12 | La maldición

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Millie Barbrow y Travis lo hicieron otra vez

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Millie Barbrow y Travis lo hicieron otra vez. Fueron vistos paseando por Central Park usando zapatillas a juego, ¿couple goals? Seguro, pero eso no es todo. Parece que Travis fue invitado a amenizar el Victoria's Secret Fashion Show, siendo Millie un ángel de la marca, me parece que él estará más que inspirado, ¿no creen?

@fashionclover

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Rose disfrutaba mucho del jardín japonés, era relajante y tanto verde la ponía de buen humor. Era de esos lugares en los que una podía fantasear con sueños que se hacen realidad y con días que no eran siempre un desastre.

No había demasiada gente ese día en el jardín, había algunas personas sentadas en el comedor al aire libre tomando el té o comiendo algunas meriendas, los pícnics no estaban permitidos en el jardín. Ella y Kit evitaron esa zona y dieron algunas vueltas entre los estanques de los koi.

Todavía tenía la galleta de la fortuna que les habían dado al entrar, no quería abrirla, no con Kit allí. Además, él tampoco había roto la suya así que la metió en el fondo de su bolso. Eran de la panadería Benkyodo, casi todo lo que servían allí era delicioso, si el mensaje no era bueno, al menos tenía algo rico para pasar el trago amargo.

Mientras caminaban, no podía dejar de pensar en la foto de la rubia y le resultaba demasiado irritante, porque no era precisamente su problema, no lo era.

«Mente en el trabajo, Rose Li, nunca habías necesitado tanto dinero, no lo arruines», se reprendió y se pusieron a trabajar.

La realidad era que discutir itinerarios con Kit resultaba ¿fácil? No era como si siguiera demasiadas estructuras, era organizado, pero relajado a la hora de hacer sus cosas, le pidió que tomara nota de lugares que tuvieran algún significado para ella, que los marcara en un mapa que llevaba consigo, así, sin más, como si no pensara que algo podía salir increíblemente mal. Como si diera igual el lugar mientras ella estuviese allí, y era una tontería.

—¿Y bien? Cuéntame sobre el maleficio —dijo Kit, interrumpiendo el hilo de sus pensamientos mientras preparaba su cámara.

Rose se había rendido con las fotos, parecía un tipo de compulsión, se conformó con dedicarle una sonrisa nerviosa.

Estaban en el Puente Luna, su lugar preferido, solía ir allí con su madre cuando era pequeña. Se sentó y suspiró, ya no quería contarle nada.

—¿Chica de la Vespa? ¿Tan malo es? Creo que no podría ser peor que seguir a una chica, correr tras ella, literalmente, y que esta te rocié la cara con gas pimienta —agregó con una sonrisa.

No pudo contener la risa.

—No me vas a creer si te cuento, ya te lo dije —susurró.

—No te voy a juzgar, solo siento curiosidad. ¿Es una maldición ancestral o algo así?

Xoxo, Rose [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora