CAPITULO V

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Volaba en dirección a la orilla, con aquella locura metida en la cabeza y es que algo me decía que esto no estaba bien, que ella debería seguir aquí. Sin embargo, eso tampoco parecía correcto, pues aun mi padre no tenía conocimiento de la existencia de Elsa y sabía que eso me metería en problemas. ¿Cómo podrían sentirse las dos opciones tan mal? ¿Acaso mi juicio se estaba nublando? Sentía que solo Thor sabia la respuesta a esto. Pero antes de siquiera seguirlo meditando, hice que Chimuelo aterrizara frente a la cabaña de Astrid, era ahora o nunca.

Me dirigí a la puerta, y determinación mis nudillos tocaron en esta.

La sorpresa en su cara a la hora de abrir era evidente.

- ¿Podemos hablar? – solté sin más.

Astrid asintió con la cabeza, y se aparto para dejarme entrar.

- ¿Sucedió algo? - pregunto con cierta seriedad, cerrando la puerta tras de sí.

Aun podía retractarme, pero mi boca fue más rápida que la razón.

-Quiero que Elsa forme parte del equipo- dije sin tapujos.

El rostro de Astrid cambio de incredulidad a enojo en casi una milésima de segundo.

-Debes estar bromeando, ¿cierto? - dejo salir con cierta risa sarcástica.

-No lo estoy, Elsa y Brightness podrían ser de gran ayuda. Ya completaron su entrenamiento y...

- ¡Ja!, basta Hiccup. -soltó un suspiro de frustración- Por los dioses. Se supone que las entrenabas para que cuando se fueran pudieran defenderse apropiadamente y ahora resulta que no es así. Además de que estas comparando un entrenamiento de más de tres años con meses. Es absurdo. – Su tono de voz iba en aumento.

-Han avanzado lo suficiente como para formar parte del grupo- conteste.

-Genial, entonces será igual de suficiente como para largarse.

-No estoy pidiendo tu opinión respecto a esto Astrid- sabía que terminaríamos en riña.

- ¿Disculpa? – lucia ofendida.

-Solo te estoy avisando, respecto a la decisión que he decidido tomar. Con el único fin, de que no trates de molestarla o intervenir de alguna manera en esto. -dije con calma.

-Perdiste la cabeza, ahora es un hecho- dijo dejándose caer a una silla, con incredulidad. – Nos estas arriesgando a todos, cuando tu padre se entere...

-Cuando mi padre se entere, respetara mi decisión.

Ella rio con sarcasmo.

-Seguro tu princesita se lo ha tomado de maravilla, ¿No? – me miro con enojo y una sonrisa burlesca- Ya tiene al heredero al trono en sus manos después de todo.

Desvié la mirada, el enojo me invadió.

-No todas buscan lo mismo que tú, Astrid- solté con rabia, comenzando a caminar hacia la puerta.

Le había dado en un punto débil, era consiente de eso, pero ella no era nadie para juzgar de tal manera a Elsa. Aun más cuando se sabía que entre nosotros solo había un lazo de amistad.

-Más te vale bajarte de esa maldita nube y comenzar a pensar nuevamente con claridad- dijo casi con la misma rabia.

Yo solo azoté la puerta y me reencontré con Chimuelo afuera.

Mi juicio no estaba del todo nublado, simplemente estaba haciendo caso a mi intuición, pues hace mucho deje de pensar con el corazón.

Elsa

DEAR NIGTH...Where stories live. Discover now