Escape to my side ✰ 2yeon [EDITANDO]

➹ O12 ; Momento inolvidable

Ella me guiaba por todo el camino, tomándome de la mano en todo momento.

Jeongyeon parecía nerviosa y emocionada a su vez, sin decirme nada. No era un silencio incómodo entre ambas, más bien, cómodo. No sabía con exactitud dónde estábamos, solo que era un lugar cercano a un pequeño pueblo el cual atravesamos para llegar hasta allí.

El pueblo estaba cerca del restaurante, por lo que no tardamos tanto en llegar. Tuvimos que atravesarlo, para luego ir hasta a el lugar al que Jeongyeon quería llevarme, que era uno alto, semejante a una colina.

Habían altos y medianos árboles, de los cuales algunas de sus hojas caían o se movían a causa del viento, había bastante pasto y algunas pequeñas piedras en el camino. Parecía un lugar al cual pocas personas iban.

A pesar de que fuera de noche, el lugar no parecía inquietante o aterrador como en las películas de terror, cuya trama se desarrollaba en un bosque. La luna y las estrellas iluminaban todo a la perfección. Tampoco había mucho ruido, los únicos sonidos que se escuchan eran nuestros pasos y los cantos de los grillos.

—Llegamos. —anunció Jeongyeon, deteniendo sus pasos y sonriendome.

Mire hacia el frente, alzando mis cejas al notar que desde esa colina donde estábamos se podía ver con claridad toda la ciudad. Desde esa lejanía, se podía apreciar lo iluminada que estaba la ciudad por las luces de los edificios, autos, casas, etc.

Se notaba lo mucho que me conocía Jeongyeon. Hace algunas semanas le había comentado que me encantaba las zonas tranquilas y donde se pudiera ver un lindo paisaje, así que ella tal vez por eso había pensado en llevarme allí.

Ella me sonrio.

—Recordé que una vez me dijiste que amabas los paisajes. —Miró hacia adelante—. Y bueno... recordé que conocía este lugar, así que decidí traerte.

—Es muy lindo. —Sonrei—. ¿Desde cuándo lo conoces?

Mire su rostro, apreciando su detallado perfil de lado.

—Pues... el pueblo por el que cruzamos era donde vivía mi papá en su infancia y adolescencia. Cuando vinimos a Corea, él me llevó al pueblo para que lo conociera. Luego me trajo aquí, y dijo que de niño le gustaba mucho aquí.

—¿Cómo no iba a gustarle? Es un lugar bastante lindo y alejado.

—Me alegra que te guste. —Me miró—. En fin... tal vez en este lugar podamos vernos sin que nadie nos interrumpa. Algo así como... —Se quedó en silencio, tratando de buscar una palabra perfecta para denominar aquel sitio.

—¿Como un lugar especial?

Ella me sonrió.

—Sí, exacto —afirmó—. Nunca había tenido uno... pero me alegra saber que el primero va a ser contigo.