𝐅𝐀𝐓𝐇𝐄𝐑 | 𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 01

6.5K 628 65
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.







Mientras la campana sonaba cada vez más y los miles de mensajes provenientes de su correo electrónico empezaban a acumularse poco a poco llegando a un número alto de +99, el propietario de la cuenta abierta ya hacía tirado en medio de la sala de estar, con una botella de alcohol cerca suyo y su libro en su pecho. Sus manos se habían aferrado a el con fuerzas, como si de el dependiera su vida.

La vida de ese triste hombre no podría haber sido peor que la de otros desafortunados.

Su empleo era una prosperidad enorme pues su talento era excepcional y nadie como él podía ser capaz de ganarse el enorme aprecio de los niños pequeños. Era su don. Su lenguaje era capaz de ser entendido por las mentes que recién se estaban desarrollando. Era capaz de ser un hombre paciente y comprensible. Él único en toda su clase de especie ──no es nada común ver a un hombre siendo maestro jardinero y siendo el mejor

Sinceramente, él no se sentía como una rana en otro estanque; sí, el ser el único hombre dentro de un grupo de solo compañeras femeninas es, de cierta manera, sofocante pues hay veces que el hombre requiere de estar con sus mismos para poder seguir siendo... hombre. Aún así y con todos sus problemas mínimos, él ama trabajar y su trabajo lo adora a él.

"Maestro Sol" era su adorable apodo dado por los pequeños alumnos a su persona. Porque era como un sol, irradiaba calidez y amor.

Era el perfecto hombre con el cual superar tu terrible daddy issues.

Y aún así, él se sentía vacío. Algo le faltaba a su vida que lo hacía sentir incompleto. Solo que no sabía qué era eso exactamente.

—¡Maestro Sol!— oyó el grito del pequeño alumno.

Las clases del día viernes habían finalizado y toda su salita de conejitos había abandonado la instalación, solo faltaba un conejito por marcharse y ──mayormente── es a él a quien tardan en recoger pues sus dos padres mantienen el tiempo limitado para realizar todos sus deberes al mismo tiempo. Él no encuentra problema con estar cinco minutos más en la escuelita haciéndole compañía y distrayendolo para evitar su sentimiento de abandono ──algo común en los pequeños de cinco a cuatro años cuando sus padres tardan en venir a recogerlos de la escuela──

—Mami ya vino— señaló a la mujer que aguardaba a por su hijo en la entrada mientras agitaba su mano sonriente y ruborizada ante la atención del maestro —Nos vemos.

—Nos vemos campeón— removió los enrulados cabellos del menor como despedida. Sí. La perfecta figura paterna ──también lo pensaban las madres de sus alumnos──

Divisó la ida del niño. Corrió nuevamente hasta su madre mientra gritaba por ella con alegría. La mujer alzó a su niño entre sus brazos para brindarle un fuerte abrazo.

Fue ese el instante en el que él entendió que era ese vacío.

Familia.

Él había llegado a una edad en la que la soledad ya no parecía ser satisfactoria.

Era agrable tener el departamento en completo silencio, dormir en las noches con comodidad, pero teniendo aquel lado de la cama siempre vacío y llegando a sentir la casa sin vida ante ese silencio sepulcral era... triste. Triste y realmente aburrido.

—Sería un buen padre— sus hábiles manos preparaban lo que sería la cena de esa noche. Una cena solo para él —Y un buen marido— quizás sea el vapor de la holla y del agua que hervía en ella o quizás era la idea de una pareja sentimental lo que hizo de sus mejillas rosadas —Recuerdo muy bien las fechas importantes y sé tratar con niños, y bebés. Hasta podría cocinar todos los días yo— se aferró al cucharón luego de unos instantes de estar revolviendo. Sí. La idea era encantadoramente hermosa y emocionante —Podría cuidar también del bebé, no me importa cambiar sus pañales o bañarlo. ¡Sería tan lindo!

Empezó a hacer lo que mejor saben hacer las mujeres: fantasear con una vida perfecta.

En su fantasía él es un hombre felizmente casado, con una adorable mujer ──sin siquiera importar su apariencia── y un hijo recién nacido. En esa vida falsa él cuida de ambos. De ella y de él. Cocina para ellos. Ayuda a su esposa con su hijo. Ve el crecimiento de su hijo y llega a verlo convertirse en un reconocido hombre.

Tanta perfección era demasiado utópico.

¿Dónde encontraría a esa adorable mujer? Primero se requiere de una para llegar a lo otro: el hijo.

—Debería dejar de soñar— comentó cuando fue tarde y sintió el terrible olor de la comida quemada —¡Oh Dios!— quitó la holla con prisa y la arrojó sobre el fregadero, el humo se intencificó y eso llevó a que él abriera con prisa la ventana. Toció un par de veces ante ese terrible humo.

Es una lastima. Ahora tendría que conformarse con la comida enlatada.

—Es una suerte que no halla sonado la alarma de incendios— comentó mientras devolvía el plato a la alacena luego de haber cenado una comida ligera. ¿Cuánto tiempo estuvo soñando como para llegar a hacer que el agua de la holla se evaporará por completo? Era imposible pero tal parece que no.

Volvió su cuerpo a la sala de estar. Recostó su espalda en el respaldo del sofá. Solo cerró sus ojos unos instantes mientras el terrible silencio volvía a resurgir en ese lugar.

—Un hijo— seguía con esa idea. No, dejó de ser ser solo una idea y ahora pasó a ser un deseo fuerte —¿No sería encantador oír su adorable llanto a las tres de la mañana? Con tanta alegría me levantaría por él.

El rington de su teléfono celular hizo que su burbuja se destruyera.
Los dos mensajes de la directora reflejaban en su pantalla celular.

"Maestro Baek, su ascenso fue aceptado por el ministerio de educación"

"Felicidades"

Había que realizar una celebración ante esos mensajes ¿pero con quién hacerlo? Eunji Baek está totalmente solo en la vida.

Fueron dos, o quizás tres, o tal vez cuatro las botellas de cerveza que bebió aquella noche como "celebración" y cuando reabrió la mirada, sucedió que pensó que sucedería, quedó dormido sobre la mesa brindándole el terrible dolor de espalda en esa mañana y el fuerte dolor de cabeza por causa de su borrachera.

—Vaya, otra vez-...

Algo estaba mal.

¿Su voz?

—Mi voz— tocó con prisa la garganta. Dio el tiempo necesario para que notara aquella mano extraña manejada por él —¡Mis manos!— alzó la voz con temor —¡Mi cuerpo!— notó entonces aquel cuerpo perfecto de posible actor de película —¡Mi casa!— entró en más pánico ante ese nuevo lugar en donde él estaba —¡¿Dónde rayos estoy?!

𝐅𝐀𝐓𝐇𝐄𝐑 ────the villain is a puppet✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora