TRECE

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Quien diría que el agente cuatrocientos cuatro estaría tan de mal humor en una mañana tan hermosa como la de ese día. La lluvia torrencial había acabado en la madrugada, dejando solamente un ventisca helada que hacía temblar a todos los habitantes de Londres. Sin embargo, un sol brillante adornaba el cielo, al igual que ninguna nube se apreciaba en éste.

Harry ese día se levantó de mala gana. Refunfuñó cuando escuchó su alarma sonar por toda su habitación. Da mala gana se duchó, restregaba su cuerpo esbelto casi con furia, dejando marcas rojas de la esponja. Salió y también se vistió de mala gana. Poniéndose solamente una sudadera de color negro y gris; unos skinny jeans azules oscuros; y por último unas converse negras que no se molestó en limpiar las manchas de lodo que tenían estas en la partes blancas.

No se molestó en arreglar su rizado cabello, que decidió en amanecer rebelde. Los leves rizos estaban desarreglados, hasta se podía decir que estaban algo enredados entre sí. Tampoco se molestó en ponerse algo de corrector en sus notables bolsas negras que adornaban debajo de sus ojos.

Una llamada de Jared desde la cocina lo sacó de su pensamientos negativos, y bajó de mala gana -como ha estado haciendo desde que se despertó-las escaleras. Sus pisadas duras se escuchaban en cada escalón, que crujían, advirtiendo que podrían quebrarse en cualquier momento.

— Buenos días. — le saluda Jared cuando lo ve entrar a la cocina. Toma de su taza de café mientras lo observa dirigirse a la tostadora.

— Hola. — respondió seco sin voltearlo a ver. Estaba enojado con él desde la noche pasada. Puso el pan en la máquina, y esperó sin seguir viendo a su supuesto padre.

— Wow ¿por qué de tan malhumor? ¿Estás en tus días acaso? — su intento de broma hizo que Harry frunciera su ceño con total enojo. Odiaba cuando Jared bromeara sobre esos temas, además de que era incómodo le resultaba una gran falta de respeto hacía las mujeres.

— Nada, solamente una estúpida tarea que no alcancé a terminar. — mintió con facilidad. Por eso era unos de los mejores agentes ¿no?

— ¿Una tarea que no alcanzaste a terminar? — dudó él, algo que Harry notó al instante, pero no temió.

— Sí. — volvió a responder seco mientras sacaba su tostada de la tostadora y le daba un mordisco.

— Debió de haber sido una muy larga noche. — Harry pudo sentir la mirada del hombre tras suyo, pero nunca lo volteó a ver. El seguía de orgulloso viendo la cerámica color crema de la encimera de la cocina.

— Sí. Como ayer vino Fizzy no pude acordarme de hacerla. — mintió de nuevo. Se dirigió al lavabo, y se lavó las manos lo más rápido que podía. Quería salir de ahí lo más pronto. La casa a la que se estaba acomodando, ya no se sentía del todo correcta.

— Oh, entiendo. Bueno, que no vuelva a pasar.

— No volverá a pasar. — prometió mientras se volteaba a verlo para que no se viera tan sospechoso. Observó como los ojos amarillentos de Jared lo miraban fijo, como si estuviese buscando algo. — Bueno, debo irme. Adiós. — se despidió rápido mientras cruzaba la puerta de la cocina. Tomó su bolso del suelo, que estaba al lado de la salida del lugar, y sin voltear a ver atrás salió.

Justo cuando cierra la puerta tras suya, dos bocinazos se escucharon, asustándolo al instante. Puso una mano en su pecho como si eso podría controlar su corazón que parecía que latía mil por hora. Llevó su atención hacia un Porsche negro que estaba estacionado, con el motor aun encendido, al frente de la casa. El vidrio polarizado del conductor bajó, y pudo ver a un sonriente Louis por detrás.

No es mi vida, es sólo una misión más (L.S)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora