22.

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Jack
Me desperté y miré a Diana. Estábamos abrazados. La miré con una sonrisa. Ella se despertó poco a poco y se quedó mirándome.
—Hola-dijo ella, aún con nuestras piernas enlazadas.
—¿Qué hora es?—le pregunté.
Ella se giró y miró el móvil.
—¡Ostias, las 12 de la tarde!-exclamó.
Me levanté y me quedé sentado.
—Solo duermo así contigo, joder-comenté.
Ella se rió y vino a mi lado.
—Toma—me dio la ropa de ayer.
—Todavía huele a colonia-dije, mientras me empezaba a quitar la camiseta. Ella se metió al baño y salió ya vestida.
—¿Vamos a comisaría?—me preguntó.
Me pensé qué hacer.
—Primero llévame a una tienda de ropa-respondí.
Ella cogió las llaves de su moto v salio, vero al segundo volvió a entrar en el Ella cogió las llaves de su moto y salió, pero al segundo volvió a entrar en el cuarto.
—Gustabo y Horacio están fuera con Greco y Volkov-dijo, lo que no me esperaba.
-¡Joder, Diana!- exclamé.
Ella se acercó a mí.
—Les decimos que dormí en el suelo si te preguntan-sugirió.
Yo asenti.
—Vale, pues abrimos, ¿no?-dije. Abrí la puerta y ella salió primero.
—¡Hola, chicos! ¿Qué hacéis?-salí al segundo. Todos me miraron raro.
—¿Qué hacías en el cuarto de mi hermana? —preguntó Gustabo, un poco enfadado.
—Tranquila, nena. Dormí en el suelo-dije, mirando a Diana. Ella fue a la cocina y puso la cafetera. Luego me trajo una taza de café.
—Oye, al final parece que todos dormimos aquí-comentó.
—¿Espera, Greco también? Y puedo saber dónde habéis dormido cada uno?—
preguntó Diana. —Yo en el sofá, Greco en la cama de la habitación de invitados y Horacio junto a Volkov en mi cama. Bueno, espero que Volkov en el suelo-dijo Gustabo riendo.
—Pues claro que en el suelo, ¿dónde sino?-comentó Horacio. Miró a Diana.
—¿Me puedes dar lo que dejé ayer?-preguntó.
—Claro—respondió Diana.
—Vamos—dijo ella.
C
Diana
Fui con Horacio a mi cuarto.
—¿Qué pasa?-dije, cerrando la puerta.
—Ambos sabemos que no han dormido en el suelo-comentó él, sonriendo.
—¿Has hecho lo que tú sabes con Volkov?—le pregunté.
Horacio suspiró.
—No lo sé. El caso es que no recuerdo nada. Solo que me he levantado sin camisa, a su lado. ¿Y tú?—preguntó.
Me senté en la cama.
—He dormido con él, pero nada más. I quiero nada sentimental-le respondí. El hizo un puchero.
—¿No te gusta?-dijo, curioso.
—No sé, no estoy para relaciones, y menos con mi superior-respondí, mirando
al suelo.
Él me miró raro.
—¿Qué pasa, Horacio?-pregunté, mirando cómo me sonreía.
—Nada, un poco sois una gran pareja, aunque no lo pensaría nadie-dijo, riendo.
De repente, llamaron a la puerta.
—¿Qué estáis haciendo, puercos?-dijo Gustabo, con su tono sarcástico de siempre.
Abri la puerta.
—Nada-dijo Horacio, mientras se iba al salón.
—Vamos a comisaría, Diana-dijo Conway, sacando el móvil. Fuimos caminando hasta el garaje, donde él sacó un coche y fuimos a comisaría.
—A atender denuncias-comentó él.
Al llegar, había mucha gente en la entrada.
—A ver. nenas. somos dos. así aue hauan fila—diio Conwav. diriaiéndose alc —A ver, nenas, somos dos, así que hagan fila-dijo Conway, dirigiéndose al
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grupo.
Una mujer vino hacia mí.
—Este señor quería secuestrar a mi niña-dijo, sujetando a una niña de 16 años de la mano. La niña miraba con cara de enfado.
—Ven conmigo-le dije, llevándola a una sala.
—Dime la verdad—le pedi.
La niña asintió.
—Es mi novio, pero la tía esta no me cree-dijo, enfadada.
—Es tu madre, ten respeto—le respondí.
Ella se rió.
—¿Respeto? Me ha jodido la vida, no me deja estar con él, ni me deja salir-dijo, mientras se cruzaba de brazos.
—Qué asco de niñas mimadas-murmuré.
—Dile al hombre que pase-dijo la mujer.
La chica salió de la sala y entró el hombre.
(↓
—: Qué nasa?-diin entrando hruseo —¿Qué pasa?—dijo, entrando brusco.
—¿Cuántos años tienes?—le pregunté, mirándole mal.
—Tengo 48, ¿y tú, guapa?-respondió, sonriendo.
Jack
Yo me sentí asqueada, pero respondí con calma.
—No te voy a responder-dije, apartándome un poco.
El se acercó más.
—Vamos a hacer una cosa: pregunta por pregunta-dijo él, acercándose más.
Asentí sin decir nada, sin ganas de hablar con él.
—Tengo 27—respondí, sin cambiar mi expresión.
El hombre sonrió.
—Te toca—me dijo, con una sonrisa.
—¿Es tu novia?—le pregunté, seria.
El hombre asintió.
—Sí, desde hace 2 años-respondió.

El se metió las manos en los bolsillos. -Pero mira, guapa, si es por ti, la dejo. Me toca, ¿tienes novio? —preguntó, acercándose aún más.
Yo iba a negar, pero justo en ese momento Conway entró.
—Sí que tiene-dijo, con tono firme.
El hombre se quedó mirándolo, pero al ver a Conway en modo serio, dejó de insistir. Conway vino hasta mí y me puso el brazo alrededor del hombro.
—Oh, ¿estáis juntos?—preguntó el hombre, mientras miraba a Conway y a mí.
Conway asintió.
—Por cierto, quedas arrestado por estar con una menor de edad-dijo, mientras
Mussá y Torrente entraban y le esposaban.
—¿Qué hacéis así, cogidos?-preguntó Torrente, mirando a Conway y a mí.
—Llévatelo-contestó Conway, ignorando la pregunta. Se fueron de la sala con el hombre arrestado.
Conway quitó su mano de mi hombro.
—¿Desde cuándo somos pareja, Conway?—le pregunté, con una sonrisa.
Conway me miró serio.
—No te emociones-dijo, sonriendo. -Eres gilipollas-respondí, mientras salía de la sala, escuchando cómo se reía.
Salí de la comisaría y fui a una pastelería. Sabía que Conway estaría patrullando con Volkov y que volvería por la noche, alrededor de las 10. Le encargué un pastel de dulce de leche con un dibujo de una "C" enlazada con una "D" en rosa.
Le dije que lo recogería a las 9:45.
Fui a casa y me cambié de ropa. Me puse unos vaqueros blancos y un top amarillo. Fui a la pastelería y recogí el pastel.
Jack
Dejé a un chico en las celdas y subí a mi despacho. Todos me miraban raro.
Greco vino hacia mi.
—Hola, tu novia ha preguntado por ti-dijo, con una sonrisa.
Me dieron ganas de romperle la cabeza, pero a la vez me gustaba escuchar eso.
—¿Está por aquí?—le pregunté.
Él me miró, intentando no reírse.
—No, se ha ido-respondió.
Subí a mi despacho y, al abrir la puerta, vi una bolsa en mi mesa. Me acerqué y la levanté. Dentro había un pastel. Era obvio que solo Diana se le ocurriría algo así.
El pastel estaba muy bien decorado con una "C" y una "D" en lazadas en rosa
sobre un fondo blanco. Cogí el pastel y le di un mordisco suave. Estaba buenísimo. Creo que solo ella
sabe lo que me gusta. Es la mujer perfecta para mí.

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