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Amy Baker.

—Hola —dijo ella.

—Soy Amy —entro a la habitación para luego cerrar la puerta.

—Zoe, un placer conocerte —dijo para estirar su mano en mi dirección.

Estrecho su mano con la mía— El gusto es mío —digo para luego soltar su mano.

—Ayer no te vi por aquí —dijo ella.

—Es que me quedé en casa de unos amigos —me dirijo a mi cama y me siento—. Tampoco te vi ayer cuando llegué.

—Estaba con una amiga, hace mucho no la veía —la vi tomar algo de ropa y dirigirse al baños pero antes se volteó a verme—. Me daré una ducha —dijo y yo asentí.

Me quedo observando el techo de la habitación unos minutos hasta que recuerdo que debo ir a las clases.

De un salto me levanté de la cama y comencé a buscar en el armario que ponerme. Busco y busco hasta que veo un vestido negro sin mangas, también encuentro una chaqueta blanca y busco mis botas negras con un poco de tacón, aunque también busqué mis medias de malla porque me gustan mucho usarlas cuando es con algo negro.

Empecé a vestirme rápidamente, no tengo tiempo para una ducha y mas si Zoe está dentro.

Me dirijo al espejo que coloqué encima de mi mesa de noche y peine un poco mi cabellera castaña tan claro como si fuera rubio, después de eso tomé mi celular mi mochila con los materiales ya dentro, gracias a Dios que acomode todo. Salí de la habitación y comencé a bajar las escaleras.

Vi que Chris estaba anotando algo en una libreta, así que me acerqué para saludarlo.

—Hola Chris, y buenos días otra vez —dije soltando una pequeña carcajada por la conversación que tuvimos hace un rato.

—Hola Amy, buenos días otra vez.

—Bueno voy tarde a clases, nos vemos más tarde —le lanzo un beso con mi mano y él hace como si lo atrapara para después poner su mano en la mejilla.

—Adiós, Amy.

Salí de la residencia para después caminar rápidamente y poder llegar a tiempo a mi clase.

[...]

Por suerte había llegado a tiempo a mi primera clase, todo fue muy aburrido, puras presentaciones y cosas mas aburridas hasta que llegó la hora del almuerzo.

Caminaba con mi bandeja de comida a una mesa vacía hasta que encontré una, camino a paso rápido para después sentarme, solo pedí una hamburguesa y una pequeña bebida sabor a uva.

Tomé la hamburguesa y di el primer bocado. No está tan mal. Seguí comiendo hasta que terminé.

Iba con mi celular en mano viendo algunas publicaciones en Instagram cuando de pronto choco con algo o alguien.

—Ten más cuidado —dijo la persona.

—Lo siento —dije casi en un susurro pero lo suficiente como para que la persona me escuchara—, no te vi, en v-verdad lo siento mucho.

Levanto la mirada encontrándome con unos ojos grises tan profundos y ciertamente algo familiares, su cabello largo y negro casi como si fuera azul oscuro le queda muy bien desordenado, sus mejillas ligeramente sonrojadas me dan un poco de ternura. Va vestido con una camiseta de hombros negra, unos vaqueros negros un poco rasgados y unas Converse negras.

Si que le gusta el negro, como yo.

Nos quedamos así hasta que me acuerdo que debo llamar a mi madre.

—Ah... adiós —digo algo incómoda.

—Adiós —dice el chico.

Sigo con mi camino con dirección a la residencia mientras llamo a mi madre pero no contesta las llamadas. ¿Raro? No. Siempre es así hasta que se acuerda que tiene celular.

Bufo y apago el celular para luego entrar a la residencia donde saludo a Chris para luego subir a mi habitación y jugar al Candy Crush recostada en mi cama.

Junto a ti [Jack Ross]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora