𝐅𝐀𝐓𝐇𝐄𝐑 | 𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 11

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La daga se clavó con rudeza sobre la carta eh hizo temblar de terror al escolta de su majestad

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La daga se clavó con rudeza sobre la carta eh hizo temblar de terror al escolta de su majestad.

──Ese malnacido. ──murmuró con rabia el Emperador.

La visita a Kedrey no había sido en vano. Sus sospechas habían sido ciertas después de todo. Vermouth Kedrey aún seguía intercambiando cartas con su esposa y está era la prueba de ello. La carta escrita a puño y letra de su mujer, reconocería dónde fuera aquella caligrafía y ese maldito perfume también.

──Buen trabajo. ──dijo al escolta. El joven de cabellera rojiza simplemente asintió a las palabras de su majestad en agradecimiento sin decir una sola palabra──. Ahora tendrás otra tarea que cumplir. ──esté prestó atención a lo que diría──. Vas a vigilar a ese sujeto, día y noche, sin importar que es lo que esté haciendo. ¿Has entendido?

El pelirrojo asintió, nuevamente sin decir una sola palabra. Se retiró de la oficina a toda prisa, sabía que su majestad estaba conteniendo su rabia respecto a este asunto delante suyo. No tardaría en estallar aquello de manera bestial.

Los primeros ruidos empezaron a oírse apenas él salió de la oficina cerrando la puerta detrás suyo. Estaba bastante claro que toda la ira se estaba yendo contra todo aquello que estuviera alrededor del monarca. Daba miedo pensar que tanta rabia eh ira era descargada en ciertas personas cercanas a él. Por fortuna suya (quizás) era un simple subordinado. Mudo y sin linaje noble. Alguien que solo era espectador y que si quería evitar el destino cruel, tendría que seguir todas sus órdenes sin siquiera oponerse a ella. Sería difícil hacerlo después de todo. Las palabras no podían salir de su boca aunque él más lo quisiera.

Edward tomó el pisapapeles de su escritorio y lo lanzó contra la pintura de su esposa que colgaba en aquella pared. Destruyó el lienzo y con él la magnífica creación pintada a mano.

──Tu sola estás cavando su propia tumba. ──murmuró.

En la capital, los rumores acerca de los amantes de la Emperatriz eran el pan de todas las mañanas en los círculos sociales

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En la capital, los rumores acerca de los amantes de la Emperatriz eran el pan de todas las mañanas en los círculos sociales. Desde esclavos a simples soldados y nobles de baja y alta categoría del imperio. Cada uno de ellos era completamente falso. Florencia solo podía tener ojos para un único hombre. Vermouth.

𝐅𝐀𝐓𝐇𝐄𝐑 ────the villain is a puppet✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora