—¿Qué? — pasé de él y abrí el grifo del lavamanos. Puse mi cartera en el borde y traté de recomponerme.
—Estás débil — se cruzó de brazos y me miró — no comes nada y tomas alcohol como agua.
Me contuve, con mucha entereza de no rodar los ojos. Y proseguí quitándome del rostro las zonas rojizas por haber llorado. No era común en mi estar tan vulnerable. Solía tapar mis miedos y mis dolores distrayendo mi mete. Netamente en la universidad o saliendo con Suri y David. Pero ya nada parecía ser como antes. Y mi vulnerabilidad se veía afectada por el hombre a mi lado.
—Ahora soy una alcoholica — me reí.
—No quise decir eso. Pero es que me tienes preocupado, Lily. Anoche yo... — puso la palma de una mano en mi espalda — necesitas dormir. Dormir bien.
Mi corazón se aceleró cuando sentí su respiración en la nuca. Su mano en mi espalda se deslizó por mi cadera y sus dedos se enterraron ligeramente.
—Estoy bien — suspiré — solo me tengo que tomar un ibuprofeno y ya. Es dolor muscular. Es todo.
—Soy doctor, Lily. No es solo ibuprofeno lo que necesitas. Tienes que recuperar energías y descansar — me dio un beso en el cuello y se abrazó a mi cuerpo. Ambos nos miramos en el reflejo del espejo.
—¿Y si no quiero descansar? — él me miró de lado — Tengo que acostumbrarme a tu ritmo. A lo bueno que eres. A lo fuerte. No quiero ser así de débil toda la vida. Además no es la gran cosa, Ben. Es solo que ningún hombre jamás había... hecho esas cosas conmigo. Ni yo, había hecho esas cosas con él.
—¿En serio? — me giré y lo miré de frente. Mis manos acomodaron su corbata mientras él tanteaba mi trasero — ¿Nunca te habían lamido ahí abajo Lily? — su voz bajó varias octavas y me estremecí cuando inclinó su rostro hacia el mío. Negué — ¿Nunca habías tenido una polla en tu boca? — negué.
—¿Por quien me tomas? ¿Una puta? — fruncí el ceño queriendo alejarme. Pero me retuvo con fuerza y pegó su pelvis a la mía.
—Claro que no — susurró — solo me sorprendo ¿No puedo? Eres hermosa, Lily. Los hombres que aceptas en tu vida deberían estar de rodillas dejando suplicando que los dejes lamerte — una mano se deslizó masa abajo y se metió entre mis piernas —.
—Pues no he tenido novios jamás. Solo he cogido tres veces antes de ti. Y ni uno se compara a ti ¿Eso querías oír viejo pervertido?
Ben abrió mucho los ojos y en ese mismo momento metió los dedos entre los pliegues de mi braga y me penetró con un dedo sin dejarme respirar.
—¿Viejo...? ¿Pervertido?
—Solo vienes aquí a saber si tu primo se me insinuó ¿No? Vienes a ejercer tu poder masculino, de macho. A marcar tu territorio — sacó el dedo y lo volvió a hundir. Las piernas me temblaron y mis dedos se agarrotaron sobre sus hombros — quieres saber a cuantos me he cogido y como lo han hecho. Para que pueda decirte eso ¿No? — Sonrió torcidamente y volvió a bombear su dedo dentro de mí — Nadie me ha cogido como tú, Benedict — Él gruñó, siguió bombeando su dedo dentro de mí y se recargó sobre mi pelvis haciendo fricción. Sus caderas se movían con fuerza y enterró su rostro entre mi cuello y hombro — nadie me lame como tu.
—Lily — gruñó agitado — mierda Lily. Me haces perder la maldita cabeza — volvió a mirarme y me besó corto y suave. Sacó su dedo dentro de mí y miró el brillo en él, mi humedad brillaba como una puta desesperada — Mierda — dijo y se metió los dedos a la boca, sintiendo mi sabor. Entrecerró los ojos y me miró agitado — sabes tan malditamente bien cariño.
Mi boca abierta dejó escapar un gemido. Deslicé mis manos por su cuello y lo besé aferrandolo a mi. Sintiendo mi sabor desesperado por él. Su lengua se metió en mi boca y se enredó con la mía con fuerza.
Pero entre varios jadeos y fricciones más allá, Ben rompió el beso con dificultad y acarició mi espalda con sus manos.
—Quiero estar contigo Lily, pero la situación en la que estamos es sumamente complicada. Si tu hermana se entera que estamos juntos va a cortarme las pelotas. Y mis padres van a tomarlo como si fuera insecto, ellos te ven como mi hermanita menor — deslizó sus dedos por mi rostro — además, tienes veintiún años y yo 38. La gente de nuestro alrededor no se va a tomar tan bien la noticia.
—Podemos ocultarlo — levanté un hombro — no tengo problema con eso. Puedo esperar. Soy muy paciente.
Él respiró agitado. Lo sentían. El miedo que le daba admitir esto. El miedo que le daba el que dirán. Sobre todo de él, de un neurocirujano tan prestigioso. Era obvio. Lo entendía. Sabía lo que arriesgaba por mi.
—¿Segura?
—Sí — enterré mis dedos en su cabello.
—Estaremos juntos. Como si estuviéramos en una relación. Perdóname si te parece rápido, pero yo soy así Lily. Ligeramente enchapado a la antigua. Si algo me gusta, lo tomo y lo adquiero. Tú me gustas y te tomo. No como un objeto, sino porque te necesito a mi lado.
—Mierda Ben — me reí — eso es lo más romántico que me han dicho en la vida.
El sonrió un poco atolondrado y luego me besó. Suave, deslizando la lengua por mi labio inferior.
—Pero sobre esa Jane...
—Es una amiga. Mi abogada.
—Quiere que te la cojas ¿Lo sabes?
—¿Qué? Claro que no ella...
Me reí.
—Ustedes los hombres nunca se dan cuenta de estas pendejadas de mujeres como esa. Solo — le puse las manos en el rostro — ten cuidado.
—Estoy contigo. No quiero una relación polígama. Solo tu y yo — espetó — eso quiere decir que vas a tener que dejar de coger con ese niño David.
—Eso ya pasó hace mucho, Ben. Eres solo tú.
—Bien.
—Bien.Suspiró y me besó suavemente.
—Ahora saldremos y nos disculparemos con mis padres. Te sientes muy mal y tengo que llevarte a casa.
—¿Nos vamos?
—Tienes que descanzar, Lily.
Hice un puchero.
—Pensé que querías irte de aquí luego para que tú y yo pudiéramos hacer el amor — deslicé mis manos por su corbata y él me miró posesivo.
—Claro. Iremos a casa, voy a hacerte el amor y te lo voy a hacer muy duro y luego descansarás — mis piernas se apretaron y él miró hacia abajo de reojo — Aguanta Lily o vas a gotearte entre las piernas.
Tomó mi mentón con dulzura y me beso. Dioses ¿Como podía ser tan tierno y caliente al mismo tiempo?
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Gentleman ━ Benedict Cumberbatch.
Fiksi PenggemarHistoria Corta. Me gusta el mejor amigo de mi hermana desde los catorce años. Él nunca me miraría de otra forma y yo fantasearía tranquila con él por el resto de mi vida. Pero cuando mi hermana se muda a la India con su esposo por trabajo todo se c...