TwentyEight

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Jimin está incómodo y se despierta muy temprano por la mañana. No tiene fuerzas en absoluto.

Se levantó, se sacó de encima la pijama y se quedó dormido antes de siquiera ponerse otra cosa. Su cuerpo estaba un poco frío, pero sentía mucho calor en la cama. El hombre a su lado se encuentra caliente y el vapor desprende lo hace parecer una estufa gigante.

El invierno en el norte llegó muy tarde, fue muy largo y estuvo siempre extremadamente frío. Jungkook parecía estar agotado estos días, como si estuviese hibernando. Dormía muy profundamente y se movía apenas un poco. Jimin se mordió el labio y lo abrazó con cuidado por la cintura. Para este punto, el amor, el miedo y la alegría están tallados a profundidad sobre sus huesos. Se siente como si toda la sangre se le estuviera drenando de poco a poco, y él no puede hacer nada más que ser un mero espectador.

Solo Jimin puede ser capaz de acompañar a Jungkook durante tantos caminos llenos de dificultades, soportar incansables meses de mentiras, y luego, usar su último año de vida para amarlo hasta los huesos. Tan gentil, tan valiente, tan lindo y tan estúpido. Nadie, simplemente Park Jimin.

Cuando Jungkook despertó, sus brazos estaban vacíos y helados. Abrió los ojos a medias y abrazó a la persona que todavía estaba rodeándole el torso sin fuerza. Su mente y su subconsciente estaban aturdidos y sin embargó sabe que Jimin es Jimin, por que nadie excepto él podría estar en la cama de su departamento esa noche.

De hecho, la forma en la que Jimin lo abraza no a cambiado mucho durante tantos años. Cuando está en sus brazos, no es diferente al adolescente de buen comportamiento de la escuela secundaria. Jungkook en realidad no está muy seguro de en qué momento esta persona comenzó a pegarse a él, pero no puede imaginarse el mundo de otra manera. Con otros amigos, con personas extrañas, con alguien que no sea él. En algún momento, Jungkook sintió que estaba cansado de la forma tan vehemente con la que Jimin volteaba a verlo. Pero hoy, Jungkook parece sentir vagamente que lo está perdiendo. Tiene miedo de ver el enojo de su pequeño, la debilidad en sus ojos, la tristeza y el rechazo inconsciente que le da en la cama.

Jungkook acercó la palma de su mano y puso el desordenado cabello de Jimin detrás de su oreja. Vio que los ojos del menor lentamente se apretaron, se tornaron pesados y la respiración de Jimin que antes era suave, ahora era superficial y se estrellaba sin parar en el pecho de Jungkook. Le pica, como una pequeña garra que le está desgarrando el corazón. No pudo evitar tocar las mejillas de su amado esposo y solo con el roce de las yemas de sus dedos, pudo saber que tenía fiebre.

-¿Jimin? Oye pequeño, levántate.

Jungkook frunció el ceño y apretó suavemente la punta de la nariz del menor. 

Jimin tiene la mala costumbre de despertar con un poco de fiebre alta y, por consiguiente, no se siente demasiado incómodo. En cambio, Jungkook lo despierta de inmediato, siente su frente y lo acomoda sobre las almohadas. Sacude la cabeza con suavidad y saca lentamente el aire por la nariz. Jungkook no sabe que más hacer además de cubrirlo con la colcha y levantarse para buscarle medicina. Inesperadamente descubre que la pequeña vitrina del estudio que antes estaba vacía, ahora tiene los estantes llenos de botellas de vidrio y frascos de diferentes tamaños. Eran como medicamentos, pero parecen más bien unos diminutos caramelos de colores. Es un poco extraño y no quiere darle algo que le haga todavía más daño así que sin pensarlo mucho, fue a su habitación y tomó apresuradamente su propia caja de medicinas para el resfriado. Vertió un poco en su mano y se la dio para intentar bajarle la fiebre a Jimin.

-Toma la medicina y luego duerme cariño.-Jungkook puso una taza de té en los labios de Jimin.-Espera a que haga unas gachas de arroz para comer. 

Jimin estaba medio dormido para cuando tomó la medicina. Jungkook le dio unas palmaditas en la parte superior de la cabeza:

-¿Me sobrepasé contigo anoche pequeño? 

Jimin se envolvió en la colcha y le dio la espalda. 

-Tengo cosas que hacer en la tarde, pero después de la comida te llevaré al hospital para que te revisen. ¿Está bien?

Jimin se enderezó gradualmente y dijo: 

-No hay que ir al hospital. -Después de un rato, completó la frase diciendo-Necesito alimentar a los gatos. 

-No hay problema con eso, escúchame. -Jungkook rata de convencer a Jimin de que todo estará bien, sin embargo, siente que su tono es difícil y se va poniendo nervioso lentamente. Susurró:-Los acabo de alimentar, más temprano en la mañana.

Jimin no quería ir al hospital, el final estaba casi escrito y no era el tipo de persona que se preocupaba por casos perdidos. También sabe dentro de sí, que cuando Jungkook se dé cuenta, sus palabras serán tormentosamente falsas y completamente escandalosas. 

Ya sea una disculpa o palabras llenas de vergüenza basadas en la lástima, Jimin no las quiere en absoluto.

¿Qué harás sin mí, Jungkook? Los ojos de Jimin están muy tristes. Hace dos meses, en los días de nieve, el mayor regresaría para acompañarlo a comer unas bolas de masa y preguntarle el por qué su rostro se veía tan cansado. Ahora no puede soportar sus tardes de silencio.

Vamos, no es que pueda soportar toda la ignorancia con solo el poder del amor. El cariño, sus sentimientos y la vida, le están dando la muerte. Siente que su rostro está un poco pálido porque, aunque él puede pretender ser fuerte, su cuerpo saca su debilidad más veces de las que le gustaría. El cuerpo, el organismo de las personas, es inteligente de verdad.

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Jungkook entra para decirle que es hora de comer, cuándo se da cuenta de que Jimin está todo acurrucado sobre la cama. Incómodo, triste, con la cara llena de un sudor frío y viscoso. Sus ojos están cubiertos por una gruesa capa de lágrimas. Tiembla, abre la boca y solamente grita:

-K-kook... Me duele el cuerpo...

-¿Dónde? ¿Dónde te duele?  Cariño por favor no me espantes. 

-M-me duele la cintura y las piernas Jung...

Jungkook lo abraza de la misma forma que la noche anterior. Su fiebre parece haberlo desgastado, parece tan incómodo y tan enfermo mientras que el mayor le susurra: 

-Después de comer las gachas, te acuestas y vamos a ir a que te hagan un examen médico. ¿Está claro? Estarás bien amor, confía en mi

Jimin  quiere contestar, pero el sonido de un celular lo arrastra de nuevo a su desgracia.

The ten years that I loved you the most Donde viven las historias. Descúbrelo ahora