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La maldición y una amistad

Ayla

—¡Me niego a creer eso! —empiezo a enojarme.

—Quieras o no, debes creerlo —responde Hades—. Aunque nunca hubieras regresado al campamento, la maldición se va a cumplir, quieran o no.

—Pero aquí tengo una duda —miramos a Alice—. Cómo es que a mí o a Nico no nos ha pasado nada si somos tus hijos —esa es una buena pregunta.

—Solo ocurre cuando son hijos de la misma madre —confiesa.

—¡Eso es una maldita locura! —ahora si estaba enojada—. Hijos de la misma madre, difícil de creer esa maldición, ¿saben? —los miro a todos.

—Entonces... —miro a Nico, en su mirada reflejaba dolor, tristeza, rencor—. Lo de... ¿Lo de Bianca ya estaba previsto? —miraba a Hades.

—No, sabíamos que uno de ustedes iba a morir, pero no quién. Pudiste haber sido tú en vez de Bianca —responde.

—Odio arruinar tu momento Hades, pero... Dile, dile quién esperabas que sobreviviera —habla mi madre—. A quién elegiste en ese momento —se notaba molesta.

—¿De qué estás hablando mamá? —pregunta Evangeline.

—Que les diga él —se cruza de brazos mientras mira al Rey del inframundo.

Suspira. —Cuando supe que la maldición se iba a cumplir con ustedes, los quise proteger —mi madre hace un sonido de molestia, dando a entender que fuera directo al grano—.  Deseaba que Bianca sobreviviera y no tú —esa confesión nos sorprendió a todos.

—Yo sabía de la maldición, y busqué por todos los medios evitar que ustedes murieran —intervino mi madre—. Pero después de que me enteré que Bianca había muerto, decidí llevar acabo mi decisión, sin mencionar que ya lo había hecho con Nico.

—¿Y cuál fue? —pregunta Percy.

—Nadie de aquí lo sabe, a excepción de Quirón —mira al mencionado—. Pero Nico está bendecido por mí —nadie sabía que decir, ni siquiera Nico—. Lo quise hacer con Bianca también, pero en ese momento Hades me lo impedía. Ya que él prefería más a su hija que a su hijo, y resulta que muere ella. Irónico, ¿no es cierto? —nos mira.

—Entonces, esa calidez que sentía, ¿era de usted? —Nico ve a mi mamá.

—Así es.

* * *

Nico Jr

—Shhh, no dejas escuchar —le digo a Bianca, quién hacía un poco de ruido con sus susurros.

—Perdón, pero es que no puedo creer que papá haya pasado eso —me susurra.

—Nadie se lo puede creer, más con lo de la maldición y con el secreto de que tiene la bendición y protección de la abuela —susurro.

—¿Saben que es de mala educación escuchar conversaciones ajenas? —nos asustamos un poco y vimos que era Sujin, la hija de Hécate y una gran amiga tanto de mamá como nuestra.

LA MALDICIÓN DE HADES 💀Book 2💀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora