Viernes 5 de Agosto de 2031
Recuerdo escuchar el despertador a las 6:00am, como es de costumbre. Estaba envuelta en mis sabanas, sin querer salir de la cama, pero debía hacerlo o llegaría tarde al trabajo, otra vez.
-Realmente estoy harta de esta vida- Es lo único que podía pensar mientras me levantaba de la cama.
Eso de trabajar en algo que ni siquiera me apasiona, para ganar unos cuantos pesos no es lo mío.
Todo esto me hacía recordar mi etapa en la escuela y las cosas que pude haber hecho de no ser por escuchar a terceros y hacer lo que ellos creían seria lo mejor para mí. Pero eso es cosa del pasado, ahora me toca aceptar la realidad y continuar.
Inicié mi rutina de cada mañana. Detuve la alarma, me levanté de la cama y fui directo al baño para tomar una ducha y así quitarme un poco este sueño. Sentía que la vida se me estaba pasando al hacer lo mismo todos los días, pero si bien o mal tenía un trabajo y era lo importante; me repetía todo el tiempo.
Llevo 4 años trabajando como gerente de ventas en una empresa que fabrica muebles de alta gama. Nunca fue uno de mis sueños trabajar aquí, pero el sueldo es lo suficientemente bueno para pagar mis gastos.
Cuando era pequeña me encantaba pintar, mi mayor sueño era estudiar alguna carrera en Artes y poder ofrecer mis obras al público, pero mi familia tenía miedo de que no pudiera vivir de eso, por ello decidieron que debía estudiar algo en Finanzas, ya que era mejor visto y bien pagado. Así que estudie Administración de empresas, termine la carrera a los 22 años y después de tantos empleos temporales logre establecerme en esta empresa, pero siempre me pregunte que sería de mi si hubiera seguido mis sueños.
Llegué a la oficina en punto de las 8:00 am y empecé hacer mis pendientes. La mañana fue algo laboriosa, debía entregar inventario y no paraban de llegar los nuevos productos, sin olvidar que mis jefes estuvieron presentes todo el día, al tanto de lo que entraba y salía del almacén.
-Hola Aria, ¿qué tal vas con el trabajo?, es un día esplendido, ¿no lo crees? – Comentaba uno de mis jefes mientras se acercaba a inspeccionar algunos documentos que tenía en el escritorio.
-Buenos días señor Gómez- Respondí con una sonrisa, intentando no mostrar lo agobiada que estaba con tanto trabajo.
Para el será un día maravilloso, ya que tiene el trabajo de sus sueños, pero ¿para mí?, es un infierno estar haciendo cuentas de los mismos artículos todos los días.
Entre tantos cálculos y papeleo cayó la noche; sentí un alivio al saber que ya podía irme. Saliendo de la oficina quede con una amiga para ir a cenar, ya que esta semana había estado muy pesada y necesitaba despejarme un rato.
Su nombre es Savannah, la conocí tiempo después de salir de la universidad. Siempre coincidíamos en el mismo café saliendo de nuestros trabajamos, hasta que un día ella se acercó hablarme y nos dimos cuenta que teníamos varias cosas en común. Savannah realmente es una buena amiga, siempre me apoya y me da consejos, pero nadie se compara a mi mejor amiga de la adolescencia.
Chiara fue mi amiga desde los 12 años hasta acabar la prepa, éramos inseparables, pero llego la hora de elegir universidad y ella se fue a vivir a Monterrey de ahí las cosas cambiaron, nuestra relación se volvió algo distante. La última vez que hablamos me dijo que le molestaba que solo viviera quejándome de mi vida, en parte era verdad, pero no le tome mucha importancia y eso hizo que se alejara más. Ahora mi vida se centraba en el trabajo y de vez en cuando salir con Savannah para ponernos al tanto de lo que nos pasa.
Esa noche nos quedamos más tiempo de lo esperado en el café, pedimos algo de cenar y platicamos sobre nuestro pasado y lo bien que la pasábamos antes de encontrar un trabajo. Me hizo recordar bellos momentos en mi etapa por la preparatoria, lo despreocupada que vivía, lo feliz que era estando con amigos, desvelarme viendo series, salir cada fin de semana, todo era tan distinto.
¿Realmente ser adulto apesta? O ¿Decir sí a todo lo que mi familia quería es el problema? La cabeza me daba vueltas con tantas cosas que pensaba.
Saliendo de la cafetería cada una tomo su camino hasta llegar a casa. Estaba super cansada, solo dejé mis cosas en la mesa y fui directamente a mi cuarto a dormir. Tener recuerdos de tantos momentos que viví me hizo sentirme peor, ya que no paraba de pensar lo que hubiera logrado de haber estudiado lo que me gustaba.
Me enrolle en mis sabanas hasta caer en un sueño profundo, para el día siguiente repetir la misma rutina...
Lunes 22 de Agosto del 2016
A la mañana siguiente escuche un grito, era mi mamá desde el comedor - ¡Aria despierta o llegaras tarde a la escuela! -
No le tomé mucha importancia, estaba creída que era parte de mis sueños después de todo lo que había recordado la noche anterior.
Mientras me levantaba de la cama y mi cerebro terminaba de reiniciar notaba algo raro en mi cuarto, pero hice caso omiso, solo caminé directo al baño y al voltear al espejo...
- ¡Aaaaah! – Di un grito de espanto, fue la reacción que tuve al ver que mi cuerpo era otra vez de 16 años...
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Recuerdos de mi adolescencia
Teen FictionAlguna vez te paso por la cabeza lo que hubieras logrado al perseguir tus sueños, donde estarías si no escucharas la opinión de los demás y te lanzaras hacer lo que te apasiona. Y si tuvieras la oportunidad de volver al pasado y hacerlo bien, que co...