Temperatura

365 56 22
                                    

Senku oficialmente no se reconocía a sí mismo.

El anillo era de verdad intrigante. Toda su vida creyó que eran puras tonterías sin lógicas, pero cuando conoció a la indicada se volvió felizmente un tonto ilógico, totalmente envuelto alrededor de los pequeños pero fuertes dedos de su hermosa prometida.

Hermosa... fuerte, tonificada, suave y absurdamente atractiva prometida. Todavía tenía su fotografía en bikini guardada en la galería de su celular, y no podía negar que a veces incluso soñaba con volver a besarla, abrazarla, tocarla y mucho más.

Mierda, ¿por qué demonios la invitó? ¿Cómo diablos se suponía que iba a mantener sus manos quietas estando a solas con ella?

Sin embargo... ¿ella querría que tuviera las manos quietas?... ¿O ella estaría tan deseosa como él?...

¡AGH! ¡Pensar en eso NO estaba ayudándolo!

Al día siguiente, fue a comprar algunos regalos para Kohaku, preparándose para su llegada el lunes. No tenía muchas ideas de qué podría gustarle y llamó a Lillian luego de media hora vagando por un centro comercial, explicándole la situación rápidamente.

—No tengo idea de qué le gusta.

—Sí, sí tienes.

—Lillian, te acabó de decir que...

—Vamos, Senku, eres inteligente. Ya saliste con ella varias veces, debiste haber aprendido algo sobre sus gustos. Piensa.

—Bueno... le gusta comer. Mucho. —Era toda una leona hambrienta.

—Entonces cómprale bocadillos. Sencillo.

—Supongo... Bien, graci...

—Ah, aunque deberías comprar otra cosa también —lo interrumpió.

—¿Qué?

—Si no quieres darme nietos pronto, compra condones. —Senku se quedó congelado en su sitio—. ¡Bueno, adiós, cariño! ¡Ten unas hermosas vacaciones! —Sin más le colgó.

Ugh, el viejo ya estaba comenzando a contagiarle lo insoportable.

Después de comprar lo necesario, fue a su hotel y pidió en recepción por una habitación extra para Kohaku, encontrándose con la terrible noticia de que estaban totalmente llenos.

—Luego de la conferencia mucha gente se quedó a vacacionar, señor —le explicó la chica en recepción—. No tendremos una habitación hasta dentro de dos semanas por lo menos.

—¿Y podrían al menos traer otra cama a mi habitación? Tendré una invitada. Si no, entonces tendré que buscar otro hotel. —Lo cual sería problemático, porque quería que Kohaku pasará unas vacaciones ideales y seguramente los mejores hoteles estarían llenos a reventar.

—Las políticas del hotel no permiten...

—¡Ah, doctor Ishigami! —El gerente se apareció de pronto, interrumpiendo a la recepcionista—. ¿Tiene algún problema, señor? —Cuando Senku le explicó la situación, él no tardo ni un segundo en acceder a su petición—. Por supuesto que para usted podemos llevar otra cama a su habitación. No hay espacio para dos camas tamaño rey, pero sí para una individual. ¿Le parece bien?

—Claro. —Él dormiría en la individual y dejaría la grande para su prometida.

Con ese asunto zanjado, le escribió a Kohaku para ver cómo iba con su trabajo y si confirmó que todo estuviera en orden con la aerolínea que él contrató para ella.

Sonrió cuando ella le contestó que todo iba perfecto.

El domingo terminó oficialmente de preparar todo para tener una semana libre y el lunes temprano en la mañana recogió a Kohaku en el aeropuerto.

Anillo sin parDonde viven las historias. Descúbrelo ahora