Historia Corta.
Me gusta el mejor amigo de mi hermana desde los catorce años.
Él nunca me miraría de otra forma y yo fantasearía tranquila con él por el resto de mi vida. Pero cuando mi hermana se muda a la India con su esposo por trabajo todo se c...
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Durante meses, todo parecía que iba bien. Habíamos logrado llevar nuestra relación en profundo secreto mientras yo llevaba mi vida universitaria y él su normal vida de cirujano. Había ido a mis sesiones de terapia y según mi terapeuta estaba mejorando considerablemente mis ataques de pánico y pensamientos suicidas.
Como siempre esperaba ansiosa la hora de volver a casa y encontrarme con él. O esperarlo. A veces llegaba y salíamos a comer por ahí. A pasear. A comer helado. A veces estábamos simplemente cayados en el sofá leyendo o teniendo sexo.
Había tenido que ir a una cena del trabajo y me invitó, ante sus amigos del trabajo, cirujanos y doctores importantes, yo era su novia. Y no tenía que estar escondiéndome. Pero sabíamos que tarde o temprano las cosas se iban a saber. Nunca se puede mantener una mentira por tanto tiempo.
Esa noche lo esperé en la cocina. Me había mandado un mensaje que llegaría en una hora. Así que me duché, me puse un vestido casual pero bonito y me puse a cocinar lo que mejor sabía hacer. Espaguetis al Pesto. Mientras preparaba todo, le respondía un mensaje a Tracy de hace como tres horas.
"¿Estás con Benedict?" preguntó ella.
"No está en casa, aún" le envié yo.
Luego dejé el teléfono' a un lado y me olvidé por completo de él. Ben me había dicho que pensaba pasar acción de gracias en casa de sus padres. Porque iban a estar solos, así que me estaba haciendo a la idea de estar con ellos y no decir alguna estupidez que nos revelara más temprano que tarde a algo que no teníamos planeado como proceder. No quería perjudicarlo en nada. Si él había dado el paso con sus compañeros de trabajo para presentarme a ellos estaba bien. Si quería y se sentía listo para hacerlo frente a su familia, estaba bien. Pero si no, también lo estaba. Supongo. No me gustaba mucho pensar en esas cosas. Así que solo me concentré en terminar la cena. Y mientras ponía la mesa, con dos puestos. Volví a llenar por tercera vez mi copa de vino blanco y me volví a la comida para ver si ya estaba lista.
En eso siento las llaves de Ben cuando las tira en el canastito de la entrada, pero sigo en lo mío mientras lo miro sobre mi hombro. Lo veo quitarse el abrigo y sacudirse los pies de la nieve allá afuera. Sus pasos se hacen pesados al acercarse y cuando menos lo espero al volver la vista adelante lo siento en mi espalda, metiendo su rostro en mi cuello y cerrando sus brazos alrededor de mi cuerpo.
—Hola — susurra dejando un beso en mi cuello — Huele delicioso cariño.
—¿Sí? Esperemos que sepa tan bien como huele.
El se rió y el sonido de su risa infló mi pecho.
—¿Cómo estuvo tu día? — bajó las manos hasta mis piernas y deslizó los dedos suave y lento
—Tranquilo. Tuve dos exámenes. Y no vuelvo hasta después de las vacaciones de navidad — hice una mueca — pero estoy pensando seriamente en lo que te dije — él levantó la vista hacia la cocina, sobre la pared habían tres fotos. Dos de ambos sonriendo y una de él, en el piano a media noche. No había vuelto a tomar mi cámara profesional desde la muerte de mis padres.
