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Siento algunas voces un tanto lejanas, no entiendo que es lo que dicen. Me pesan los ojos, por más que lo intente no los puedo abrir, pero me obligo a hacerlo, cerrándolos al instante, pues una fuerte luz prácticamente me cegó por completo. Los abrí de nuevo y poco a poco fui acostumbrándome a la claridad. Al parecer ya anocheció y estoy completamente solo en la habitación, por lo que probablemente las voces sean de mamá y Mai fuera del cuarto. La cabeza me da un sinfín de vueltas, pero aún así me incorporo de la cama para salir del lugar.

Mamá y Mai se acercan rápidamente a mí, pidiéndome que vuelva a la cama, pero me negué a hacerlo. Miré sobre ellas, y ahí estaba, ese tal Goten, quien me miraba entre curioso y sorprendido. He de suponer que le explicaron las cosas ante su incredulidad. Sin embargo, estaba serio, no había rastro alguno de la bonita sonrisa que me enseñó hoy...

¿Bonita?

Aún debo estar mal de la cabeza. No puedo creer que haya pensado semejante idiotez. No hay hombres con sonrisas bonitas, sólo mujeres.

Insistí en que tenía hambre, así que mamá ordenó a los empleados que hagan una enorme cena, con un intruso como invitado. No me hacía gracia que este mocoso estuviera comiendo a mi lado, ni mucho menos con su falta de modales en la mesa.

—Al parecer, ya se conocieron —mi madre rompió el eterno silencio.

—Sí, aunque al principio no le creí una sola palabra —dijo entre risas. ¿Qué le causaba tanta gracia?—. Gracias por aclarar mis dudas, Bulma, y también tu, Mai —les sonrió a ambas y simplemente siguió comiendo como si nada.

Aguanté mis ganas de estrellarle la cara contra el tazón de arroz, no sería apropiado de mi parte tratar así a la visita. Pero a medida que avanzaba la cena, más se incrementaban esas ganas, parecía coquetearle a mi futura esposa. Haciéndole cumplidos, sonriéndole brillantemente e incluso jugueteaban con la comida. Kamisama, por favor, haz que tenga la paciencia suficiente para aguantarlo.

La cena concluyó sin ningún problema. Quería irme a dormir lo más pronto posible, a pesar de haber dormido casi todo el día, me sentía cansado, como si mi cuerpo pesara cien veces más. Me dolía la cabeza, pero lo más probable es que haya sido por el desmayo, así que no le di importancia, con un analgésico se iría pronto. Mai, por su parte, dijo que tenía cosas que hacer y que no pasaría la noche en la casa. Me sentí mal, quería que se quedara conmigo, pero no objeté nada, probablemente ella tenía personas y lugares que perdió por culpa de Black, obviamente querría ir a visitarlos y a pasar tiempo con ellos. Así que lo entendía, aunque me costara.

—No te preocupes, yo cuidaré de Trunks. Tu ve a donde tengas que ir —mamá le dio esa sonrisa maternal que todo lo cura. La pelinegra le sonrió con ternura y se despidió de todos nosotros, para luego irse a quién sabe donde.

—Bulma, tu ve a descansar, yo me encargaré de tu hijo —la tomó de los hombros guiándola fuera de la cocina, mientras mi madre reía sin poner resistencia.

—Te lo encargo, pequeño.

Creo que ahora me duele el doble la cabeza. Caminamos a mi habitación en completo silencio, sentía su mirada, pero me negaba a devolverla. Al entrar me tiré de lleno a la cama, ahogando un suspiro en la almohada. Goten, por su parte, cerró la puerta y se sentó en los pies de la cama mirándome fijamente. Me hacía sentir incómodo, ni siquiera con mi padre me sentí así y eso que es incómodo estar a su lado.

—Puedes irte a casa. No necesito que me cuides —hablé aún con la cara en la almohada.

Se quedó en silencio, todavía podía sentir su mirada quemándome la nuca, así que lo miré de vuelta.

—Cuéntame de ti —sonrió sin mostrar los dientes—. Ya confirmé que eres el autentico Trunks, pero no eres el de la foto —señaló el cuadro de mi mesa de luz. La miraba con nostalgia, supongo que debe recordar a su hermano, pero en un gesto totalmente inmaduro bajé el cuadro sacándolo así de su vista.

Le conté básicamente todo, desde la muerte de Gohan, hasta el hecho de que en otra línea de tiempo ambos viven felizmente, obviamente omití el hecho de que su versión niño es homosexual, son detalles sin importancia. Se puso extremadamente feliz al saber que su hermano pudo tener una vida normal y formar una familia. Sus ojos brillaban, pero no soltó ni una sola lágrima.

—Bien, ahora cuéntame tu. Eres literalmente un desconocido para mí —me acomodé para escucharlo atentamente.

—Mmh, al poco tiempo de nacer mi padre murió por una extraña enfermedad del corazón. Crecí sin ningún tipo de problemas, los androides usualmente no iban hacia zonas rurales, pero a la edad de siete años, nos llegó la noticia de que Gohan había muerto  —hizo una breve pausa intentando no llorar—. Aunque luego nos dijeran que derrotaste a esas máquinas, tu también moriste debido a las heridas. Nunca hablamos, ni jugamos juntos, sólo nos saludábamos cuando ibas a casa. Mi hermano se la pasaba contigo peleando de aquí para allá, por lo que casi nunca fuiste —sonrió con pesar—. Para mí no fue tan difícil superarlo, era sólo un niño, pero si lo fue para nuestras madres. Tuvieron que soportar la pérdidas de sus hijos. Afortunadamente, no se han presentado más amenazas y pudimos crear una vida relativamente normal —finalizó encogiéndose de hombros.

Aquí si pude derrotar a los androides, aunque me costó la vida en el proceso. Me sorprende que al ser la copia viva de su padre, se tome tan en serio estos temas, supongo que es por la influencia de la Señora Milk. También me sorprende que nos lleváramos siete años, mientras que en el pasado sólo nos llevamos uno.

—A propósito  —dije para romper el ambiente tenso que se había formado—. ¿Cuántos años tienes?

—Veintiuno —volvió a sonreír brillantemente.

Mi corazón se aceleró ante ese diminuto y tan normal gesto. Mierda, Trunks, contrólate tu no eres así.


🌸🌸🌸

Tal vez, sólo tal vez, la historia sea un poco más larga que la anterior, pues debo desarrollar el romance y no me gusta que sea todo muy rápido. Aún así, los capítulos van a seguir siendo más o menos de la misma duración.

Bye 💖

También tengo un GotenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora