Xoxo, Rose [Libro 1]

9 | Empapada

Amarantha Rodríguez será parte del jurado de Proyecto Moda.

La esposa de Sam Williams, el magnate inmobiliario, reveló en una entrevista que sería parte de los jueces del concurso, cosa que la ponía especialmente feliz. La exmodelo fue vista junto a Helen Cho y Christine Dubois. ¿Estarán trabajando juntas en algún otro proyecto?

Rodríguez fue la ganadora del Miss Universo en 1991 y aunque ya pasaron casi tres décadas, sigue siendo una de las mujeres más bellas del mundo. ¿No es cierto?

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El día que Rose iba a comenzar a planear su itinerario con Kit, empezó con mal pie, literalmente. El suelo estaba mojado y resbaladizo, hacía mucho frío y ella terminó empapada de pies a cabeza.

El trayecto de su casa hasta el café en el que habían quedado para ir juntos al Jardín de té japonés solo tomaba quince minutos a pie, Rose no vio nada malo en ir andando, caminar era bueno para la salud y todo había salido bien en su brunch con Kit. Por desgracia, la suerte nunca estaba de su lado y el hecho de que la primera vez saliera todo bien debió ser una señal que ella no logró ver.

¿Acaso no vio los nubarrones grises al salir de casa? Claro que sí, pero eran mínimos. Igual decidió llevar un paraguas, pero eso no ayudó en absoluto. Hacía muchísimo viento y la lluvia terminó golpeando con fuerza su rostro y el resto de su indumentaria. El paraguas se puso al revés y Rose tuvo que batallar para que este no se fuera volando por los aires, que fue exactamente lo que sucedió luego de su batalla campal.

De ese modo, el vestido corto de chiffon de color amarillo que había elegido aquella mañana terminó empapado, pegado a su cuerpo como una segunda piel.

Cuando llegó al café, chorreando agua, la gente la miró de reojo. Kit ya estaba allí, claro, impoluto, con un suéter verde esmeralda de cuello redondo, pantalones negros, unos zapatos tan blancos como sus dientes perfectos y un gabán negro colgando del brazo.

Alzó las cejas al verla y se cubrió la boca con la mano, con una expresión que se dividía entre la risa y el espanto. Como si decidiera entre soltar una carcajada o ayudarla.

—¿Te encuentras... bien? —preguntó poniéndose de pie mientras ella se sentaba delante de él. Rose miró en otra dirección mientras se ponía sus anteojos oscuros para ocultar un poco la vergüenza.

—Estoy estupendamente —contestó con una sonrisa auténtica en el rostro mientras intentaba no tiritar de frío— la lluvia es liberadora, una buena terapia para alejar la mala suerte, deberías probarlo.