Después de dar el grito volví a escuchar la voz de mi madre.
- ¿Aria todo bien? - Lo decía mientras subía las escaleras.
Se estaba acercando a mi cuarto y no sabía cómo actuar, lo que menos quería es que me viera.
-Si mamá, solo vi una araña al lado del inodoro- Intenté responder lo más normal posible.
- ¡Ay Aria!, que dramática eres- Dijo en tono de burlona. -Te espero abajo para irnos- Escuché que sus pasos se iban alejando.
-Así son los adolescentes, ¿no? - Respondí en voz baja algo molesta.
No podía creer lo que estaba pasando, tal vez me estaba volviendo loca o seguía dormida atrapada en un sueño.
Según mi mamá cuando eres mayor no puedes cenar tan pesado o te hará daño.
- ¿Y si este es el tipo de daño que me hizo? – Preguntaba toda espantada. – Ahora tengo alucinaciones por ser tan tragona – Decía alterada.
Volví a ver el espejo esperanzada con tener mi cuerpo de 30 años. Pero no, ahí seguía, atrapada en ese cuerpo adolescente.
- ¿Y si me doy una cachetada? -Fue lo que pensé en mi desesperación. -Obviamente no me va a doler, estoy en un sueño-.
Hice una pausa para replantearme lo que iba hacer. No estaba segura de darme ese golpe.
-Ok Aria, tú puedes- Decía mientas veía mi mano. -A la cuenta de 3- Seguía dudosa de lo que iba hacer.
-1...2...-
En eso mi mamá dio otro grito - ¡Aria apúrate, tienes solo 10 minutos para salir de ahí! -
- ¡Ya voy! - Le grité
- ¡3! - En eso solté el manotazo y un calor recorrió todo mi cachete.
Esto no había funcionado y aparte tenía un cachete color tomate por el golpe.
- ¿Pero que hice? - Decía mientras ve sobaba.
No entendía nada de lo que estaba pasando y me rehusaba a creer que había viajado en el tiempo.
Salí del baño y me senté en la cama para intentar calmarme y encontrarle algo de lógica a esto.
- ¡Aria ya es hora! – Gritaba mi mamá con un tono molesto.
Así di el brinco de la cama y comencé a guardar mis útiles en la mochila.
-Ok Aria es tu primer día de prepa, otra vez- Decía entre mí. -Actúa como si nada y regresando a casa resolveremos esto-
Salí de mi cuarto y bajé las escaleras hasta topar con mi madre que ya estaba en la puerta de la entrada esperándome para llevarme a la escuela.
-Ahí está, mi chica de preparatoria- Expresó emocionada, regalándome una sonrisa.
Yo seguía algo desconcertada, pero al ver a mi mamá lo único que pude hacer fue ir corriendo abrazarla. Mi cabeza se inundó de recuerdos, como el saber que luego de mudarme casi no la veía, el trabajo me tenía saturada y teníamos constantes peleas por las decisiones que me hizo tomar.
Verla joven otra vez y llena de energía me provocó una emoción entre felicidad y tristeza. Solo quería quedarme en sus brazos y no volver a crecer.
- ¿Y esto por qué es? – Pregunto confundida. ¿Ahora serás más cariñosa? – Continuaba mientras me regresaba el abrazo.
-Te amo mucha mamá, gracias por todo- Le respondí mientras me secaba una lagrima antes de despegarme de ella y notara mi tristeza.
-Yo también te amo hija, ahora vámonos antes de que llegues tarde- Contestó mientras me soltaba
Seguí con esos recuerdos y emociones hasta llegar a la escuela. Se me hacía increíble el volver a ver a mis amigos y tener el tiempo para disfrutar con ellos, la ventaja era que podría cambiar cosas que en su momento no me habían gustado. Era como empezar de nuevo.
Llegando a la prepa me dedique a buscar mi salón. En el pasado al ser nueva escuela para mí, no sabía dónde encontrarlo, pero ahora que ya lo había vivido fue fácil dar con él.
Al entrar note que estaba todo vacío, eso me dio ventaja para poder elegir asiento. Mientras acomodaba la mochila en la silla recordé a Chiara, no podía creer que la volvería a ver.
Mi mejor amiga estaba a punto de llegar a la escuela y debía encontrarla.
Salí corriendo del salón hasta llegar a la entrada y esperar a toparme con ella. Mi corazón latía tan rápido, no podía esperar a verla y abrazarla. La extrañaba tanto.
Los demás alumnos no paraban de verme como bicho raro por lo ansiosa que estaba, pero no me importaba, yo solo quería ver a mi mejor amiga.
Me quede cerca de la puerta esperando a su llegada hasta que logre verla. La pude distinguir por ese cabello con chinos tan pronunciados.
Ahí estaba, con esa mochila que parecía iba a reventar por tantas cosas con las que cargaba, llena de hoyos, pero así le gustaba. Ella decía que aún le aguantaba para otro ciclo escolar.
Lo cierto es que, para 2 semestre tuvimos que comprar otra porque un receso en plan broma los chicos de otro salón la agarraron como pelota de básquet y al querer encestar, la mochila quedo atorada en la canasta. Se intentó bajar pero fue peor ya que se descosió por completo.
Al inicio todos nos reímos, incluyendo Chiara. Pero el arrepentimiento llego, cuando su mamá nos regañó.
Recordar tantas cosas y verla otra vez ahí parada, me hizo querer contarle lo que me estaba pasando y lo que debía hacer para no perder su amistad una vez creciéramos, pero era obvio que me tomaría a loca, así que solo guarde la calma e intente actuar lo más normal posible.
Chiara cada vez se acercaba más hasta quedar frente a frente y yo moría de la emoción.
- ¿Lista para esta nueva etapa? – Pregunto mientras me veía con una sonrisa de oreja a oreja.
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Recuerdos de mi adolescencia
Novela JuvenilAlguna vez te paso por la cabeza lo que hubieras logrado al perseguir tus sueños, donde estarías si no escucharas la opinión de los demás y te lanzaras hacer lo que te apasiona. Y si tuvieras la oportunidad de volver al pasado y hacerlo bien, que co...