CAPITULO IV

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Los días estaban pasando sin más, las heridas de nuestras invitadas habían sanado en su totalidad y casi de inmediato comenzaron a adaptarse a nuestro estilo de vida, siendo aceptadas por los jinetes, excepto por Astrid por supuesto, con quien más de una vez había discutido debido a su estadía. Incluso Patán se lo comenzó a tomar para mejor, pues de alguna retorcida manera termino formando una peculiar amistad con la ojiazul después de algunas charlas.

Mi relación con Elsa se volvió otra historia desde el momento que cambio el "usted" por un "tu", se le veía mas relajada. Sin embargo, pude notar su distanciamiento en cuanto a lo físico se refería, pues desde aquel incidente en la cabaña con Astrid, se mantuvo al margen. Lo cual no sabia si me causaba algún tipo de molestia, pero estaba seguro de que era lo mejor, ya que no quería causar mal entendidos.

- ¿Qué me enseñaras hoy, Haddock? - me dirigió la palabra llamándome por mi apellido, algo que sin duda también se había vuelto una costumbre a la cual no le encontraba propósito. Ella estaba agachada mientras ajustaba la nueva cola de Brightness, la cual había hecho hace ya un par de semanas con su pequeña ayuda.

Ambos nos encontrábamos en uno de los peñascos más altos de la isla, preparándonos para las "lecciones estratégicas de vuelo", en dos meses ya había logrado la mayor parte de lo que en tres años los jinetes habían hecho. Tal vez se debía a mi ya avanzada experiencia en enseñanza o simplemente por la gran determinación de esta chica y es que más de una vez la sorprendí saliendo de su cabaña a altas horas de la madrugada o incluso antes del amanecer. La primera vez que la descubrí temí que en realidad lo que trataba de hacer era irse, por lo que decidí seguirla. Cuando comprobé que aquellas salidas nocturnas eran simplemente con el propósito de entrenar, un extraño alivio se instaló en mí, así como admiración, pues demostraba lo interesada que estaba por aprender y de largarse de aquí pues no tenía que ser un genio para adivinar que aquello era su principal objetivo.

-Hoy practicaremos, giros cerrados- le dije poniéndome a su lado- quiero comprobar nuevamente la calibración de la cola.

-Bueno, con un poco de suerte no terminare arriba de un árbol esta vez- comento riendo un poco, se levanto y monto a Brightness.

-Tranquila, les cubriré la espalda- le dije.

-Eso se suponía que hacías la última vez- respondió con una sonrisa ladina.

-No volverá a pasar- afirme sonriente, acercándome a ella para ajustar un poco la silla, pues se veía algo floja- ¿Puedo? – pregunte como todo caballero haría.

-Adelante- titubeo un poco y concentro su mirada al frente, mientras yo ajustaba la correa que se encontraba relativamente cerca a su pierna.

-También practicaremos tiros- dije soltando por fin el aire que sin darme cuenta estaba reteniendo y dejando por fin esa maldita correa. Pues como dije, ese tipo de contacto se volvió poco recurrente y lo que menos quería era causarle incomodidad con mis acciones.

- Muy bien- dijo ella inclinándose para así poder comenzar.

Elsa

Estaba a solo unos días de cumplir cuatro meses en este lugar al cual debía de admitir que me estaba adaptando bastante bien. Justo después del incidente en la cabaña con Astrid las cosas se tornaron un tanto incomodas, Hiccup había vuelto a la cabaña y yo insistí en irme debido a lo que acababa de pasar, sin embargo, volvió a convencerme y terminé quedándome, aunque tenía claro que no seria algo permanente. Hiccup se tomo la enorme molestia de dejarme su cabaña pues ambos coincidimos que quedarnos en la misma no era lo ideal. Por lo tanto, el termino durmiendo con Patapez aquel día. 

DEAR NIGTH...Where stories live. Discover now