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Que comience el plan

Gina y Mateo despertaron abruptamente y se encontraron en una habitación. Lucía oscura, solo unas velas alumbraban el lugar.

—Ahg, mi cabeza —Gina se lleva a la zona afectada su mano—. ¿En dónde estamos?

—Creo que en el inframundo —responde Mateo con poca seguridad.

En shock. —¿Morimos en serio?

—No genio —dice él—. Acuérdate que este era el lugar de encuentro.

—Ay perdón, se me había olvidado —responde y Mateo se cruza de brazos para luego negar con la cabeza. Se abre la puerta, dejando ver a Nix y a Hades—. Abuelo —corre a abrazarlo.

—Hola mi princesa —le corresponde el abrazo.

Mateo se acerca a ellos. —Señor Hades —hace una reverencia.

—Hola mocoso —saluda con un semblante serio, típico del Rey del Inframundo.

—Supongo que ya te contó la abuela y Arty lo que planean —mira al mayor.

—¿Arty? ¿Ahora tú y ella se llevan bien? —Gina solo asiente—. Dejando eso de lado, así es, ellas ya me contaron el plan.

—¿Y dónde están? —buscando a los alrededores.

—Ellas llegan más tarde, por lo tanto, síganme —ambos jóvenes siguen al Rey.

Después de caminar unos momentos por los pasillos del reino, los tres se detienen frente a una habitación. El dúo se mira entre sí, esperado una respuesta por parte del rey.

—Esta era la habitación de tu padre —suelta de la nada.

—¿En serio? —su mirada brilla al escuchar eso—. Genial, siempre quise ver cómo era la habitación de papá.

—No creo que cambie mucho, es parecida a la de la cabaña —confiesa Hades.

—No importa, por lo menos puedo saber un poco más de papá —confiesa la menor.

En eso llega un sirviente de Hades y le susurra en el oído. —En un momento regreso chicos —se retira del lugar.

El par de jóvenes no dudaron en entrar a la habitación. Una vez adentro, se encontraron con una habitación llena de posters de bandas musicales, unos libros en el estante, y a un lado de estos; un juego de mitomagia.

—Al parecer mamá no mentía cuando le decía a mi papá que quería jugar mitomagia con él —ve las cartas—. Pensé que era un juego de palabras que había inventado ella.

—Pues ya ves que no es así —se ríe levemente el chico.

La mirada de Gina se desvió a una mesa de noche, en ella estaba una foto de una pareja; Ayla y él.

—Vaya, pensé que no iba a ver una foto de tu mamá cuando era joven —admite Mateo—. Sigue siendo bonita. Pero las veo, y siento que sacaron más tu papá que a tu mamá —mira a la pelinegra.

—Eso es lo que dice mi mamá también, la verdad, hasta ella se sigue cuestionando el parecido. Dice que, en físico, lo sacamos de mi papá, y la forma de ser; de ella.

—Estoy de acuerdo con ella —se sienta en la cama.

—¿Con permiso de quién te sientas? —lo mira.

—Con el permiso de mi cansancio —responde.

—Pero si estuvimos inconscientes por un buen tiempo, ¿y estás cansado? —lo mira con incredulidad.

LA MALDICIÓN DE HADES 💀Book 2💀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora