Capítulo 4

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-Bueno jóvenes, es momento de iniciar la clase- Exclamó el maestro

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-Bueno jóvenes, es momento de iniciar la clase- Exclamó el maestro.

Yo solo buscaba con la mirada a Eder, no recordaba donde es que se sentaba. Lo había perdido de vista una vez que encontró lugar.

Fue difícil concentrarme el resto de la hora, ya que mi cabeza le daba muchas vueltas al asunto.

Solo quería acercarme a el y platicar, luego recordaba que nosotros no tuvimos contacto hasta 1 semana después de haber iniciado clases, todo gracias a un maestro el cual asigno equipos para trabajar todo el semestre. Así fue como logramos entablar una conversación.

En ese momento yo aun no sabía las cosas que sentiría por el, jamás me imagine lo que pasaría.

Transcurrieron las clases y así llegó el receso. Todos salieron corriendo a la cafetería, mientras Chiara y yo nos quedamos para platicar a gusto y no escuchar a niños jugar o estar gritando.

-¿Crees que somos antisociales?-Me preguntó mientras le daba una gran mordida a su desayuno.

-No, por que lo dices?- Me reí.

-Porque todos salieron y tu y yo estamos aquí encerradas- Lo decía en un tono gracioso ya que su boca estaba llena de comida y tenia los cachetes como un hámster.

-No te preocupes por eso, luego haremos amigos-Respondí mientras sacaba mi desayuno de la mochila.

-¿Como estas tan segura?- Me pregunto en un tono algo dudosa.

-Porque...tengo el presentimiento de que así será- Le contesté.

Obviamente no le iba a decir que venia del futuro y que próximamente nos haríamos amigas de 3 chicos con personalidades super distintas.

Al mismo tiempo me sentía bien con el salón todo vacío, ya que cuando eres mas pequeño sientes que el pasar tiempo solo es de lo peor. Créeme cuando creces amas mucho mas la soledad y a veces eso genera una tranquilidad. Así que no veía lo malo de pasar el receso solo nosotras 2 alejadas de todo lo demás.

El día iba muy bien para ser verdad, en las siguientes clases los maestros se llevaban toda su hora en presentarse y hacer dinámicas para conocernos. Ya saben lo que dicen, el primer día siempre es de chicle.

A la hora de la salida me despedí de Chiara para después subir al carro de mi mamá.

-¿Como estuvo?- Me preguntaba mientras iba manejando.

-Muy bien, feliz de estar con Chiara- Respondí toda emocionada.

-Y nuevos amigos?- Pregunto algo cautelosa.

-Por ahora no, pero pronto los haré- Conteste mientras le regalaba una sonrisa.

-Esta bien hija. Hoy no me dio tiempo de cocinar, así que si quieres podemos ir por tus nuggets favoritos en forma de dinosaurio- Dijo toda entusiasmada.

-¿¡Que?!- Pegue el grito para proceder a decir- No te parece que ya estoy gran....- No pude terminar la oración, era complicado esto de ser un adulto atrapado en el cuerpo de un adolescente. Así que mejor me calle

-Que ya estas grande para eso?- Enseguida termino la oración.

-Bueno...no grande para ser exactos, pero si una chica de 16- Respondí algo nerviosa.

-¿Y que tiene? Siempre te han gustado y decías que aunque crecieras jamás cambiarias tu comida favorita- Contesto.

-Ok, es verdad- Le dije sabiendo que me había derrotado.

Eso me llevo a darle otro consejo a mi yo adolescente, jamás dejes de hacer las cosas que te gustan solo por creer que ya estas grande para eso. Lo mas lindo en esta vida es divertirse como el niño que fuiste en su momento.

Luego de esa charla pasamos a comprar los nuggets y así ir directo a casa.

Llegando se me ocurrió acomodar la sala para poder comer ahí y ver pelis con mi mamá. Estaba muy feliz de tenerla y quería pasar el mayor tiempo a su lado. Entre tantas risas y nuggets en forma de dinosaurio cayó la noche.

Había hecho a un lado la idea de solucionar este "problema", ahora lo único que quería era quedarme aquí y aprovechar el tiempo en hacer las cosas mejor.

Me la había pasado tan bien que tenía miedo de irme a dormir y despertar otra vez en mi realidad. A la vez mi mamá me estaba mandando a la cama para despertar temprano e ir a la escuela.

Antes de irme a mi cuarto me despedí de ella con un abrazo.

-Ma, te amo- le dije sin querer despegarme de ella.

-Yo igual Aria, ahora debes dormir- Me dijo sonriendo.

Así entre a mi cuarto con un miedo y tristeza a la vez. Esperaba seguir viviendo este sueño por mucho mas tiempo.

Entre en mis sabanas para caer en un sueño profundo y a la mañana siguiente saber que pasaría.

Entre en mis sabanas para caer en un sueño profundo y a la mañana siguiente saber que pasaría

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Recuerdos de mi adolescenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora