CAPÍTULO VI

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El frio viento de la mañana acaricio mi rostro, había pasado ya poco menos de una semana desde que me convertí oficialmente en una jinete, la mayoría se alegro por ello y lo demostraron organizando una cena para celebrar la noticia.

Sin embargo, Astrid lucia notablemente molesta cuando Hiccup lo anuncio en el desayuno de hace unos días, tanto fue su molestar que esta vez ni siquiera tomó el plato que le correspondía, simplemente salió del recinto sin decir una sola palabra. Desde aquel entonces nadie la ha visto.

-La vi salir de su cabaña en la madrugada - Dijo Patán en la cena.

Forme una mueca al oír aquello, me sentía culpable. Ella perteneció a este grupo desde el principio, y yo solo me estaba convirtiendo en una intrusa.

Una mano se poso sobre mi hombro.

-Estoy seguro de que volverá, solo necesita tiempo- habló Hiccup.

Fue algo que dijo para todos los presentes, pero sabía que quería hacerme sentir mejor.

Los días siguientes no han sido más que de entrenamiento y alguna que otra misión casual. Hemos salido a volar a islas cercanas para asegurarnos que todo fuera en orden, gracias a los dioses los únicos problemas con los que nos hemos topado han sido dragones con necesidad de reubicación, pues las tormentas han provocado que estos se desvíen de su destino y terminen en entornos inadecuados. Con esto no quiero decir que haya sido un trabajo fácil, me he llevado más de una caída tratando de mover a aquellos grandulones que necesitaban una ayudita para volver a volar, pues muchos de ellos resultaron con heridas leves por caídas de árboles gracias al viento. Así que de paso también aprendí a curar esos pequeños rasguños con la tutoria de Patapez.

Por otro lado, estuvimos trabajando un poco en mejorar la seguridad de la isla, instalando trampas nuevas y más puntos de vigilancia con los terrores nocturnos.

Aunque he sido más una alumna en todo esto, pues Hiccup y el resto me han estado instruyendo en como hacer cada una de las cosas que ya mencioné.

Bueno, los gemelos hacen el intento.

Estire un poco mis brazos y respire profundamente, ya se había vuelto una costumbre comenzar mi mañana admirando el mar desde  aquel peñasco que se encontraba a unos pocos kilómetros al norte de la isla. La vista era encantadora, podía ver la orilla del dragón desde ahí además de una buena parte del mar. Los atardeceres y amaneceres eran preciosos desde ese punto.

-Pensé que aun seguirías dormida.- escuché decir a aquel chico detrás de mí.

- ¿Demasiado temprano jefe?- pregunte en tono juguetón, volteándolo a ver, no pasando por desapercibido como nuestros dragones comenzaban a alejarse de nosotros para jugar.

-No me llames así.- respondió él con cierto tono de desagrado, pero aun sonriendo- Sigo siendo muy joven para asumir el cargo ¿no crees?

Reí un poco.

-No me refería a ese "jefe", sino, ya sabes. Eres el líder de los jinetes y...ah - vacile un poco- no sé de qué otra forma se le puede llamar a eso.

Él rio.

-Bueno, solo dime Hiccup.- respondió él sentándose a mi lado.

-Haddock...- dije dándole un empujoncito con mi hombro.

-Insistes.- lo volví a hacer reír.

- ¿Te molesta ser el siguiente en la línea? - pregunte casi sin pensar, dirigiéndole la mirada.

Él miraba al frente, pero pude apreciar como una ligera mueca surco su rostro.

-Lo siento.- dije rápidamente, arrepintiéndome de haber soltado aquella pregunta- Fue inapropiado de mi parte preguntar algo tan personal...

DEAR NIGTH...Where stories live. Discover now