CAPÍTULO I

177 16 3
                                    


Ambas estaban heridas, y me refiero a "ambas" porque Patapez descubrió que el dragón en realidad era una dragona, por la forma de la cola y patas. Nos encontrábamos en mi habitación examinándolas, las dos tenían heridas, pero las de la chica que se encontraba en mi cama eran un poco menos graves, no dudaba ni un segundo en que la furia se interpuso para que su jinete no sufriera los peores golpes. Patapez se encargaba de limpiar las heridas de la dragona mientras que yo atendía a la chica, sus brazos estaban repletos de rasguños, varios eran profundos, pero no sabíamos que había causado estos hasta que observe algo enterrado justo por encima de su rodilla izquierda.

--Patapez, necesito unas pinzas —le pedí con preocupación y como era de esperarse se puso como loco buscando por toda mi cabaña.

Me dirigí a la mesa y tomé una jarra con agua que tenía encima de esta.

--Chimuelo—lo llame--. Dame un poco de plasma amigo, lo suficiente para que hierva.

El disparo con suavidad a la jarra y al instante el agua comenzó a burbujear. Me acerqué de nuevo a ella, seguía inconsciente, y con una temperatura corporal bastante baja, me puse de rodillas para llegar hasta la altura de la herida.

--Aquí tienes Hiccup—Patapez me entrego lo que le había pedido en la mano, se le veía bastante nervioso y preocupado--. Hiccup... ¿Eso es? —el apunto a el objeto que se encontraba enterrado en la pierna de la chica, sabía que tenía la misma sospecha que yo.

--No lo sabremos hasta sacarlo—le respondí mientras sumergía las pinzas en el agua hirviendo para limpiarlas lo más posible.

Mi compañero se cubrió los ojos con sus manos cuando vio que me aproximaba con las pinzas hacia aquella zona, me armé de valor y con cuidado las introduje en aquella profunda herida hasta que tope con el objeto, lo sostuve con las pinzas y de inmediato lo extraje, ella se movió un poco, su rostro formo un gesto de dolor, pero no despertó. Observe aquel puntiagudo objeto cubierto de sangre y entonces confirme lo que temía al igual que Patapez.

--Flecha con raíz de dragón—exclamamos al mismo tiempo.

--Tal vez por eso la dragona aún no se ha movido ni un poco—dijo acercándose a la criatura que se encontraba en una esquina de mi cabaña, siendo vigilada por chimuelo--. Todas estas heridas profundas que tiene son del mismo tamaño que la de la chica y puedo contar al menos siete parecidas—me miro con preocupación.

--Esa cantidad de raíz podría ser mortal—adivine lo que él pensaba con solo ver su cara--. Aunque en una furia nocturna, no es igual, Chimuelo se puso mal cuando le dieron solo con una, me sorprende que siga viva—sabíamos que seguía viva pues a aun respiraba, aunque con algo de dificultad y los latidos de su corazón eran un tanto lentos, lo cual era alarmante.

--Hiccup, esta no es una furia nocturna común, tiene rasgos diferentes a Chimuelo, empezando por su color y textura de escamas—él tenía razón, si su apariencia era diferente entonces era posible que su organismo también lo fuera.

Me puse de pie y fui hasta donde chimuelo, este se encontraba admirando aquella magnifica criatura, le acaricie un poco y después me aproxime a la dragona para posar una mano sobre su cabeza.

--Patapez—lo llame con seriedad—Necesito que vayas a el almacén y traigas todas las botellas con el antídoto para la raíz de dragón que tenemos.

--Hiccup, si mis cuentas no fallan quedan cinco o seis botellas ¿Crees que sea suficiente? —pregunto.

--Espero que sí, si no funcionan entonces tendremos que reunir los ingredientes para hacer más—sabíamos que en la isla se encontraba lo necesario, pero tardaríamos mucho en recolectar todo y prepararlo, así que implore a los dioses que con esas botellas fuera más que suficiente.

DEAR NIGTH...Where stories live. Discover now