Despedida

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Al día siguiente, la cita se llevó a cabo en casa de Senku, que quería mostrarle sus consolas y videojuegos comprados a lo largo de los años, desde su niñez hasta la adultez.

—De hecho, siempre compró las nuevas consolas, pero los últimos modelos no los he podido jugar mucho por estar demasiado ocupado con el trabajo —le comentó poco después de que ella llegara, después de cinco minutos comiéndose las bocas—. Tendrás que estrenarlos conmigo, leona.

—¡Ja, por mí encantada! Pero primero comamos algo, me prometiste ayudarme con la receta de ramen que pedimos en el puesto de ayer.

—Sí, sí, lo sé. Compré los ingredientes. Empecemos.

Cocinar juntos fue… interesante. Kohaku cortaba los vegetales con facilidad casi aterradora, y parecía despedazar los trozos de carne casi con placer. Senku no sabía si eso era fascinante o espeluznante.

Él se encargaba de guiarla y preparar las mezclas, hizo los fideos y la salsa de soja, también puso a freír la carne, pero entonces Kohaku se acercó a él riendo para limpiarle la harina que le quedó en el rostro, entonces una cosa llevó a la otra y se pusieron a comerse las bocas otra vez. Se distrajeron tanto que la carne acabó quemándose.

Bueno, al menos a Kohaku no le importó comerse la carne quemada mientras Senku ponía a freír un reemplazo. No era raro para él que se le quemaran las cosas al cocinar así que se había preparado comprando de más.

El ramen no fue tan bueno como el que hacían en su puesto favorito, pero estaba bastante cerca, y a los dos se les hizo agua la boca y dejaron los tazones limpios.

—No suelo cocinar tan delicioso cuando cocinó por mi cuenta —murmuró Kohaku, recostada en su silla mientras se acariciaba el estómago—. Apenas puedo hacer un par de platillos decentes.

—Y yo apenas puedo hacer algo lo suficientemente comestible para no morir. —Los dos rieron divertidos—. Je, deberíamos cocinar juntos más seguido. Comeremos mejor.

—¡Ja, ya lo creo! ¡Somos un buen equipo! —Ella sonrió emocionada, pero entonces su sonrisa se apagó un poco y él la miró con curiosidad, preguntándole qué le pasaba—. Nada, es solo que… estaba pensando que tendremos que esperar bastante para poder volver a cocinar juntos, ya que te vas de viaje. —Suspiró, desanimada.

—Bueno, tendremos más tiempo para planear recetas. —Sonrió, suavizando su mirada—. Yo soy mucho de comer ramen, tengo que ampliar mi repertorio.

—Ja, yo como lo que sea. —También sonrió, pero siguió sin recuperar del todo el buen ánimo y Senku lo notó, por lo que la invitó a jugar con sus consolas.

Pasaron el resto de la noche divirtiéndose con los videojuegos, bebiendo vino y unas cuantas latas de cerveza, además de comiendo un montón de comida chatarra, hasta que se hizo media noche y finalmente Senku acompañó a Kohaku en taxi a su casa.

A pesar de la noche tan divertida que pasaron, Kohaku seguía desanimada por saber que solo les quedaba una breve cita antes de que él tuviera que irse, así que se despidió de él solo con un beso en la mejilla.

Senku se quedó un poco decepcionado, llevaban solo unas cuantas citas y ya se había vuelto adicto a besarla…

De pronto, recordó que se había prometido igualar el marcador y corrió a tomar su muñeca antes de que pudiera subir las escaleras que la llevaban a su departamento. Ella volteó a verlo con sorpresa y él aprovechó para besarla, besarla con ganas.

Anillo sin parDonde viven las historias. Descúbrelo ahora