CATORCE

26 1 0
                                    

 Al fin había llegado el gran día. El día del gran juego. El día en las que las animadoras llevaban preparándose tres semanas, de sudor, cansancio y esfuerzo.

Luego de una última práctica de dos horas antes del juego, Harry se encontraba en los camerinos. Vestido con el uniforme de animador. Había aplicado un poco de crema de peinar para que los rizos para que se quedaran perfectos y brillosos. Todas las demás se habían peinado con dos coletas, y con un maquillaje, un poco exagerado para su gusto, pero que de todas formas no les quitaban su belleza.

— Te vez precioso. — dijo con algo de esfuerzo Felicité.

Después de dos días, su amiga había vuelto a ser la de antes. Harry preguntó si estaba todo bien, pero la chica solamente le había dicho que se encontraba cansada con el tema de su padre, y sin quere,r se había desquitado con él. Se disculpó varias veces después, y Harry las aceptó todas.

— Se que no me veo excepcionalmente bello. — bromeó. — pero es lo que hay.

— Ya ansío verte en tu papel de animador. ¿Eres bueno verdad? Porque ya es una humillación que seas porrista, así que por lo menos tienes que ser excelente. — Ambos ya estaban caminando hacia el campo, donde se realizaría el partido y donde él animaría al equipo de fútbol americano.

— ¿Qué? No sabía que tenía que ser perfecto en ello para no avergonzarte.

— No es eso. — rio. — sólo espero que seas la mejor.

— No sé si fue un cumplido. Pero viniendo de ti, que es reto para ti animarme, lo tomaré como uno. — ambos rieron.

¡Cyclones a la cancha! — se escuchó la voz fina de Beverly en la entrada de las gradas, interrumpiendo la charla de Felicité y Harry.

— Tengo que irme. — anunció Harry mientras caminaba hacía donde estaban las demás.

— ¡No des lástima! — le gritó desde lejos Felicité. Harry se dio media vuelta, y cínicamente le sacó su dedo de medio y al ver que la chica sólo rio, volvió a dirigir su vista a donde estaban sus compañeras porristas.

Apenas llegó, Beverly les ordenó ponerse en posiciones y todos le hicieron caso.

El partido había comenzado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El partido había comenzado.

Después de haber hecho al menos tres rutinas de saltos y algunos bailes, Beverly les dio a todos unos diez minutos de descanso. Pero claro, tendrían que seguir gritando y animando al equipo. Que por lo visto, iba con una desventaja algo notable y decepcionante.

— Lo estás haciendo increíble. — alabó Felicité. La chica le tendió un bote con agua, y Harry con mucho gusto lo cogió, abrió la botella y comenzó a tomar de ella.

— ¿No doy pena? ¿No te estoy avergonzando? — preguntó entre risas. Se sentó en una banca tras suyo y secó un poco de sudor que estaba en su frente.

No es mi vida, es sólo una misión más (L.S)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora