"Decía: «Abba, Padre, todo es posible para ti. No me hagas beber este trago amargo, pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú»"
Marcos 14:36
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—Realmente pensé que dejaríamos de tener este tipo de reuniones ahora que Job ya está grande...
—¿Puedes no quejarte por cinco segundos? —masculló Hammón, masajeándose la sien.
—Ah, perdona, que tú como demonio te subas a los techos de las casas no quiere decir que yo, un arcángel, esté acostumbrado-
—Yo siempre paseo por los techos —repuso Miguel, encogiéndose de hombros.
—Yo también. No importa —Rafael detuvo cualquier intento de Gabriel de interrumpir con esto y un gesto de su mano—, concentrémonos.
Job pasó la mirada de un arcángel a otro y acabó viendo a Hammón.
—¿Hay alguna criatura que tenga un collar con tu energía? —le preguntó—. Era plateado y con un dije redondo muy grande. Parecía celta.
La forma en que intercambiaron miradas y sus expresiones cambiaron, incluso la de Miguel poniéndose más seria, fue una respuesta por sí misma.
—¿Qué se supone que están haciendo sus ángeles guardianes? —Hammón se dirigió a Rafael con un tono duro—. ¿No iba a tener extras?
—Yo no soy el protector aquí —gruñó Rafael, cambiando el tema hacia Miguel—. ¿Por qué no hacen su trabajo?
—Los dos ángeles están cuidándolo, pero no se entrometen en su vida. Es normal que lo dejen tranquilo si creen que está con Raziel —replicó Miguel, cruzándose de brazos.
—¿Acaso unos ángeles guardianes no pueden diferenciar a un arcángel antiguo de un demonio? —Gabriel también se cruzó de brazos.
—Ni siquiera Job pudo ver la diferencia al comienzo, Gabriel.
—¿Esa es tu excusa? ¿Ahora tenemos la misma capacidad de los seres humanos? ¿Y sus grandes poderes qué? ¿Sólo los usan para volar cuando se aburren?
—¿Y por qué Amenadiel tiene un collar tuyo de la época del pueblo celta? —Rafael se fijó en Hammón al preguntar esto, arqueando las cejas—. ¿Algo que comentarnos, Raziel?
—Es verdad —Miguel también le observó—. ¿Qué pasó con lo de no volver a ver a Amenadiel?
—Caí mucho antes de eso, no le vi, y aunque lo hiciera, no tendría por qué informárselo a ninguno de ustedes —Hammón endureció más su expresión.
—¡Pero...!
—¡Ya! —Job alzó la voz para recordarles su existencia y les frunció el ceño—. No estoy entendiendo nada y no me pueden dejar por fuera de esto. ¿Quién es y por qué se quería acercar a mí? Si es un ángel, tiene una pésima actitud.
