𝐅𝐀𝐓𝐇𝐄𝐑 | 𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 03

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*Aguarda... ¿Acaba de llamar a ese niño "Rafael"?*

The Villainess Is Marionette fue una historia que él solía consumir en sus tiempos libres. La trama tal vez era buena pero él realmente se hallaba más atraído a esa historia por la protagonista, por supuesto, escribieron y diseñaron a Cayena Hills lo suficientemente perfecta para llegar a hacerla tan interesante –no, fabulosa–; su historia estaba reflejada discretamente que solo aquellos lectores minuciosos podrían el captar al instante todo, pero el protagonista masculino era fastidioso. Hasta Rezef, quien es el que ocupa el papel del villano, mantiene una estructura de historia lo suficientemente perfecta para sus estándares. Rafael Kedrey solo parecía ser el típico hombre que su niñez fue traumatica, ¿por qué darle tan poca valorización a alguien tan grandioso? Su diseño era excepcional pero su historia... Era decepcionante, hasta ayer.

—Rafael Kedrey— si realmente el niño que lo ha llamado 'padre' era el protagonista de la historia que él ha estado leyendo ¿quién era él entonces? —¿El Duque Kedrey?— ¿el padre de Rafael?; la apariencia era demasiado idéntica a la de Rezef. Sí. Era el Duque, el cual habría imaginado con una apariencia más idéntica a la del protagonista —¡Oh mierda, soy el Duque!— aguarden, si era el Duque ¿no se supone que era también el villano?

De no ser por la silla él habría caído al suelo, sus piernas temblaron ante el terror que se había apoderado de su cuerpo. El Duque Kedrey, Vermouth Kedrey, amante de la emperatriz.

Su vida estaba condenada a la muerte.

Él era el hombre que se atrevió a estar con una mujer casada, pero no con cualquier 'mujer casada', sino con la esposa del emperador.

De esa unión nacerá el villano, el cual ya debió de haberlo hecho. ¿Qué clase de castigo era ese?, ¿La vida lo había llevado a una muerte peor que la sobredosis de alcohol?

—¡Duque!

El repentino llamado a la puerta lo hizo asustar.

—A-Adelante— dio el permiso a que un joven soldado ingresará teniendo una cara de haber visto a un fantasma.

—La duquesa ha regresado— 'la duquesa', ¿su esposa, tal vez? —Ella esta aguardando por usted en la sala.

*Mierda*

Si existía alguna salida de aquel mundo ¿cuál demonios era? porque no dudaría en usarla para librarse de tanta carga puesta.

Sentía que iba a vomitar.

¿Qué diría estando en frente de esa mujer?, «¡Cariño!, Bienvenida, te eh echado tanto de menos» era verdaderamente estúpido. El Duque y la Duquesa ni siquiera pueden verse a la cara por unos milésimos segundos, ellos dos se detestan. En medio de toda esa confrontación está Rafael, el cual milagrosamente ha logrado fructificar de esa relación tan caótica.

—El Gran Duque esta aquí— la sala era el salón principal de la enorme y lujosa mansión Kedrey en donde las más grandes fiestas y reuniones se llevaban a cabo. Ahora mismo se realizaría una reunión familiar tras el regreso de la Duquesa Annisilia de su viaje al Este del Imperio.

Ahora que observaba a esa hermosa mujer estar delante de él con una clara expresión de desprecio podía ver el enorme parecido suyo con Rafael. Desde el tono de cabello hasta los bonitos ojos rubíes, la nariz y la pálida piel... Todo de ella era de él.

—Bienvenida— dijo con nervios.

La mujer en frente de él dio unos cuantos pasos hasta estar más cerca y alzar con rapidez la mano para golpear con fuerzas su mejilla.

El golpe fue hecho con tal fuerza que el ruido de este género escalofríos a los sirvientes presentes en esa sala.
La piel blanca del Duque fue tornándose roja ante el castigo. Las uñas, perfectamente hechas de la Duquesa, habían marcado la mejilla con una larga línea de la cual sangre brotaba lentamente y daba el camino a un hilo de la misma.

—Tenga por seguro que nada sale desapercibido de mí— murmuró de mientras tomaba la ropa de su esposo y tiraba de ella hasta adelante, obligaba que el rubio se egachara hasta su altura baja —Lo sé todo— aseguró. Su brillante mirada ya había dejado de ser linda —Y nada de lo que ha hecho quedará impugne. Yo me haré cargo de hacer su vida un completo infierno— bastó esas palabras para que la Duquesa tomará su camino de regreso a su dormitorio.

Sí. Era lo que se habría esperado de una mujer engañada, pero el golpe quizás no. Fue algo que lo tomó por sorpresa.

—Du-Duque— al lado de él se reunieron unas cuantas damisela, vestían el atuendo de la servidumbre —¿Desea que lo ayudemos?— ellas temblaban de terror. Sus manos las delataban.

—No hace falta— respondió con calma —Puedo hacerme cargo yo— regresaría a la oficina. Por el momento, era el único lugar en donde se sentía seguro.

Estando de regreso, primero que nada limpio aquella herida. No colocaría nada en ella, tan solo dejaría que sanará estando libre en el ambiente. Al menos la sangre se había detenido.

—Ella— lo que la Duquesa había dicho en voz baja era una clara amenaza discreta. Una amenaza que solo él pudo oír y entender —Debe de saber que el Duque la ha engañado con la emperatriz— tampoco puede hacer demasiado. Se supone que él ahora es un amante, pero un amante de una mujer poderosa. Ir contra su seguridad es estúpido de pensar, pero... —Rafael.

Se paró de golpe ante ese pensamiento.

—¡Dime dónde está Rafael ahora!— exigió en voz alta a una sirvienta. La muchacha respondió con temor:

—E-El joven niño está ahora en su habitación.

Ni siquiera sabía en donde se hallaba esa habitación asique una sola mirada llena de enfado bastó para que la joven sirvienta dijera:

—¡Lo guiaré de inmediato!

Tanto los pasos del Duque como los de la muchacha eran acelerados; él estaba temiendo algo. Si la Duquesa libró su irá contra él en una fuerte bofetada ¿qué podría llegar a hacerle al pequeño Rafael?, ¿no ha dejado la historia principal en claro que la infancia del protagonista fue caótica? Si solo han mostrado las violencias físicas hechas por el Duque ¿qué es lo que esa mujer aterradora podría llegar a hacerle?

—¡¿Me estas diciendo que él se sintió orgulloso por notas como estas?!— ya hasta podía oírla estar lanzando su furia. Se adelantó unos pasos más adelante. Abrió la puerta de la alcoba tan de golpe que la madera golpeó la pared eh hizo asustar a ambas personas de adentro —¿Du–Duque?

Por supuesto que sucedería así la historia.

Esa mujer pretendía descargar toda su rabia en contra del niño. Las lágrimas en el rostro de Rafael eran demasiado evidentes.
El abanico cerrado que estaba en manos de la Duquesa Anissilia era, tal vez, su herramienta de castigo.

—Alejate del niño ahora mismo— exigió para más sorpresa de la pelinegra.

Vermouth tomó entre sus brazos a Rafael. Protegió al protagonista entre sus brazos eh impidió que nuevamente sufriera los malos tratos de su madre.

𝐅𝐀𝐓𝐇𝐄𝐑 ────the villain is a puppet✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora