

Aún no entendía la pequeña discusión que habíamos tenido el día anterior. 

¿Por qué parecía que quería alejarme de él?

¿Es que ya no estaba enamorado de mí?

¿O tal vez tenía razón en dar a entender que algún día nos separaríamos?

X: Hola, ______ -escuché frente a mí.

Alcé la mirada de mis garabatos y me encontré con un par de ojos que me parecían extrañamente familiares.

Leo San Juan.

______: Hola, Leo -saludé- Perdón, estaba distraída.

Sonrió.

Leo: Eso noté -señaló una silla cercana- ¿Me puedo sentar?

Parpadeé confundida.

Me quedé mirándolo por un rato intentando saber por qué quería sentarse a mi lado.

Casi no nos habíamos tratado.

Bueno, dejando a un lado nuestro incidente en la panadería.

Finalmente asentí y me arrimé a un lado para hacerle un hueco en mi pupitre.

Leo se sentó y miró con sorpresa mis pies.

Leo: Veo que ya estás mejor -comentó- Todavía me apena haberte tirado esa vez -añadió apenado.

Tras un momento, me reí.

______: No te preocupes, admito que me porté como un perro rabioso al reclamarte.

Ambos reímos. 

Leo: Casi siempre eres muy dulce, así que me sorprendió descubrir esa faceta tuya -dijo.

Fruncí el ceño.

______: Pero nunca antes nos habíamos visto -murmuré.

Leo pareció arrepentido de haber dicho eso.

Pero, a la vez, decepcionado por algo.

Como si se armara de valor, se acercó un poco más.

Leo: ¿En verdad no...? ¿No te...? -se aclaró la garganta y suspiró- ¿Te gustaría ir a la panadería esta tarde?

Abrí los ojos, sorprendida por su inesperada invitación.

______: Oh, pues...

Leo: Nana Dio... digo, Demetria -se corrigió- La mujer que nos ayuda preparó el pan que creo te gusta y hoy tenemos promociones -sonrió.

Me quedé callada y miré de reojo a Agustín. 

Quien parecía muy interesado en la música que oía a través de su Walkman.

Apreté los labios y me giré hacia Leo.

Quien me miraba con cierta esperanza. 

Quizás no lo conocía demasiado, pero había algo en él que me agradaba.

Algo que, en el fondo, sentía que me unía a él.

Sonreí.

______: Está bien, Leo -dije- Nos vemos en la panadería esta tarde.

Me sonrió de una forma tan especial que me dio la impresión de que mi respuesta lo hacía querer saltar de alegría.

Leo: Muy bien, hasta entonces.

Y se fue a su lugar.

Después de darme un beso afectuoso en la mejilla.



"Subiré al Infierno" 2da temporada de "El Nuevo Charro Negro"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora