Historia Corta.
Me gusta el mejor amigo de mi hermana desde los catorce años.
Él nunca me miraría de otra forma y yo fantasearía tranquila con él por el resto de mi vida. Pero cuando mi hermana se muda a la India con su esposo por trabajo todo se c...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—David. No — abro la puerta como puedo, me ha agarrado desprevenida. Me tiene por la cintura mientras mueve su boca sobre mi cuello y toca mi piel desnuda — Para.
No puedo evitar reírme. La situación es extraña. Y estoy sola y además un poco ebria.
—Vamos a tu habitación — David ronronea.
—Te he dicho que aquí no. No es mi casa. Tengo que respetar que...
—Entonces vamos a la mía — su mano sube hasta uno de mis pechos. La puerta se cierra y una luz al final del pasillo se prende. David me suelta como si hubiera visto al diablo — Señor Cumberbatch — me hago para atrás y me volteo. Benedict está con una botella de whisky en la mano mirando a David con los ojos inusualmente negros — No es lo que...
—¿Cree? — termina por él arrastrando las palabras. Está algo sudado y la camisa de Han solo fuera de los pantalones — Pues déjeme decirle estimado jovenzuelo hormonal, que esto es perfectamente lo que creo — Nunca he visto a David tan tieso y a Ben tan estoico y divertido al mismo tiempo — así que — levanta un dedo diciendo que lo espere y se lleva la botella a la boca traga como si fuera agua y luego se limpia con el dorso de la mano — te voy a dar dos opcionesss — arrastra las palabras mientras al mismo tiempo arrastra los pies hacia él — o te disculpas con la señorita y te vas, o te disculpas y te vas — se queda serio y en silencio y yo, de algún modo no puedo evitar reirme. Cuando él me mira enojado me tapo la boca — eso no sonó bien. Pero vamos, sabes lo que quiero decir.
David asiente y tragando saliva con mucho miedo se gira a mí pone su mano en mi brazo tiene el impulso de darme un beso en la mejilla.
—¡Nada de besos! — Canta Benedict y lo mira con una expresión divertida — nada de besos en casa. Nada de nada.
Notó cierta tension en David pero no dice nada.
—Lo siento, Lily — susurra intimidado — te veré mañana.
Medio sonrío mientras Benedict le abre la puerta y extiende la mano para que se vaya.
—Adiós Davi... — Ben cierra la puerta de golpe. Sus ojos oscuros y azules me miran en medio de la tenue luz del pasillo. Su pecho sube y baja y separa los labios como si fuera a decir algo, pero al final se lleva la boca de la botella a los labios y bebe varios tragos para luego pasar de mí.
Lo veo caminar vacilante, con los hombros tensos. Mis manos se convierten en puños antes de hablarle.
—¿Que significó todo eso? —.
Él detiene su caminar pausado. Se gira a mí lentamente y deja la botella sobre una mesa decorativa al pasar dirigiéndose hacia mí lento.
—Es mi casa y traías a ese niñito a coger. En mi techo.
—Yo no lo traía. Me venia a dejar y...
—¡No me interesa saber lo que haces con él! — exclama con dramatismo, agitando las manos a los costados de su rostro. Se detiene cerca de mí, tan cerca que su aliento aunque a alcohol es, me acaricia el rostro — no quiero seguir teniéndote en mi cabeza. Eres como una puta enfermedad.
