Proverbios 4:23

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"Con toda diligencia, guarda tu corazón,

porque de el brotan los manantiales de la vida"

Proverbios 4:23

Proverbios 4:23

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—¿Y...qué haces aquí?

Realmente lo que quería preguntar era "¿por qué tuviste que venir a la única charla en que balbuceé en años?", pero podía reconocer que sonaba a una tontería.

Ya más calmado, en un pequeño local vegano al que iba como una celebración privada después de los eventos más grandes, Job le tendía el menú por si quería pedir algo y sus pensamientos disminuían el ritmo al que se presentaban. En ese estado, se imaginó que incluso en su mejor evento habría balbuceado un poco al notarle entre el público.

Hammón echó una ojeada al menú. Su rostro se mantenía bastante tranquilo. Si sabía que Job le invitó allí para celebrar haberle visto más que el evento en sí mismo no lo demostró.

Job intentaba convencerse de que era una reacción normal y nunca odió tanto ser una persona perceptiva. Cada vez que se decía "no significa nada", su mente traía un recuerdo cualquiera junto a un "¿alguna vez te diste cuenta de que...?".

Bien. No era la misma reacción que tendría con Miguel, Rafael o Gabriel.

—Miguel tiene demasiadas plegarias por pasar mucho tiempo sin hacer nada en el infierno, Gabriel fue llamado por el Padre y Rafael está con sus ángeles-

—Qué raro, Rafael siempre ha pasado a verme incluso si tenía una reunión con su legión de ángeles.

La mirada que Hammón le echó por encima del menú fue bastante burlona y lo dejó aturdido.

—Por "sus ángeles" me refiero a sus parejas, no a la legión que comanda —Y regresó al menú.

—¿Parejas? ¿Como...más de una?

Elle asintió, sin verlo.

—Está saliendo con Sariel y Asmodeo. Al fin.

—No sabía...

—Es reciente, yo tampoco sabía hasta hoy que me soltó que no quería dejarles por el resto del día —puntualizó Hammón, enderezándose cuando se acercó un mesero—, y ya sabes que él es el más discreto de los tres.

Tenía razón. Podía imaginar a Miguel presumiendo que tenía pareja y a Gabriel organizando su agenda con cuidado para poder visitarle a diario. En ambos casos, se hubiesen enterado de inmediato.

No sabía si también se hubiese enterado si Hammón tuviese alguien.

No lo creía.

Después de que ordenaron, Job apoyó los brazos en el borde de la mesa y se inclinó hacia adelante.

Ira (Pecados #4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora